Jesús Millán Muñoz.- 0. ¿Podemos conocer a Dios? ¿Conocer algo de Dios? ¿Existe una relación o puede existir entre el Ser Supremo, exista o no exista y nosotros seres humanos racionales…? ¿Aunque Dios no existiese, fuese igual como el arte o las artes una invención o imaginación o proyección humana, sería una de las más importantes y esenciales que el hombre ha hecho, sería posiblemente la más esencial, la invención más importante…?
1. ¿El ser humano con su razón, voluntad, afectividad, libertad podría conocer algo de Dios, o conocer si puede existir o no su existencia, o alguna características de su existencia…?
¿Aunque Dios sea Lo Otro y por ser Lo Otro es infinitamente diferente a nosotros…? ¿Pero si nosotros tenemos algo de Dios, creado por Dios, el Misterio, lo Sagrado, creados con razón y voluntad, y además con alma inmortal, no podríamos conocer algo de Dios, al menos su existencia…?
2. Existen varias modalidades del conocimiento de Dios:
1º Conocerlo como Él es, es decir, para eso tendrías que ser igual a Dios, es decir, una de las Tres Personas de la Trinidad. El ser humano no puede alcanzar este nivel o creemos que no lo puede alcanzar nunca. O al menos nunca en esta tierra.
2º El conocimiento de Dios cuándo el alma-espíritu humano inmortal, hecho a semejanza de Dios y por Dios esté en el estado de eternidad o bienaventuranza, entonces conocerá a Dios tal como es. Pero suponemos que no será como en el primer caso, pero desde luego, lo conoceremos o conoceríamos si no total y absolutamente, casi total o absolutamente, en distintos grados, según la perfección de cada alma-espíritu. Pero en cualquier caso y en todos los casos y en cada uno, “no podemos ni imaginar lo que veremos y lo que sentiremos y lo que conoceremos de Dios y de todo”.
3º El conocimiento de Dios ascético-místico en esta vida, que sería un conocimiento y una unión del alma con Dios, no solo a nivel natural, sino sobrenatural, impelido por la gracia y los dones de Dios. Este sería el nivel alcanzado por los grandes místicos cristianos. Y desde luego en este nivel hay diferencias de unión mística.
4º El conocimiento de Dios que Él mismo se ha revelado en el cristianismo de forma más perfecta, y de alguna manera, en algo se ha revelado en otras tradiciones religiosas. Este sería un conocimiento de Dios, que Dios se ha revelado a sí mismo, lo que ha querido revelarse, por ejemplo, la santísima Trinidad. Pero el ser humano con sus luces, intenta entender y comprender.
5º El conocimiento de Dios con la razón humana, con las fuerzas de la naturaleza humana y basándose en la creación de la naturaleza. Con la razón y con la naturaleza y con la razón en la naturaleza, el ser humano puede deducir e inducir la existencia de Dios, es decir, que es o existe, y algunas propiedades o características de Dios, como la infinitud, la omnipotencia, etc. Este conocimiento estaría abierto a todo ser humano, de cualquier tiempo y época. Aunque haya habido diferencias en los humanos en sus diversas culturas, épocas y tiempos. Aquí sería el concepto de Dios supremo o el de Dios creador o de Dios omnipotente o de Dios infinito…
6º Algunos indican, en la filosofía oriental que con ejercicios de meditación oriental ortodoxa, una ética correcta y ascesis se llega al conocimiento de Dios. Quizás posiblemente se llegue al conocimiento de algunas características de Dios, con las fuerzas o la voluntad humana…
3. Ante la pregunta si se puede conocer a Dios, hay tres tipos de respuestas clásicas:
a) No existe el objeto, es decir, no existe Dios, por tanto no se puede conocer. Serían todos los tipos de ateísmos, en esta postura estaría Laplace, la filosofía analítica que indica que el lenguaje científico no puede conocer a Dios, etc., y, todos los ateísmos.
b) El sujeto no puede conocer a Dios, con su inteligencia o su voluntad o su ciencia o su saber o su cultura. No es que no exista o que exista, sino que el ser humano no puede conocerlo porque el sujeto, el sujeto que tiene que conocer no puede conocerlo… Aquí estarían casi gran parte del empirismo, los neopositivismos. Ayer, Wittgenstein.
c) Por la imposibilidad de la relación entre el sujeto y el objeto, es decir, la imposibilidad de la relación noética, o la relación de conocimiento o entitativa o de entidad o de ser. O todas las modalidades en este sentido. Algunos la consideran una variedad de la segunda. Kant sería el autor más representativo.
4. Concluyendo, si miramos la Historia y la historia, la historia en varios miles de años, no en un siglo, ni en cinco debemos concluir dos consecuencias, primero, incluso admitiendo que no existe o no exista Dios y que es una invención e imaginación y proyección humana, que por otro lado habría que demostrar que Dios no existe, Dios sería la mayor invención humana, incluso más que cualquier teoría científica, porque el concepto de Dios ha permitido que las civilizaciones, tal y como las conocemos existan y se desarrollen, y multitud de aspectos de la realidad teórica y práctica, es decir, gran parte del Estado, de la ética, de la antropología, etc. El ser humano no ha podido construir todo lo que ha construido si no hubiese sido por el concepto de Dios. Incluso los que se oponen a Dios, en muchos sentidos tienen una concepción de Dios, pero en negativo. Todos los sistemas de libertades y de liberación humana, en mayor o menor medida están basados en concepciones de Dios, o en aspectos de metafísicas y tradiciones religiosas con Dios, tanto en Oriente como en Occidente. Es decir, en concepciones metafísicas que tienen su origen en Dios, aunque no se crea en ese Dios, como libertad, liberación, justicia, solidaridad, dignidad humana y otros cientos de grandes parámetros de casi todas las sociedades y culturas e ideologías, incluidas las ateas. Muchas veces las ideologías ateas son las mismas metafísicas religiosas pero sin Dios.
