Ciudad Real: El nacimiento de un hospital

José María Barreda . Presidente de Castilla-La Mancha de 2004 a 2011.- Con la obra pública nueva ocurre que nada más estrenarla parece que siempre estuvo ahí, sobre todo con los jóvenes que no conocieron otra realidad. El flamante Hospital General de Ciudad Real (al que se le añadió la U de Universitario cuando el Gobierno que yo presidía determinó que hubiera una Facultad de Medicina en Ciudad Real) cumple ahora diez años.
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Antes, en nuestra ciudad funcionaba el llamado Complejo Hospitalario integrado por los hospitales de Alarcos y El Carmen. Dos instalaciones alejadas entre sí, poco funcionales y con muchas deficiencias cada uno. Tenían además un penoso déficit de capital humano y tecnológico. Faltaban especialistas, faltaba tecnología, faltaban quirófanos, camas y las instalaciones eran muy obsoletas.

Se planteó entonces un debate sobre qué hacer. Había diversas alternativas posibles: ampliar Alarcos o ampliar El Carmen, que eran una mala solución porque ninguna de las dos instalaciones tenía posibilidades de expansión y crecimiento en la medida que se necesitaba y además su rehabilitación era muy costosa; resignarnos y seguir arrastrando los problemas del Complejo; o apostar por hacer un gran edificio de nueva planta que pudiera construirse sin hipotecas preexistentes y sin limitación de suelo disponible.

Como nunca me he resignado a la claudicación y al conformismo del ir tirando, desde la responsabilidad que entonces tenía asumí esta última opción y luché por ella con la dificultad que implicaba que por entonces las transferencias del Insalud a la Comunidad Autónoma aún no se habían producido. Hubo que vencer mucha resistencia y el proceso fue largo: diez años de gestiones y construcción desde 1995 hasta 2005.

En esa primera fecha me entrevisté con la entonces ministra de Sanidad, Ángeles Amador, con un estudio sobre las deficientes condiciones de la atención hospitalaria de Ciudad Real que rayaban el tercermundismo. La ministra, tal vez creyendo que me quitaba de en medio poniendo una condición que no podría cumplir, me dijo que si antes de un mes le ofrecíamos suelo suficiente y ya disponible (muchos miles de metros cuadrados) podría incluirlo en los Presupuesto Generales de Estado y hacer el encargo del proyecto, pero que sin suelo no lo haría. Por fortuna, yo ya había tenido reuniones con Alejandro Moyano -excelente arquitecto y urbanista gran conocedor de la ciudad- y había señalado en el plano el lugar adecuado para su ubicación: una parcela enorme, más que suficiente para los edificios, para los aparcamientos e incluso para una futura facultad de medicina; un terreno de gran accesibilidad, sin problemas de tráfico, cerca de una estación de transformación eléctrica, etc.

Como el terreno era de varios propietarios y los trámites eran urgentes, encargué a Lorenzo Selas, que había sido un excelente alcalde durante muchos años y como el buen pastor conocía a todo el vecindario, que localizara a los propietarios, les explicara la situación y les convenciera para que vendieran rápidamente. Lorenzo hizo muy bien su trabajo y debo decir que los propietarios tuvieron una actitud cívica digna de elogio. Por su parte, el alcalde de entonces, Nicolás Clavero –hoy flamante primer teniente de alcalde- resolvió con la eficacia que le caracteriza todos los trámites necesarios.

Finalmente, para que todo fuera más rápido y puesto que el Insalud pretextaba no tener dinero para la compra de suelo, el Gobierno de Castilla-La Mancha (mediante una gestión ágil de la consejera Paloma Fernández Cano) compró el suelo y lo puso inmediatamente a disposición del Insalud.

Me entrevisté de nuevo con la ministra antes de la aprobación de los Presupuestos, ya con todos los requisitos cumplidos, y ella mantuvo su palabra. Debo confesar que yo tenía prisa porque todo hacía pensar que en España el cambio de gobierno era inminente y así sucedió al año siguiente con la victoria del PP. No obstante, debo reconocer que con el proyecto ya en marcha, el nuevo ministro Romay lo continuó.

