Los nuevos cimarrones desembarcan en la metrópoli

Luis Mario Sobrino Simal.- La profesora de Antropología Social Luisa Abad González ha establecido un paralelismo histórico entre la inmigración procedente de los países africanos de la actualidad y los cimarrones, aquellos esclavos que huían de las colonias de España y Portugal. «400 años después -asegura- estamos asistiendo a proceso que ya se dio, con su diferencias». Lo analiza desde la perspectiva de cómo los ciudadanos de Europa, baluarte de los derechos humanos, están reaccionando ante este fenómeno que califica de nuevo cimarronaje.cimarrones

«Son muchos siglos de colonialismo, de neocolonialismo y de recolonización que han generado un entramado de violencia estructural que impide a las personas en las mínimas condiciones de dignidad», ha explicado Luisa Abad durante su ponencia de esta tarde en la Biblioteca Pública del Estado, enmarcada en el II Ciclo de Conferencias Antropológicas ACMA (Asociación Castellano-Manchega de Antropología). «Si nuestros jóvenes se ven abocados a salir en busca de un presente y un futuro, no digamos los que ocurre en países donde el expolio al que han sido sometidos a todos los niveles, sumado a las guerras, está haciendo que las personas huyan hacia aquellos estados que, precisamente, les han robado su futuro durante mucho tiempo. Es lo que hay».

En cuanto a la reciente celebración del Día de la Hispanidad, Abad ha comentado que desde el punto de vista de la antropología se hace una crítica reflexiva del asunto. «Si bien es cierto que hay muchos países que ya no la celebran con ese nombre, el Día de la Hispanidad es también el día de la diversidad cultural o de la resistencia indígena, para conceder el protagonismo que siempre se ha robado a estas poblaciones». Entendiendo esto, subraya, no como una confrontación, sino como una manera nueva de mirar los hechos históricos. Además, advierte de que «hay muchos intereses» en mantener esa confrontación y recalca que es necesario empezar a tener una visión diferente. «O convivimos, o convivimos, es que no hay otra. Y si no lo entendemos así nos va a ir muy mal».

Por último, ha destacado el gran trabajo periodístico de profesionales que están poniendo nombre y apellidos a estos inmigrantes, «que no son un ente abstracto, sino seres humanos».

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