Segundo, si Dios es una invención humana, y todo lo que ha derivado de Dios es una proyección e invención humana, este concepto o realidad sería algo similar como es el arte o las artes. Por lo tanto, el arte y las artes las cuidamos y las tratamos bien, por consecuencia, habría que hacer al menos lo mismo con Dios y todo lo que representa a Dios, las religiones, lo sagrado, sus templos. Porque como es una invención humana, pues ya se iría olvidando por parte de los hombres, si es que se tiene que olvidar o quieren olvidar a Dios y las metafísicas sobre Dios. No hay que perseguir este fenómeno, igual que no se persigue el arte o las artes. Igual que en arte o artes existen muchas artes, muchos estilos, muchas tendencias pues en cuanto a Dios habría también muchas ideologías religiosas, muchas tradiciones religiosas, etc. Cierto es que éstas se deberían someter al análisis, en paz y en tolerancia, a la utilización y contrastación con los conocimientos científicos, con racionalidad y con suficiente moralidad…, porque ni siquiera los hombres religiosos admiten todas las prácticas y teorías de otras tradiciones religiosas…
Si en todo hay que tener racionalidad y mesura y prudencia en estas cuestiones de Dios, quizás no seamos conscientes que nos guste o disguste, hasta ahora, son el fundamento de las civilizaciones y sociedades. Incluso hoy, incluso en Occidente, ¿por qué son los derechos humanos de 1948? ¿No son acaso la mayoría de esos derechos materializaciones de las filosofías y metafísicas aristotélicas-tomistas-agustinianas o dicho de otro modo concreciones de las éticas y metafísicas y antropologías judeocristianas…?
Enhorabuena por tu artículo. Es una auténtica revolución que pueda escribirse sobre Dios en este diario, porque Dios es el eterno presente en nuestro inconsciente.
Comparto tu análisis. Por supuesto que el origen de la creatividad humana tiene raíces metafísicas, y teístas más concretemente en Occidente. La dignidad del ser humano es un valor absoluto, porque Dios, que es absoluto, convirtió la naturaleza humana, al encarnarse en un ser limitado y relativo como el ser humano, Jesús de Nazaret, convierte en absoluto al ser humano. Y ésto solo ocurre en el cristianismo. Por eso, tuvo que ser en Occidente, no gracias a la Revolución Francesa, sino a la única verdadera revolución, la del conocimiento, la del Renacimiento, donde se gestara la cultura de los derechos humanos.
Muchos verán, que fue tras superar al Cristianismo, cuando surgió la cultura de reconocimiento de los derechos humanos, pero olvidan los precedentes indispensables (las leyes de indias de la Escuela de Salamanca e incluso las constituciones de Ávila del siglo XVI) y la emancipación de la conciencia frente a la autoridad de la Iglesia que se dio con Erasmo primero (desde la crítica) y luego desde Lutero (desde la ruptura), pero desde el cristianismo.
La secularización es un fenómeno del capitalismo y la revolución burguesa, que se sirvió de las premisas morales del cristianismo (el valor absoluto de la vida humana pues el Hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios), para crear un nuevo código ético que serviría de contrapeso a los dos poderes limitadores de la libertad, la Corona y la Iglesia. Libertad que concibieron como fin a la subordinación (surge la libertad de empresa y de prensa) no como requisito indispensable para alcanzar la virtud, que ellos tradujeron en progreso, sin ser lo mismo.
Lo que es abominable de esta cultura actual es la negación a la parte espiritual del ser humano.
Dios no puede ser razonado sin antes ser experimentado. Y para éso hay que reconocer que tenemos espíritu y alma.
La relación con Dios es de sujeto a sujeto, y es experimentable. Yo sentí a Dios antes de poder razonar sobre él. Fue gracias a un curso de oración de Santa Teresa de Ávila y después gracias a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Hasta entonces Dios formaba parte de las ideas, y como idea se puede negar, pero cuando pasa a ser una realidad… Cómo puedo negar lo que he podido repetidamente a experimentar.
En esto hay que ser preciso, Dios se manifiesta a través de las emociones, y nos vincula afectivamente no racionalmente. Sólo el discernimiento posterior pone las emociones en su sitio. Pues hay que separar lo que es de Él de lo que es fruto de la imaginación de uno. Es de Él, aquello que se traduce en plenitud, no es de Él lo que traduce desolación y confusión.
Por ello concluyo, y complemento tu magnífico artículo, que a Dios sólo se le puede conocer a través de su experiencia.
Y cómo no, este artículo debía de escribirse en un medio que radica en la tierra de San Juan de Ávila, en la llanura infinita manchega, donde Tierra y Cielo se besan en el horizonte. Una tierra para contemplativos y metafísicos.