Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Alumbre inaugura esta tarde noche su exposición número 24: ‘Gould stroll’, de Jesús Gabaldón es una colección de miradas personales hacia el interior de Manhattan. Una muestra de fotografía callejera cargada de guiños en la que también queda retratada la impronta de su autor. Retratos y paisajes urbanos, estampas genuinamente neoyorquinas que invitan a imaginar y a perderse en cada instantánea.
Jesús Gabaldón asegura que ‘Gould stroll’ es un trabajo «nada pretencioso»; un paseo por Nueva York, inspirado en la obra El secreto de Joe Gould, del periodista Joseph Mitchell, quien, en la década de los cincuenta, publicaba una sección en la que buscaba a personas peculiares de Manhattan y cada semana escribía un perfil sobre ellas. «Me gustó muchísimo el libro -explica-y como Nueva York está tan fotografiado, además tan excelentemente por muchos fotógrafos clásico, me dije que este obra podía ser una buena excusa para pasear por la ciudad y encontrarme con personajes e historias interesantes».
Eso fue lo que hizo. Jesús Gabaldón callejeó durante 10 días, y de su deambular por la Gran Manzana surgió ‘Gould stroll’, una mirada personal de ciudad en la que predomina la fotografía callejera. «Retratos, fotografía de calle, escenas más de fotografía contemporánea, algo así como naturalezas muertas, y paisajes urbanos un poco más artísticos, jugando con las luces -enumera el autor-. He intentado salirme de la típica imagen del Nueva York turístico y buscar una mirada más personal, descubriendo Manhattan a cada paso y fotografiando lo que me interesaba».
Buscó la oportunidad, con tiempo suficiente para patearse sin rumbo la ciudad, para capturar con su cámara todo aquello que le fuera llamando la atención, aunque con el objetivo hacia abajo. «Tenía muy presente que lo que me interesaba era el factor humano de la ciudad», señala el autor. Su fotografía no apunta hacia los rascacielos, «sino a ras de suelo, a la altura del paseante de calle. Actitudes, gestos de la gente, incluso reflejos, que forman una especie de collage con varias escenas a la vez». Gabaldón comenta que algunas de sus instantáneas son un pequeño homenaje al fotógrafo Saul Leiter, que jugaba diestramente con reflejos. Sus imágenes, intencionadamente borrosas, «invitaban a imaginar historias y a inventar».
Una de las fotografías retrata desde atrás a un hombre con gabardina que camina con las manos cruzadas en la espalda. «Joe Gould me recordaba a este señor, es tal y como lo imaginé cuando Joseph Mitchell lo describe. Era un bohemio que vivía en el Village, siempre con su gabardina, prácticamente un indigente, muy culto, pero un indigente al fin y al cabo».
Señalando otra de sus fotografías, Jesús Gabaldón relata se fijaba en los escaparates y en las lunas de los restaurantes que, a los ojos de un curioso caminante, hacían las veces de una televisión, que podías mirar sin ser visto. La protagonizan dos mujeres de diferente generación, sentadas frente a frente en un restaurante, cariacontecidas y con la mirada perdida. «Creo que serían una madre y una hija. Se pasaron cerca de 5 minutos sin comunicarse, con miradas como muy huidizas, muy perdidas. Sin conocerlas, la imagen da pie a imaginar su historia».
Una de más llamativas fotografías de ‘Gould stroll’ muestra a un joven semidesnudo que porta un crucifijo en actitud provocativa. «El viaje lo hice en Semana Santa y, tanto por Harlem como por toda la ciudad, había muchísima publicidad de sectas y congregaciones religiosas». Jesús Gabaldón se topó con este exhibicionista en una de parada de metro. «Se desnudaba, enseñaba el crucifijo e iba provocando a la gente, muy de show norteamericano», recuerda.
Por último, enseña la imagen de un cartel, con el retrato un policía al que no se le ve la cara, que encontró colgado en la calle. «Por un lado, está imagen que tenemos de la policía de Nueva York, que es como un personaje más de la urbe. Si vas por el centro de la ciudad puedes ver a la policía montada, que no sabes hasta qué punto son agentes del orden o atractivo turístico, porque se fotografían con la gente más que otra cosa. Por otro lado, en la parte más periférica de la ciudad, puedes encontrar homenajes como éste, a policías que han sido asesinados, por la calle».