La estrategia de la indefinición, ni sí, ni no, y la debilidad de Podemos en Cataluña

Javier Fisac Seco.- En política no existen recetas aplicables a la realidad social y política. Tampoco existe la omnividencia divina capaz de tener la solución para cada situación. Sobre todo cuando se vive fuera y se siente fuera del espacio geopolítico en el que tratan de aplicarse recetas previas a los análisis.
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Tal vez, por inconsciencia, por arrogancia o por autosuficiencia estemos creando un Gran Hermano con el intelectual orgánico de la dirección de Podemos que habla, demasiadas veces, ex cátedra. Cuando antes de hablar se deberían hacer análisis críticos de la situación sociopolítica. La arrogancia y autosuficiencia empañan la capacidad de analizar y, si es necesario, rectificar después de haber hecho la necesaria autocrítica.

Sobre Cataluña no se pueden elaborar estrategias desde la Meseta. Hay sentir Cataluña, en Cataluña y desde Cataluña. Y hay que tomar partido. El escenario de las elecciones catalanes de ayer, domingo 27 de septiembre, no era el de las reivindicaciones sociales. Desde luego que no, porque lo que estaba en juego, como prioridad, para obreros, clases medias, alta burguesía, para todos los ciudadanos catalanes, era el eje de ser o no ser una nación independiente.

Este era el único debate y plantear temas de otro tipo es como ir a vendimiar a un melonar. Este sentido de la realidad política, que nada tiene que ver con la Academia, le falta al intelectual orgánico de Podemos. Por qué estábamos, y seguimos estando, ante el único debate sobre: independencia, si, independencia, no. Por tres razones, la primera porque todos los nacionalistas se unieron por la independencia. Sólo la CUP plantea la cuestión social pero asociada indivisiblemente a la independencia.

La segunda razón nos la proporciona Ciutadans. Apostó claramente por el no y superó a todos los que estaban entre el sí pero no. Y la tercera razón es que la alternativa plural CSQEP ha sido desbordad por su izquierda por la CUP y por su derecha por Ciutadans. Estábamos ante una situación política claramente plebiscitaria en la que sólo cabía estar a favor del sí o del no. Los que se quedaron entre ambas posiciones, perdieron.

Lo llamativo es que, ahora, Iglesias toma posición por el no. Acertado o no es una posición que se debería haber tomado en su momento. Sin embargo, esta decisión significa que Podemos se posiciona contra la independencia de Cataluña y se orienta hacia el mismo espacio político de Ciutadans en Cataluña. Un espacio que ya está ocupado. Y no gana nada en Cataluña porque, si por algo se caracterizan estas elecciones es porque todos los ciudadanos catalanes ya han tomado posición. Incluidos los independentistas, todos han llegado a su máximo de fuerzas. La movilización ciudadana ha sido ejemplar y contundente.

Iglesias, no sé si es una posición del intelectual orgánico de Podemos o personal, propone como alternativa a la situación de equilibrio estratégico de las fuerzas políticas catalanas una alianza entre independentistas y anti-independentistas de izquierdas, ERC, CUP, CSQEP. Y lo dice al mismo tiempo que afirma que Podemos votará contra la independencia.

Iglesias sigue sin entender nada de la realidad política de Cataluña. ¿Qué parte no ha entendido de que para los independentistas su objetivo estratégico es la independencia? Lo único que podría hacer en esa coalición es potenciar el proceso, pero cómo va a potenciarlo, si al mismo tiempo proclama que está en contra de la independencia. Aunque ha añadido que favorecerá la solución del referéndum a la escocesa
En clave nacional esa alianza sería muy interesante, pero sólo en clave nacional española, porque favorecería un apoyo parlamentario de todas las fuerzas de progreso contra el P.P. y contra el PSOE, que, aliado al P.P., no dejaría de desgastarse. Si Podemos mantiene su oferta de buscar una solución negociada con los independentistas podría crear, con apoyo de éstos, un bloque que desgastaría la alianza P.P./PSOE y favorecería la solución final a la cuestión nacional catalana.

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3 COMENTARIOS

  1. Estoy de acuerdo en algo de lo apuntado. Pero no creo que sea la indefinición en Cataluña lo que está desinflando a Podemos, antes, en Andalucía, ya se produjo un resultado muy por debajo de lo esperado, tan por debajo que no lograron superar ni igualar los resultados de IU en dos o tres elecciones a la Junta de Andalucia. Y Podemos seguirá cayendo mientras sigamos teniendo como lider a P. Iglesias. Y es muy decepcionante que Podemos solo haya sido capaz de quitar votos a IU. Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas, para robar votos a IU con la indefinición del arriba abajo, que esa sí que es una indefinición de órdago, yo vuelvo al principio: a votar a IU.

