Luis Mario Sobrino Simal.- Charlamos con Vicente Rivas, hijo del fundador de los almacenes Jarlins, uno de los establecimientos más antiguos de Ciudad Real, que aún desarrolla su actividad como comercio mayorista y minorista, prestando un gran servicio y empleando a una docena de trabajadores.
Al acceder a las dependencias de esta vetusta tienda, un viejo teléfono mural anticipa que nos adentramos en el pasado. Atravesamos una estancia tras otra, repletas de cajas con todo tipo de género. Escaleras y puertas de madera, suelos con distintos tipos y dibujos de baldosas, vidrieras, ventanas y contraventanas, forjados, carretillas, mostradores y viejas columnas, elementos que han sobrevivido al paso del tiempo y que antes de a una tienda, formaban parte de una antigua vivienda con bodegas, caballerizas, etc.
¿De dónde proviene el nombre de Jarlins?
No está claro, fue una vez una pronunciación en inglés de una palabra que dijo un viajante, nos hizo gracia y eso fue todo. No está muy claro el origen…
¿Cómo empezó Jarlins?
Mi padre venía de trabajar con Manuel González de los Almacenes Magón cuando empezaron en Miguelturra. Comenzó 9 años y alrededor del año 50, creo recordar, Jarlins empezó aquí con otro socio, Antonio González. Abrió en la otra acera, justo en el edificio de ladrillo rojo que tristemente desapareció en la esquina con Juan Caba. A los pocos años se quedaron con el local que fue en su día la antigua Cooperativa Ferroviaria. Entonces mi padre y Cesáreo González, el padre de Mª Elena González Cárdenas, empezaron la historia. Cesáreo se quedó con la parte interior del local.
Sobre el año 54 se vinieron a nuestra ubicación actual. Yo empecé a trabajar con 16 años y ahora tengo 56 y aún sigo.
¿Dónde vendéis y qué productos?
En Ciudad Real y en Toledo. Somos como una “despensa”. Si por ejemplo una tienda nos pide un producto esta tarde, mañana ya lo tienen. Tenemos unos 90.000 códigos y vendemos de casi todo: mercería, paquetería, lencería, consejería, hilos, confección… Contamos con 3 viajantes que recorren las dos provincias por zonas.
¿Alguna prenda antigua que se siga vendiendo?
Aún tenemos capotes que cubren el cuerpo entero, blanquetas para la cama que antiguamente se utilizaban para prevenir el “pipí” en los pequeños… También seguimos vendiendo, aunque menos que antes, botonería, corchetes, etc. La gente nos pregunta a veces que si continuamos vendiendo calzoncillos largos de felpa con sus camisetas… ¡y los tenemos!
Abastecemos pueblos muy pequeños que consumen, por ejemplo, boinas, y cosas de “abuelos”. Por ejemplo pantalones de pana, pero no modernos, sino el clásico y convencional del hombre de campo. Ese espacio de moda tradicional lo cubrimos nosotros.
¿Cuántos trabajadores emplea Jarlins?
Son 12 trabajadores todos de por aquí, es decir locales. Por lo tanto esta empresa mantiene y da de comer a 12 familias. Las franquicias es otro tipo de comercio, como la venta en grandes superficies o por internet. En estos casos las condiciones laborales y sueldos ya sabemos todos cómo son. Una de las ventajas del comercio tradicional es que los beneficios se invierten aquí, en cambio con las franquicias o grandes superficies el beneficio se va afuera.
¿Crisis?
Llevo 40 años aquí y siempre he tenido crisis. Cambian los modos y maneras. Hace unas décadas hubo mucha demanda y por lo tanto mucha oferta. Hubo un consumo desenfrenado. Se compraban cosas que no se necesitaban. Hoy está más estabilizado. Antes era comprar por comprar. Hoy más a lo necesario para el día a día.
¿Alguna anécdota que recordar? He visto una puerta metálica por ahí que… cuéntanos…
Sí, era del penal de Córdoba. Hay multitud de anécdotas y pequeñas historias. La interrelación que llegamos a tener con nuestros clientes es muy estrecha. La gente en un mundo dominado por las nuevas tecnologías necesita hablar y nos cuentan sus historias. Te pongo un ejemplo en cuanto a cercanía. En una superficie coges algo, lo miras y si luego no lo quieres, lo dejas en cualquier sitio… Aquí al entrar te pregunta un dependiente qué quieres, hay cercanía, y si algo no te gusta no te lo llevas y seguimos tan amigos. Nosotros estamos aquí para dar un servicio. Si lo que yo te ofrezco no te vale, no pasa nada, estoy encantado de que hayas venido a mi casa y tienes las puertas abiertas. No tenemos nada que ver con el mundo de las franquicias o de superficies.
Qué encanto tienen estas tiendas, cómo hemos cambiado … a peor.