Calatrava (1ª parte)

Pedro Miguel Ortega Martínez  (Revista Digital de Castilla y León).- Por razones de vecindad entre dos capitales, Ciudad Real y Jaén, tenía noticia de haber existido en la primera una fábrica de cervezas dependiente de otra que hubo en la capital andaluza. Tan próximas se comprende el interés por parte de la jiennense S.A. El Alcázar, con tal de extender su mercado hacia el antiguo priorato dominado por la Orden de Calatrava.

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No hay mucha información por los archivos y hemerotecas de la red, respecto a Cerveza Calatrava con sede en Ciudad Real. Ha sido desde la publicación digital MiCiudadReal, por donde me llegó la recomendación de entrar en contacto mediante Facebook con un grupo de interesados en temas sociales e históricos, de la citada capital. Y desde aquí mi gratitud para todos cuantos me correspondieron, aportando fechas, datos, e incluso algunas fotos que ya son historia; ha resultado un lujo encontrarlos, y para ellos dedico estas líneas que he podido hilvanar gracias a su buen recuerdo conservado de Calatrava como empresa cervecera.

Fue en los primeros años 60 del siglo pasado, cuando el Consejo de Administración de S.A. El Alcázar aprobó la instalación y apertura de otra fábrica de cervezas en Ciudad Real. De esta forma es como se deciden a comprar un solar en la carretera que va de dicha capital a Toledo, a tan solo dos kilómetros, por la izquierda, pasado el carreterín de La Atalaya. Se funda por tanto en 1961 la sociedad Cervecera Manchega, S.A. (CEMANSA) con un capital de 10.000.000 pesetas, e igual equipo de consejeros que la empresa jiennense y se pone en marcha dos años después.

Según un anuncio del periódico Lanza, de fecha 26 de junio de 1963, el domicilio que figura de la nueva empresa se encontraba en la calle Alfonso X el Sabio, número 2, piso primero, donde admitían solicitudes de personal; edad mínima 23 años y libre del Servicio Militar; precisaban inspectores de ventas, conductores y personal para fábrica, teniendo éstos que saber leer y escribir, más las cuatro reglas, preferiblemente con profesión en oficios. Estas solicitudes debían ser escritas de puño y letra del interesado, entregándolas personalmente en las oficinas del citado domicilio.

Con buen ojo comercial, se optó por elegir un símbolo muy relacionado con los campos manchegos; igual hicieron otras empresas españolas de cervezas, asociando sus marcas a monumentos internacionales o locales: cerveza Mezquita, de Córdoba; cerveza Alhambra, de Granada, o cerveza La Cruz del Campo, S.A. de Sevilla. Además se tuvo en cuenta que numerosos pueblos de la provincia de Ciudad Real llevan también Calatrava en su toponimia, e incluso alguno igualmente en la cercana provincia de Jaén. La Orden de Calatrava fue muy importante en la reconquista de Andalucía, y en su zona norte de implantó con mucha fuerza una vez superada la batalla de las Navas de Tolosa. En definitiva se asumió como marca la Cruz flordelisada de Calatrava, que para los cristianos tiene un doble sentido: la cruz representa a Cristo, y los extremos acabados en flor de lis representan a María Santísima.calatrava-02

En esos años del resurgir económico español, las empresas cerveceras empezaron a utilizar botellas en vidrio de color topacio; se evitaba así los perjuicios del sol sobre la cerveza, y los nuevos modelos llevaron sus textos legales de forma pirograbada (grabado de pintura –blanca- cuando las botellas salen del horno al rojo vivo) Los modelos tenían la capacidad habitual en el mercado: quinto de 20 cl., tercio de 33 cl., y con el tiempo llegaría el litro con 100 cl. Las primeras cajas, según he podido encontrar en casas de subasta para coleccionistas, eran de madera; y se distribuían los quintos por 30 unidades, los tercios mediante 24 botellas, y los litros en cajas de 12 botellas; en una de ellas he visto un sello de fábrica: INMADE envases Madrid-La Roda, marzo de 1972. Poco después, CEMANSA se vería forzada a cambiar todas sus cajas por los modelos de plástico; resistentes y de más fácil limpieza.

Pasados cuatro años -encuentro amplia noticia en el periódico Lanza- de fecha 11 de junio de 1968, relatando en dicho medio algunos resultados obtenidos por la cerveza Calatrava. Con la moderna factoría de la Cervecera Manchega, S.A, se había iniciado la tan anhelada transformación de la capital de provincia, de su ambiente agropecuario y de funcionarismo, que ojalá revitalizarían a Ciudad Real, aumentando los puestos de trabajo y por ende su número de habitantes.

Habían influido dos factores, la abundancia de primeras materias de la región manchega y la estratégica situación en el centro de una amplia zona de consumo. La inauguración oficial de la fábrica de cervezas tuvo lugar el 14 de mayo de 1964, víspera de la fiesta de San Isidro, Patrón del campo español, pues por las características de la nueva industria se suponía que iba a repercutir, en gran parte, en beneficio de los agricultores de la provincia.

