Santos G. Monroy.- Quizá haya en Puertollano quien aún recuerde aquel elegante camión. Se exhibía imponente con su corte americano de los años 50, ululando en busca de las llamas o reposando majestuosamente en las instalaciones de la Calvo Sotelo escoltado por bomberos de marciales cascos. Es el querido Mofletes, un Pegaso considerado por los especialistas como joya única del coleccionismo. Ahora, tras décadas de abandono, ha sido adquirido y recuperado por una familia alicantina. El gran Mofletes vuelve a rugir, y regresa a una radiante juventud convertido en estrella mundial.
¿Cuánto tiempo permaneció abandonado en las antiguas instalaciones de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, frente al Terri? Se ignora. De hecho, el Mofletes de Puertollano fue durante años un mito para los coleccionistas españoles. Algunos sabían de la existencia de este Pegaso en los decadentes almacenes de la Peñarroya. Otros lo daban por perdido y destinado a la chatarra, y narraban espantados el sacrilegio mientras recordaban que ha habido ciudades que han reivindicado la conservación de estos gigantes como patrimonio industrial e icono de su historia.
¿Todos daban por perdido al imponente camión? No todos. Algunos llegaron incluso a visitar sus restos. En Puertollano no han faltado nostálgicos que se han aventurado entre las ruinas de la empresa para fotografiar al príncipe dormido y abandonado. Ahora, para sorpresa general, el viejo Mofletes ha hecho su aparición estelar en Santa Marta de Torres (Salamanca), durante la muestra organizada por camionesclasicos.com, el evento más importante y con más solera de España dedicado a estos antiguos colosos.
Según relata la web especializada Escudería.com, a la cita, celebrada entre los días 24 y 26 de septiembre, acudieron coleccionistas procedentes de todo el país. Pero de los 75 camiones inscritos la estrella indiscutible fue el Mofletes puertollanero. Según relata la web, el vehículo, adquirido y restaurado por la familia Savall de Alicante, fue carrozado como «ejemplar único» por la empresa Defensa Contra Incendios (DCI) y destinado a la planta petroquímica de Calvo Sotelo, «donde ha permanecido escondido hasta no hace muchos años».
La web refiere asimismo que el camión «apenas salió del citado recinto, y su mecánica debe de haber recorrido solo unos pocos miles de kilómetros desde que se estrenó». «Podemos dar fe de ello», prosigue, «pues el motor diésel de 140 caballos funcionaba a las mil maravillas y emite un sonido suave diferente al que acostumbran otras unidades de este modelo con muchísimos kilómetros a sus espaldas».
Tras la cuantiosa inversión realizada por sus restauradores el valor del vehículo es incalculable, pero tampoco tiene precio contemplar al bello convoy. El Mofletes vuelve a la carretera para asombro de propios y extraños. El contacto arranca a la primera, y bajo su capó ruge aún el corazón del Puertollano de mediados de siglo, como el eco industrial de aquella efervescente y añorada ciudad.
Otra pena que el Ayuntamiento no recuperara esa joya del patrimonio industrial de la ciudad, y me consta que hubo algún intento por recuperarlo…
Asin que semos
Pero estoy totalmente seguro tras ver tus comentarios en todos los asuntos relacionados con el ayuntamiento que si esa restauración la hubiera hecho el ayuntamiento, pondrías el grito en el cielo por el gasto innecesario.
No puedes quejarte por todo, sea bueno o malo.
Nunca se ha valorado lo que hemos tenido.
No lo cambiaras por unas amotos GUZZI?