    • Delirante, gracias por su reflexión crítica. Podemos tiene un problema grave de definición ideológica. Te adjunto, si cabe y si no lo puedes buscar en la Red o aquí mismo, un artículo que publiqué titulado: Errejón y la neolengua: clves ideológicas y políticas de Podemos. Errejón y la neolengua: claves ideológicas y políticas de Podemos
      Hace días, 17 de junio, Iñigo Errejón publicó, en “Público”, el artículo: “El 13 de junio como tercer hito del proceso de cambio. De las posiciones ganadas a la ofensiva”. Este artículo es tan importante, como para Champollion fue la “piedra Rosetta”, un documento gracias al cual se puede intentar descifrar el contenido ideológico que, debajo de cada palabra, se encuentra encriptado.

      Que nadie, pues, interprete, sobre todo aduladores y arribistas, que criticar es necesariamente acertar, sino reflexionar y nunca un debate a muerte entre gladiadores del circo romano, sino un contraste de opiniones, entre amigos e incluso aliados, con la única intención de avanzar hacia el descubrimiento del conocimiento.
      Prevenido de esta manera entro a analizar el documento. Errejón ha creado una neolengua, gracias a la cual, uno no sabe en qué mundo vive. Ni quién es, ni a qué clase social pertenece. Ni de qué vive o cómo vive. Se daba por supuesto que podían ser marxistas sus fuentes, pero nunca citan autores marxistas, excepto a Gramsci, de cuyo ideario olvidan que su objetivo era la conquista del Poder y la organización del proletariado en consejos de fábrica.
      Aún más llamativo es que no utiliza el lenguaje del pensamiento político, que encontramos desde la Biblia, pasando por Platón, hasta en cualquier libro de historia del pensamiento político contemporáneo como pueden ser la “Historia de la teoría política” de Sabine” o “La crisis de la conciencia europea” de Paul Hazard. Y no puedo pensar que no los conoce, sino que otras serán las razones por las que no cita el lenguaje universal de la teoría política.
      Porque sus palabras carecen de contenido social, político, psicológico, económico y religioso. No están contextualizadas en un escenario social de “lucha de clases”. O lo que es lo mismo, los análisis de Iglesias, Errejón o cualquier persona de la dirección no se construye a partir de un escenario de lucha de clases.
      De su neolengua han desaparecido las expresiones con las que nos entendíamos, los antiguos. Palabras como Poder, dominación, clases sociales, lucha de clases, trabajadora, proletaria, proletarios, siervos, capitalismo, esclavitud, miseria, ricos, pobres, explotadores, esclavistas, clericales y anticlericales, feministas, homosexuales, represión sexual, dominación económica, sadismo y sadomasoquismo, subconsciente, consciente e inconsciente, poder indirecto del papa, tesis y antítesis, hipótesis y tesis, doble pacto, derecho de resistencia, razón de Estado, Declaración de Derechos, soberanía nacional, soberanía popular, sufragio universal, existencialismo, nazismo, fascismo, imperialismo, socialismo, capitalismo, instrumentos de dominación, aparatos del Estado, dios…
      Sin este lenguaje, ¿cómo vamos a poder leer todo lo que se ha escrito hasta el siglo XXI? ¿Nos está proponiendo un mundo como el narrado en la película “Metrópolis” por Fritz Lang?, en el que unos vivían arriba, en la superficie, felices, y otros abajo, en el subsuelo, esclavos, sin esperanza de liberación para no poder molestar, ni con el pensamiento, a los de arriba. Será Errejón una especie de salvador pacifista como María de “Metrópolis” o el Jesús del cristianismo?
      Si vinieras del pasado o volvieras del futuro o aterrizaras en la Tierra después de un largo viaje entre galaxias, no podrías saber si estamos en un mundo de esclavos, de siervos o de proletarios. De qué modo de producción está hablando. Qué forma de gobierno o dominación tenemos. Si vivimos bajo una dictadura, una teocracia, una monarquía absoluta o una satrapía. No sé si soy esclavo o amo, burgués o proletario, siervo o señor. Este mundo maniqueo lo ha sustituido por un mundo panteísta y populista en el que no existen clases sociales y, en consecuencia, no puede existir lucha de clases.
      En lugar de este lenguaje, Errejón, sustituye la expresión “proletariado” por “gente trabajadora”, “los de abajo”, “los sin título”, “plebeyos”, “sectores empobrecidos” o “subalternos”, y las palabras “explotador, capitalista, burguesía, autoritario, totalitario, dictador, dominante…” por las expresiones: “los de arriba”, “las élites”, “oligarquías”. Si ha eliminado la existencia de clases antagónicas, en buena lógica, sustituye la expresión “lucha de clases” por “tensiones en el bloque histórico”, una expresión gramsciana, aunque Gramsci hablaba de clases sociales, lucha de clases y consejos obreros; “la pasión política como motor del cambio” sustituye la palabra “revolución”. ¿De qué cambio nos habla cuando en su lenguaje ni existen clases antagónicas ni ideología que lo respalde?
