Sostiene, el repetido en estas notas Stanley Bendelac, que «Hay veces que las ideas parecen que andas solas. Otras, están acompañadas«.
Que es tanto como no decir nada relevante. Ni de las ideas ni de sus poseedores y usuarios.
Estar unas veces solo y otras acompañado, es como decir que a lo largo del día, se suceden la luz del día y la oscuridad de la noche. Pura obviedad física y lumínica. Puro ciclo solar y lunar.
La otra dificultad es la de entender ‘el andar de las ideas’. Como si tuvieran capacidad de movimiento y voluntad de destino. Artefactos pensantes. O ideas con piernas y motores.
Peso a ello hay ideas inmóviles, que se han paralizado en el tiempo y pretenden prolongar la parálisis en los usuarios, colgadas desde el techo como una lámpara antigua.
¡Mucho cuidado con las Ideas Muertas! que aparentan vida artificial, pero sólo son el eco apagado de lo que fueron.
¿Serán esas ideas móviles y movibles, las llamadas por José Bergamín como ‘Ideas-liebres’?
También Peter Handke, hablaba de ‘Palabras estímulos’.
Bergamín jugaba tanto con las palabras, como lo hacía con las ideas. Y a veces, como el jabón húmedo se dispara de las manos jabonosas, las ideas se disparaban y llegaban a expresar realidades desconocidas.
En ese caso, al designar realidades desconocidas, las ideas se mostraban en solitario, al desprenderse de la comitiva usual de acompañantes raros.
Como el cohete espacial, que para seguir avanzando va desprendiéndose de partes de su séquito, de sus fases y de su fuselaje.
José Rivero
Divagario
Ideas sin realidades, vacuidad posmoderna, culto cutre a la mala imitación.
El hiperrealismo de hoy ha comprometido la consistencia de las ideas. Su revulsivo es el miedo. Nos aterra la confusión.
Es el momento de purgar las ideas, y de sostener el espíritu con el deseo de trascender las realidad, no de cambiarlas, si no de sublimarlas. Y ahí nos encontraremos con la verdadera IDEA, su sentido más que su explicación, más que su información, es su realidad, que no su realismo.
El hiperrealismo no construye ninguna idea, sólo la fagocita. De ahí surgen los totalitarismos.
Ni Hegel ni Marx. Hay que volver al humanismo socrático, ninguna idea sin espíritu sublime, ningún espíritu sin realidad sostenible.
El ser humano y no su realidad ni su ideal, es la medida de todas las cosas. La humanidad integrada y no descuartizada, protagonista y no espectadora.
Mejor que ciudadano es ser hermano.