Hubo un tiempo, en que con Stendhal, se mantenía la visión de la novela como un espejo que se pasaba y se paseaba a lo largo del camino.
Para dar a entender con ello, la veracidad de la novela.
Veracidad que no verdad. Y que es cosa bien distinta.
Porque a veces lo verdadero no resulta verosímil.
Y lo verosímil acaba siendo falso.
Si toda Literatura comienza a ser reconocida, por Giorgio Manganelli, como una mentira, ¿qué podremos decir de otros campos mentirosos?
Esa acepción de la Literatura como impostación y rectificación de la realidad, comienza a visualizarse sobre todo en Cervantes.
Capaz de hacer enloquecer a un reputado lector y llevarle a la sinrazón.
Y uno enloquece al descubrir ‘La verdad de las mentiras’, según mantiene Vargas Llosa.
Otra forma de locura será consecuentemente la producida al descubrir ‘La mentira de las verdades’.
Y este otro relato, inversamente literario, se aviene bien al sostenido ya como ‘Discurso o relato electoral’.
Un ‘Discurso o relato electoral’, de difícil ubicación entre los géneros narrativos. ¿Crónica?, ¿Ficción?, ¿Autoayuda?, ¿Literatura psicoanalítica?, ¿Divulgación?
De aquí que haya quien afirme y sostenga que «los programas electorales están hechos para no cumplirse«.
Como algunos libros estas escritos para no ser leídos.
Por ello el ‘Discurso o relato electoral’ como una historia para no ser cumplida. Pura ficción.
Y no es que estén equivocados esos relato programático y pintureros, sino que se formulan para perpetuar el relato fundacional del cuento.
Aquel que comienza con el tiempo estático de ‘Había una vez’ y terminan con el triunfo espacial y utópico de ‘Y fueron felices’.
Y ese es el mérito, hacer creer al respetable, la autenticidad de nuestro discurso.
Y ese mérito de fingir y representar, no deja de ser un arte peculiar y muy particular.
Arte que se debate entre lo demoscópico y lo asambleario.
Y ese Discurso puede entenderse como un arte inverso también, no sólo directo.
Si Picasso sostenía que «El arte es una mentira que nos dice la verdad«; ese relato electoral no deja de ser por ello, «Una verdad que nos dice las mentiras«.
Las mentiras que vienen a continuación.
José Rivero
Divagario