Fermín Gassol Peco.- “En vista de lo visto me desvisto, me desnudo a mí misma y me mantengo, me encanta este tener lo que no tengo”. Gloria Fuertes. Lo que esta poetisa de lo afable trata en estos versos es un bonito canto a esa verdad que todos llevamos dentro, a ese sinceramiento personal que tanto facilita la convivencia. Sin embargo el desnudo al que me voy a referir en estas líneas tiene un sentido mucho menos poético.
Desnudarse está de moda, en realidad siempre ha estado de moda sobre todo para ganar dinero. Ahora que por fin todos tenemos algo de ropa que ponernos para protegernos de las inclemencias atmosféricas, recurrimos con frecuencia a nuestro cuerpo, sacamos lo más primitivo de nuestra naturaleza y nos despelotamos sin problemas y a la menor ocasión también para reivindicar aquello contra los que no estamos de acuerdo, aunque ese algo tenga poco o nada de cuerdo.
Debe ser la condición ancestral del hombre añorar por un lado volver a su pasado primitivo y por otro ir invariablemente en contra de lo que ya tiene. La ley del péndulo existencial una vez más. Resulta muy curioso que en este mundo de avances admirables exista todavía la propensión a mostrarnos como la naturaleza nos echó a este cotidiano “teatro de variedades”, la mayoría de las veces poco afortunadas estéticamente hablando.
La verdad es que desnudarse resulta algo sumamente fácil y mucho más barato que vestirse. Puede ser que corresponda y sea una prueba más de esa tendencia hacia lo fácil de la que una parte de la sociedad parece estar enamorada. Nos desnudamos para protestar, para sacar fondos con carácter más o menos benéfico, para ganar fácilmente unas monedas, para intentar hacernos famosos, para lograr favores, para mostrar quizá a lo único que le damos importancia. Cada uno intenta mostrar lo más valioso de sí mismo y ya sabemos que en muchas ocasiones además del cuerpo poco más podemos enseñar y lo que es peor, no nos importa no enseñar.
La moda de enseñar la teta como reclamo político la puso en práctica una señora italiana que atendía al apelativo de Cicciolina candidata que por cierto logró un escaño manteniendo ese discurso tan breve. Otras han seguido el mismo o parecido método en otros países con diferente fortuna hasta que recientemente una candidata al congreso en un país sudamericano ha recurrido a la ingeniosa y excitante ocurrencia de otorgar entrevistas apareciendo como su madre la echó al mundo pero más entrada en carnes.
La razón moral que aduce la candidata en cuestión para decantarse por semejante marketing es la de que posa de esa guisa para demostrar toda la verdad que encierra dentro, denunciando así la corrupción galopante que asola a ese país. Una manera muy fácil, sumamente expresiva y medianamente agradable a la vista, de significar que su gestión será tan transparente como el aire que cubre su cuerpo.
Sin embargo dicen sus contrincantes que la congresista del pueblo, que así se dice llamar, ha optado por desnudarse ante la escasez monetaria de la que adolece su partido político para afrontar la campaña.
Puesta a identificarse y a manejar ese concepto tan universal de pueblo podía haber aprovechado el lance del destape para solidarizarse también con los que en ese país no tienen casi nada y que desgraciadamente son muchos. Pero ya sabemos lo fácil que siempre ha sido entretener al pueblo a base de mantenerlo también culturalmente tan desnudo como vino al mundo. Ya saben lo de, te quiero perrito, pero pan…poquito, muy poquito.
Pues qué quiere que le diga, Gassol: que el desnudo es bello, que no hay nada más bello en la naturaleza que un desnudo de mujer y del hombre que tenga un cuerpo medianamente cuidado, no necesariamente joven, no necesariamente musculado. A mi los desnudos me parecen hermosos en todas sus versiones: en el cine, en fotografía, en escultura. Si yo fuera artista, me pasaría la vida reproduciendo los cuerpos humanos, qué leches. No hay nada que me haga más feliz que contemplar un cuerpo desnudo. Dios , si fue Dios el que creó el hombre es lo mejor que hizo.
Estoy de acuerdo con tu perspectiva, un saludo.