‘Dedicado al Protocolo de Restauración Municipal, aprobado en septiembre 2015. Con más vuelo que intenciones’.
Frente al tornasol agridulce del pasado, los rapsodas y estetas del progreso urbanizador oponían la música productiva de la transformación inquieta del espacio, y la conquista urgente de una imagen de progreso material, a tono con la capitalidad de la ciudad. Hasta 1958, pese a todo, Julián Alonso había creído y crecido en la buena fe de los turiferarios del progreso y de los beatos del Régimen; y había compartido con ellos, tal vez, algunas intenciones atrabiliarias, bandas de distinción, pregones sonoros y estrategias desviadas.
El debate que se origina con la demolición de la casa de la Torrecilla a lo largo de los años 1958 y 1959, le permite entender – muerto Bernabéu en marzo de 1958- que se encuentra sólo. Sólo ante el Poder, sólo ante el Peligro, sólo ante la Comisión de Monumentos[1] y sólo ante el destino pavoroso de destrucción incontrolada e incontestada de la vieja y sentida ciudad.
Por eso resulta patético el lamento de su trabajo ‘Viajero que a Ciudad Real llegas’[2]. El enunciado final de ese artículo: “Te diré, como final, viajero amigo, que equivocada, pobre o rica, guapa o fea, trabajadora, dolorosa quiero a mi ciudad y que nadie la toque…”, compone ya, más que un lema de acción, un epitafio del miedo al cambio. O una defensa en el lecho postergado de la enfermedad.
El otro epitafio es el que él mismo propone en su texto del 18 de enero de 1962 en contestación al trabajo de Pérez Valera[3]. “Un paso más y quedó demostrado a las venideras generaciones el respeto que han merecido a nuestra época las piedras que encierran páginas de la Historia de Ciudad Real. Total cambiar ‘su demostraremos’, por mí ‘quedó demostrado’, y nada más, y, ¡cuánto más, sin embargo¡”.
El testigo mudo y abatido que es ya Alonso, solicita “si no fuera crueldad manifiesta, [un] sitio en la casa de la Cultura para montarse una exposición con algunas fotos de ayer retrospectivas; de mi ciudad y de las que soy autor. Al pie de cada una pondría una leyenda pertinente y, al lado, la vista actual[4]. De todos modos no estaría completa la colección, pues muchas cosas escaparon al objetivo de mi cámara”. Si la perspectiva desde 1962 es tan elocuente como fija Alonso, ¿qué habría que entender tras el cambio vertiginoso que tanto se ensalza ya desde 1959? Es la operación piqueta[5], también la honda transformación en veinte años[6] o, cómo no, el crecimiento vertical[7].
Frente a las celebraciones gloriosas que se producirían años después[8] , Alonso se conforma con erigir “sobre esa montonera, un obelisco pétreo, con, en una cara y como memoria perpetua, la relación esculpida de todo lo enterrado, y en otra, la lista de las realizaciones que merezcan la pena y que sería bien concisa, para que así el respeto que le han merecido a nuestra, época las piedras que encierran las páginas de la Historia de Ciudad Real le aprecien generaciones venideras que, no hay duda, airadas habrán de pedir cuentas a la nuestra, porque el patrimonio que recibimos y teníamos obligación de conservarlo y legarlo, no lo hemos mantenido siquiera. Lo hemos aniquilado, porque ¿qué queda ya?”
[1] J. Alonso. La Comisión Provincial de Monumentos, Lanza, 17 diciembre 1959.
[2] Ídem. Viajero que a Ciudad Real llegas, Boletín de ferias, 1958.
[3] I. Pérez Valera, El Torreón del Alcázar, Lanza, 3 enero 1961.
[4] Para demostrar con ese gesto, a generaciones futuras afanadas en mostrar el hueco doliente de ingentes demoliciones, que no hay nada nuevo bajo el sol. Y que todo tiene explicaciones no tan remotas.
[5] Operación piqueta, Lanza, 6 julio 1957.
[6] Honda transformación de Ciudad Real en los últimos veinte años, Lanza, 1 abril 1959.
[7] E. Arjona. Crecer por lo alto, Lanza, 12 marzo 1962.
[8] C. López Pastor. Asombrosa transformación de Ciudad Real en el aspecto urbano. Boletín de Información Municipal, nº 14, 1964
- Ramírez Morales, Ciudad Real en los XXV años de paz. Boletín de Información Municipal, nº 14, 1964
- Ballester, Cambios en Ciudad Real. Boletín de Información Municipal, nº 14, 1964
Periferia sentimental
José Rivero