      La expresión clases medias ha sido sustituida por “sectores medios”. Quiénes integran estos sectores medios. Qué relaciones existen entre sus integrantes y los de abajo. Qué intereses políticos, económicos e ideológicos tienen en común. Sustituye la expresión “bloque dominante” por la de los “actores tradicionales”, que debe referirse a la burguesía, la socialdemocracia y el comunismo. Los actores tradicionales ¿no representan intereses de clases antagónicos y no ha degenerado, socialistas y comunistas, en partidos institucionales integrados en el sistema capitalista con una forma de dominación democrática de coexistencia de clases? Qué intereses defienden socialistas y comunistas para que deban ser sustituidos. Por quién?
      Califica de “minorías ruidosas” a las fuerzas sociales impulsoras de los movimientos sociales emergentes como motoras del cambio. ¿Quiénes son esas minorías ruidosas? Lo que llama “sectores empobrecidos por la gestión regresiva y oligárquica de la crisis” y “gentes” que recobran la ilusión por lo común, que celebran juntas y se proponen metas compartidas. ¿Quiénes son esos sectores empobrecidos y esas gentes. ¿Son clases sociales, se movilizan por ideas, lo hacen porque el capitalismo y sus políticas neoliberales, expresión que nunca utiliza, los están condenando a la miseria?
      Y la expresión “Estado de bienestar”, que prefiero llamar “Estado popular de bienestar”, por qué no la utiliza. La oligarquía, que debe ser los capitalistas, la oligarquía financiera, especulativa, empresarial, el FMI, la “troika” ¿acaso carecen de política económica, la neoliberal? Porque en su lugar utiliza la expresión “gestión regresiva y oligárquica” de la crisis.
      Otra palabra clave es “transversal”, que debe contener las expresiones: sectores medios, unidad popular, minorías ruidosas, sectores empobrecidos, gente trabajadora, sectores subalternos. ¿Qué contenido social, político e ideológico contienen todas estas expresiones? ¿Son asalariados, son feministas, son homosexuales, son estudiantes, son desahuciados, son parados, son funcionarios, son ateos, son anticlericales, son médicos, son enseñantes, son enfermeras, son comerciantes, son intelectuales…? ¿Qué son?
      La palabra “transversal”, una vez eliminadas otras expresiones clásicas de gran contenido revolucionario, como lucha de clases, proletariado y burguesía, revela, al menos, el interés y la posición ideológica de Podemos por ocupar el espacio de las clases medias y situar en el consenso entre clases medias y “los de abajo”, en su terminología, el punto de convergencia de intereses económicos, políticos e ideológicos, su objetivo electoral y su base social.
      Con su concepto de “transversalidad” de “unidad popular” evitan referirse a modelos del pasado como “Frente Popular”, por una razón fundamental, porque a diferencia de los frentes populares organizados por varias fuerzas políticas de centro izquierda en torno a un programa común, Podemos rechaza esa alianza de fuerzas políticas, no un programa común de fuerzas transversales, porque propone la “convergencia por la base” de clases medias y asalariadas, no organizadas o como representantes de otras fuerzas políticas.
      De ahí su rechazo a las propuestas orgánicas de Izquierda Unida o de Anguita. Proyectos y organizaciones que Podemos considera que ya han agotado su razón histórica y política de ser. Sus bases y electores sí pueden y deben participar por la base en el proyecto y programa de Podemos.
      La transversalidad es una palabra clave asociada a otra, el término “hegemonía” política, ideológica y moral, que Iglesias toma de Gramsci pero que es muy anterior en la teoría del pensamiento político marxista. La batalla por la hegemonía política, la ideológica está por ver, es la que está dando, actualmente, Iglesias. Y lo hace proponiendo una unidad popular, no condicionada por siglas, en la que pretende conseguir una posición hegemónica.
      Pero, al mismo tiempo, está construyendo la organización política que conocemos como Podemos. La construye organizando una estructura de partido integrada por los concejales, alcaldes y diputados que, sin pertenecer necesariamente, en origen, a la marca Podemos, sí pertenecen a todo tipo de agrupaciones municipales y autonómicas asociadas a Podemos. De esta manera el movimiento comunal asambleario permanece en la base intacto y sus representantes o mandatarios, en expresión roussoniana, pasan a formar parte del partido Podemos. Ya que la construcción de éste es un objetivo que Iglesias tiene claro.