En el transcurso de las obras, y antes de que terminaran, se produjo la transferencia de las competencias del Insalud a la Junta y eso nos permitió mejorar y ampliar el proyecto. Felizmente, una década después de iniciados los trámites, inauguré como Presidente de Castilla-La Mancha el nuevo hospital que por fin era una espléndida realidad. Para dicho acto invité a los ministros que habían participado en el proceso, la socialista Ángeles Amador y el ‘popular’ Romay Becaría, a quienes, en un gesto de elemental cortesía, agradecí el papel que habían jugado. Me acompañaron aquel día, además de las autoridades locales, el consejero de Sanidad, Roberto Sabrido, y el gerente, hoy magnífico consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández.

Precisamente Jesús Fernández cumplió un papel decisivo en el diseño funcional del Hospital porque junto a los jefes de servicio y el conjunto del personal diseñaron un plan de necesidades que tuvieron muy en cuenta los excelentes arquitectos Ángel Fernández Alba y Soledad del Pino. Jesús siempre tuvo el apoyo de Roberto Sabrido y de Fernando Lamata, los dos extraordinarios consejeros con quienes tuve el honor de compartir Gobierno, los dos me hablaron siempre maravillas de la capacidad de gestión de Jesús, que estaba completamente identificado con el HGUCR, a quien consideraba, con mucha razón, parte de su obra.

En aquellos años hicimos un esfuerzo inversor sin precedentes para acabar con el déficit más injusto que sufría nuestra tierra: la discriminación a la hora de ser atendidos con prontitud y eficacia cuando caemos enfermos.

En Castilla-La Mancha duplicamos el presupuesto, dedicando un gasto sanitario per cápita superior a la media nacional. En 2002 se dedicaban 3,8 millones de euros diarios a la sanidad, una cantidad que en 2010 subió a 7,5 millones de euros. El 35% de todos los espacios sanitarios disponibles hoy se hicieron durante esos años. Además, se incorporaron 263 equipos de alta tecnología y 55 nuevos servicios hospitalarios y se produjo un aumento espectacular de la plantilla, en concreto un 65% de aumento con un total de 10.000 profesionales nuevos. Y estos son datos objetivos que pueden verificarse.

Con ocasión de la inauguración del Hospital, las empresas constructoras y el estudio de arquitectura editaron un bonito libro de planos y fotos con textos de prestigiosos catedráticos y arquitectos. Per Olaf Fjeld, José León Paniagua y Juhani Pallasmaa, éste último catedrático finlandés declaró previamente en una entrevista: “hace poco me impresionó un hospital en Ciudad Real. Era enorme, pero tenía una escala humana, te hacía sentirte bien”. Y, en efecto, conseguir esa sensación en un edificio de las dimensiones del HGUCR, es un éxito. El profesor Paniagua escribió en el libro citado: “el hospital tal vez sea ese lugar del hombre en el que se concentran más las más diversas emociones humanas: la ansiedad ante el diagnóstico, la angustia ante un tratamiento, la tensión de los profesionales, la alegría de la vida que se inicia (he tenido esa experiencia en nuestro hospital con mis nietos), y la tristeza y el dolor de aquella que termina (también en nuestro hospital he tenido esa experiencia con amigos). Emociones que afectan a los enfermos y son compartidas por familiares y profesionales, que no sólo tratan con cuerpos, sino que se relacionan con personas”.

Hoy, diez años después de la inauguración (conservo con afecto la foto que nos hicimos con todos los profesionales en la fachada donde están las enormes piedras volcánicas), el Hospital de Ciudad Real permite atender a los ciudadanos con mejores instalaciones, con más camas, con más y mejores quirófanos, con más especialidades y con una tecnología y servicios informáticos de los que carecíamos. Nuestro Hospital tienen además el estímulo de la docencia que permite la implantación de la Facultad de Medicina en nuestro campus universitario por cuya consecución el Colegio de Médicos de Ciudad Real tuvo la deferencia de nombrarme Colegiado de Honor.

En todo caso, sin ninguna duda, lo más importante del Hospital no es el edificio, ni sus instalaciones y medios; lo decisivo es su capital humano, sus profesionales, médicos, enfermeros, auxiliares… hombres y mujeres porque, por fortuna, la feminización del personal sanitario es grande. Todos ellos son quienes con su profesionalidad y cualificación han llenado de alto contenido a un magnífico contenedor.

