Partido del Trabajo Democrático.- El 22 de octubre las Marchas de la Dignidad nos convocan a todas y todos a retomar las calles para enfrentar las políticas oligárquicas que siguen aumentando la miseria del pueblo y destruyendo las condiciones de vida y trabajo de la mayoría trabajadora.
El gobierno -representante de los grandes empresarios y banqueros- toma oxígeno con la endeble recuperación económica y las encuestas electorales indican que los partidos oligárquicos (PP, PSOE y -su nueva apuesta- Ciudadanos) recuperan terreno, después de que el bipartidismo haya perdido millones de votos en las pasadas elecciones de Mayo.
La maquinaria mediática de la oligarquía, sin embargo, oculta que tal fenómeno no se da por una actuación acertada del gobierno ni las instituciones al servicio de los grandes capitalistas, sino a costa de cargar el peso de la crisis sobre los hombros de la clase obrera principalmente acrecentando sobremanera las desigualdades sociales. Privatizan los beneficios y socializan la pobreza. Sortean temporalmente esta crisis arrebatando la mayoría de lo que las y los trabajadores conquistamos el siglo pasado y destruyen, además, los medios para precaver las crisis que están por llegar.
Mientras la conciencia y la organización de la clase obrera no sean mayores, apoyemos todo movimiento social y partido político que se esfuerce realmente por aminorar las consecuencias que para la mayoría trabajadora tiene la supervivencia de este sistema capitalista caduco y senil, teniendo presente que si bien una gestión más amable del capital puede llegar a aliviar algunos de nuestros sufrimientos actuales, en ningún caso podrá resolver grandes problemas que nos asedian. Ya resulta insuficiente pelear contra los efectos: debemos hacerlo contra las causas pues hemos comprobado con Grecia como la oligarquía, lejos de ceder, aprovecha las debilidades del pueblo para humillarlo.
La correlación de fuerzas hace que no debamos rechazar ninguna herramienta de lucha si, en verdad, queremos contener al gran capital y sus representantes políticos. Sin embargo, hemos de recordar que sólo el movimiento obrero, desde los centros de trabajo, los sindicatos y los barrios puede constituir una fuerza capaz de doblegarlo, a condición de no implorar la misericordia de los capitalistas, sino de luchar por su derrocamiento, por la democracia para la mayoría y el socialismo.
El Partido del Trabajo Democrático llama a los obreros y obreras conscientes a organizarnos en círculos de estudio y propaganda que esclarezcan públicamente el origen de los males que nos hacen padecer los grandes propietarios. Estos círculos tendrán que vincularse entre sí para organizar el control obrero sobre la economía que permita reorientarla a la satisfacción de las necesidades generales.
LA CLASE OBRERA ES EL CORAZÓN DEL PUEBLO
ORGANICÉMONOS PARA DERROTAR A LA OLIGARQUÍA
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