      Mientras existan luchas de clases, la lucha de clases que se desarrolla en la sociedad se refleja en las vanguardias políticas de izquierdas bajo la forma de una lucha de clases ideológica y política, tradicionalmente organizadas en partidos políticos de clase obrera o proletaria, necesariamente de origen marxista o anarquista. Sólo el proletariado es una clase social alternativa al Capitalismo porque es la única clase social que, creada en el proceso de desarrollo del Capitalismo, generada por él mismo, es su negación.
      El origen y la fuerza de Podemos, que no representa a ninguna clase social determinada porque no nace identificado con los intereses del proletariado, no se encuentra en un proyecto ideológico y común compartido sino en la convergencia “transversal” de todo tipo de reivindicaciones populares sin referentes ideológicos identitarios, que orienten la movilización hacia objetivos políticos definidos.
      ¿Qué conciencia de clase tiene Podemos? La transversalidad se construye con ciudadanos con diferentes conciencias de clase y sin ninguna porque muchos tienen sentimientos y valores opuestos. Pueden ser católicos, monárquicos, musulmanes, republicanos, ateos, anticlericales… ¿Pueden compartir una misma ideología? Un mismo sistema de valores. ¿Qué valores? ¿Es posible participar en un mismo proyecto político sin unidad ideológica?
      Podemos es un movimiento comunal asambleario. No está implantado en las fábricas, en los institutos, universidades, en la administración, en las pequeñas y medianas empresas, en el comercio…en los ambientes de trabajo de todos los asalariados, profesionales y clases medias. Esto significa que al depender de la ley del movimiento que los ha impulsado, si éste se paraliza, desmoviliza o diluye, por cualquier razón, la cabeza se debilita. Probablemente Podemos acabe siendo un partido electoral, favorecido porque la crisis es estructural a las políticas neoliberales, decididas a imponer la miseria a la tercera parte de la población. El modelo es norteamericano.
      No es de extrañar que Podemos no tenga un proyecto nacional, que tal vez hayan elaborado o estén en ello. Yo, al menos, no les he oído hablar en estos términos. Mostrando sus contenidos. Es que no nació como proyecto nacional, sino como consecuencia de la explosión electoral del movimiento. Impulso que les ha elevado hasta la posición actual. En cuya dinámica van improvisando las respuestas políticas y organizativas.
      Al no identificarse ni con la monarquía ni con la república, cuyos valores identitarios son antagónicos, sólo queda una tercera fuerza: el populismo. Contando con esta ausencia de ideología y con la base social representada en las movilizaciones comunales, Podemos sólo puede llegar a ser una tercera fuerza, posición compartida con Ciudadanos, ya que nunca será capaz, él, si Ciudadanos, de reducir el 20 % de la base electoral del PP y otro tanto por parte del PSOE. Logrando lo más importante: la quiebra del bipartidismo. Que ha sido la forma de dominación del Capitalismo desde la “Transición”. Por estas características, la situación sociológica y política española no es equiparable con Grecia.
      La quiebra del bipartidismo es lo que menos se podía pensar que pudiera ocurrir. Y va a revolucionar los equilibrios del Poder. Y esta victoria es suficiente para mantener su existencia en un escenario político en el que ninguna fuerza política pueda tener mayoría absoluta. Su apoyo al independentismo, sí podría contribuir a liberar España de un problema histórico y político que la derecha clerical ha sido incapaz de resolver.
      Y a reducir la fuerza tradicional de esta derecha tan reaccionaria y tan clerical, que es impotente para modernizarse aceptando, de una vez, los Derechos Humanos. Garantizándolos sobre la imposición de los Deberes o Doctrina cristiana, a la que la derecha española sigue tan aferrada como los carlistas.
      Pero, ¡Ojo! Porque esta derecha sabe que nunca podrá volver a ganar por mayoría absoluta, a lo que contribuirá Ciudadanos, y está preparando un golpe de Estado legal mediante una reforma de la ley electoral en beneficio de la “lista más votada” pero sin mayoría absoluta. Este mensaje subliminal, de que ellos son la lista más votada y por eso han ganado las elecciones, no dejan de repetirlo constantemente.
      Javier Fisac Seco

      • Al final, después de ilusionarnos a muchos, Podemos se va a quedar en un experimento de 4 profesores de la Complutense que no saben quitarse la concha intelectual-lingüística y bajar al terreno ciudadano.

        El efecto PODEMOS se lo ha quedado CLARAMENTE Ciudadanos en Cataluña, porque su líder ha sabido hablar a los ciudadanos y no meterse en jardines que no llevan a ninguna parte.

        Las formas de Rivera le hacen muchísimo más atractivo que al agrio de Pablo Iglesias y, lamentablemente, esconden el fondo liberal de su partido.

        Pero esto es lo que hay.

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