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11 COMENTARIOS

  1. Me parece increíble, que alguien pueda dar credibilidad a este hombre, con el enorme daño que ha causado a la región (la desaparición de la CCM no ha sido el menor daño).

    Ese hospital estuvo desde el principio sobre-dimensionado, es tan enorme, que es muy caro de mantener. Cómo puede ser que teniendo tanto espacio haya déficit de camas.

    Usted solo entiende que gastar es sostener el servicio público. Usted no ha gastado, usted ha tirado cientos de millones de dinero público en un Hospital que como obra faraónica, tiene un enorme problema de sostenibilidad futura.

    Ahora, escribe en este medio, y pretende hacernos recordar que usted merece tener un buen lugar en nuestra memoria, usted es historiador, y es sensible a ello.

    Pues bien, usted es un destacado responsable de la decadencia en la que vive esta capital.

    No envidio el lugar que le tiene reservada la Historia local ni regional. Bajo su gobierno se han cometido muchas felonías.

  2. BARREDA:
    -AEROPUERTO DE CIUDAD REAL EN LA RUINA.
    -ADMINISTRACIÓN DE CASTILLA LA MANCHA SIN PAGAR A PROVEEDORES.
    -JOSÉ BONO COBRANDO UN PASTIZAL POR LOS PRIVILEGIOS DE SER EX-PRESIENDENTE DE LA UNTA DE CLM, CUANDO NINGÚN EX-PRESIDNETE LOS COBRA.
    -LA JUNTA DE CASTILLA LA MANCHA QUEBRADA CUANDO ÉL LA DEJÓ.
    -PUEDO SEGUIR HASTA EL AMANECER.

    NO COMPRENDO COMO PUEDE TENER LA POCA VERGUENZA DE SALIR EN UN MEDIO DE COMUNICACIÓN ESTE SEÑOR.

  3. SE ME OLVIDABA LA GESTIÓN CORRUPTA DE MOLTÓ, BARREDA Y ARAUJO EN CCM.

    BARREDA, MOLTÓ, ARAUJO: CCM EN LA QUIEBRA Y LOS SOCIALISTAS FORRADOS DE DINERO

  4. Sólo ha faltado como cierre proponer se le pusiera su nombre al complejo. En Alemania o Austria esto sólo se entendería si las infraestructuras existentes estuvieran afectadas de aluminosis y su derrumbe fuera inminente… Es un despropósito, pero ahí queda para ser costeado por los contribuyentes y mayor gloria de sus impulsores.
    Cualquier mejor opción fue despreciada por la satisfacción inmediata que supone la inauguración de una sobredimensionada obra.
    Ahora toca hacer un nuevo hospital en Puertollano. Se costeará con deuda que confiamos sea cubierta por alemanes y austriacos que algún día dirán «hasta aquí hemos llegado». Alli se remodelan hospitales construidos tras la segunda guerra mundial. Aquí estrenamos, con un par…

  5. Pero Barreda hijo mío!!! la idea sería tuya (que lo dudo), pero la pasta la puso el Gobierno de AZNAR (Sí, ese tan malo), porque te recuerdo que la Sanidad no estaba transferida. Bueno, si lo sabes, pero tergiversas la historia como un mal historiador que es lo que eres. Barreda «ese hombre»

  6. El señor Barreda es viejo y por eso no recuerda (o tal vez no conoce, que sería peor) el epigrama de Juan de Iriarte (tío de Tomás):

    El señor don Juan de Robres,
    con caridad sin igual,
    mandó hacer este hospital…
    Y también hizo los pobres.

    Con el agujero que hizo a los pobres de la Caja de Ahorros de CLM podría haberse hecho un hospital el doble de grande.

    Se ve que los políticos presentan siempre la misma cara, como la Luna. Por eso cuando leo a Barreda soy incapaz de diferenciarlo de Miguel Ángel Rodríguez; y mira que me he cansado de estudiar estilística.

    • Por demás, resulta decadente que un carca antepasado suyo, Diego Medrano y Treviño, creara las Cajas de Ahorros, y un descendiente suyo, José María Barreda, las destruya. Viscontiniano. ¿Para cuando una novela picaresca manchega? Hay material y hasta inmaterial de sobre y de sobra.

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