Ese día de la inauguración, con presencia de autoridades civiles, religiosas,  empleados y familiares, se notaba la satisfacción de todos los presentes porque se había alcanzado el propósito de crear una industria de porte moderno, que redundaría en beneficios innegables para la provincia y más concretamente para la capital. Era evidente que un gran número de trabajadores habían sido los primeros y más directos beneficiarios de esta industrialización, al encontrar una ocupación permanente, así como la repercusión lógica en el comercio y talleres de Ciudad Real.

En los cuatro años que menciona el periódico Lanza antes citado, la cerveza Calatrava había paseado el nombre de la Mancha y de esta provincia por gran parte de la geografía española. Los vinos daban justo nombre a las bebidas de la tierra; entonces estaba sucediendo lo propio con la cerveza dorada y fresca, tan apetecible por el buen consumidor, figurando estaba mereciendo la aceptación en grandes zonas de regiones próximas y logrando un mercado que realmente no se esperaba adquiriese tanta importancia, pues se sabía difícil la introducción de una nueva marca –sea la que fuere- donde había de competir con otras de indudable renombre. Pero también era evidente –decía el redactor del periódico Lanza- que la calidad terminaría por imponerse; añadiendo: la calidad y un poco también, qué caramba, el regionalismo.calatrava-03

Todo lo anteriormente citado del periódico Lanza, se intuye como una propaganda de cerveza para los lectores de dicha publicación. Se trataba de mantener, fuera como fuera, el aliciente de que aquella industria tenía razón de ser en Ciudad Real. Lógicamente se imponían innovaciones en el diseño de productos, cuando las demás cerveceras españolas empezaron a cambiar las botellas serigrafiadas, por otras anónimas donde se anunciaba el contenido mediante la correspondiente etiqueta. Esto supuso para Calatrava deshacerse de miles de botellas con destino a la fundición del vidrio, y la compra de nuevas. Lo mismo debió ocurrir respecto a desechar cajas de madera, por otras más novedosas y atractivas en plástico. Es decir, sin tener en cuenta renovación de maquinaria, ampliación de instalaciones, etc., se requería una inversión multimillonaria cuando llegaron los años 70.

Después de sucesivos años de pérdidas, los accionistas optaron por fusionar Calatrava con S.A. El Alcázar, con tal de compensar los beneficios que daba la factoría jiennense con las pérdidas originadas en la cervecera manchega. Se beneficiaron así de unas ventajas fiscales que amparaba la Orden Ministerial de 5 de abril de 1965, además sin menoscabar el fomento de ahorros por costes derivados al unificar funciones, racionalizar procesos, programando de forma conjunta y unitaria las acciones comerciales. Es pues en la fecha del 31 de diciembre de 1970 cuando se produjo la fusión por absorción de Cervecera Manchega, S.A., por parte de S.A. El Alcázar; dicho acto no produjo ninguna alteración en el capital social de la absorbente, pues con mucha anterioridad ya poseía la totalidad del capital social de la empresa absorbida.

[Segunda parte]

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9 COMENTARIOS

  1. Las lágrimas como melones «me se» caen leyendo el artículo. Cuántos viejunos nos habremos desvirgado «alcohólicamente» hablando con esta cerveza….ainsss qué ricos los botellines «helaícos» en la Plaza Mayor…en El Pilar, en la de Cervantes…cuando la gente (qué burrada) iba por esas tres plazas en coche a «echarse» los botellines y siempre había sitio para aparcar de sobra…

    Me ha encantado leer esto. Y me vuelve a dar una pena tremenda la desaparición de esta Cervecera, al igual que la Azucarera. Qué poquito le han gustado de nunca las chimeneas a la derecha capitalina…

    • Agradecido por leer mi trabajo. Normalmente las buenas marcas, según el recuerdo que dejaron en su localidad de origen no se suelen perder. En cuestión de cervezas, son otras empresas cerveceras quienes se hacen con esas marcas que, en virtud del mercado actual, pasan a ser consideradas marcas blancas. Y venden, precisamente, por el recuerdo que dejaron en la localidad donde se levantó su fábrica original. Las marcas blancas no son de menor calidad, aunque su precio sea más económico, pues su venta viene bien para cualquier empresa cervecera que se estime competente. Hace cincuenta años el maestro cervecero era un dios, gracias a sus fórmulas; hoy son los mandarines financieros quienes marcan el rumbo de cualquier entidad mercantil, y por encima de todo prima la productividad y la competitividad. El consumidor debería proceder igual, entre sus posibilidades, elegir y disfrutar de una cerveza por muy modesta que sea. ¡Salud!

  2. La cerveza Calatrava es normal y corriente, ni mejor ni peor que otras… pero no es manchega en absoluto. Y no creo que hable catalán en la intimidad, ya que pertenece al grupo catalán Damn y se fabrica y embotella en Murcia, cosa que por otra parte se trata de ocultar por motivos comerciales por parte de la empresa propietaria.

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