Los señores de Mondadori están muy preocupados por extender la cultura en la patria hispana. Por tal motivo, han emprendido una ofensiva en dos frentes. El primero de ellos, la edición en España, cuanto antes, de la obra del incalificable Dan Brown. El segundo, la edición, también, de otro maestro, Orwell, revisado y aun anotado, como dicen los vendedores de enciclopedias. Dejemos el análisis de la inigualable obra de Dan Brown para caletres más predispuestos que el nuestro ante su categoría.
Centrémonos, más bien, en la edición que el grupo Mondadori ha hecho de una obra peliaguda, cruel y lúcida, a precio rematado ahora que las ventas de libros caen en barrena (no les arriendo yo la ganancia a estos de las editoras de libros de papel). Orwell tuvo la presciencia, el conocimiento de los hechos futuros, el don de la profecía, tal vez. Incluso puede que su lucidez le llevara a algún que otro problema de conciencia. Saber lo que va a ocurrir y ver uno a su alrededor a la masa contenta por caminar hacia el abismo le debe de poner a uno los cataplines a un metro por encima de su lugar original, que es una pulgada por debajo del ombligo. 1984 es la visión de un mundo futuro donde el paisanaje se lo ha montado muy malamente. Vamos, no es que se lo haya montado, es que se lo dan ya hecho para que viva una existencia de soledad, miseria y agotamiento político. La política es la idea alrededor de la cual gira el argumento de esta distopía. En ese mundo futuro el poder está en manos de una oligarquía que no tiene el menor interés en cantar la palinodia. Al personal le ponen televisión a todas horas, lo espían en su casa, le dicen lo que tiene que leer (con preferencia, nada), qué música ha de oír (la de peor especie, y cuanto menos creativa, mejor) y qué opiniones debe emitir por su boca acerca de lo que pasa a su alrededor (ninguna, ninguna opinión, solo así podrá sobrevivir el pobrecito individuo que pasea por las calles de un Londres que no reconocería casi nadie de nuestra actualidad pero que, al mismo tiempo, y por alguna razón que muy pocos están en condiciones de ponerle nombre, no nos parece tan lejano y, mucho menos, tan imposible). Como decimos, Orwell lo tenía claro. Y nosotros también. Estamos ante una de las obras cumbre de la literatura del siglo XX. Si no por su forma, que es solo un punto por encima de correcta, sí por su fondo, que es tenebroso, acertado y real. Muy real.
Emilio Morote Esquivel
Palabras marginales
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Hay una distopía de negrura no menor: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, sobre la que ya escribí algo en un ensayo sobre los bibliocaustos como tema literario:
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero29/escrutin.html
En general, las distopías del siglo XX coinciden en un rasgo: la pérdida de la memoria, la identidad y la cultura.
Un libro de obligada lectura para conocer las entrañas de los totalitarismos. Quizá, esa presciencia de la que usted habla no sea tal, Orwell conocía muy bien el paño. Su experiencia en la Guerra Civil Española combatiendo como brigadista le enseñó cómo se las gastan los comunistas.
Si no recuerdo mal, tuvo que poner pies en polvorosa cuando en Barcelona se desató la caza de los jerarcas del POUM, en cuyas bases estaba acogido.
Recordemos como murió Andreu Nin, secretario general del POUM; tras ser torturado sin sueño, ni descanso, fue golpeado, y finalmente desollado vivo.
Sí, hay que leer este libro, aunque sólo sea por saber que el Gran Hermano no es un programa de televisión.
Tu siempre con lo mismo, que si, sabemos que te crees muy superior para leer algo de Dan Brown, cosa que te recomiendo, son libros entretenidísimos, y si enganchan a la gente a la lectura, mejor aun.
Pero claro, tu estás a otro nivel, hombre…un escritor que vende sus libros tirado en el suelo de una calle, tiene un nivelazo como para permitirse menospreciar siempre los best-seller y la gente que los lee.
Mas humildad, Emilio.
Para ti, Jo, te recomiendo que leas algún manual que explique qué APALEAMIENTOS son justificados y cuáles no, lo digo por aquello que soltaste de que «algo habría dicho la chica de Vox para que le dieran una paliza». La gente tiene muy mala memoria, pero yo no, y a ti siempre te recordaré como la persona que entiende que hay PALIZAS JUSTIFICADAS, supongo que si te la dieran a ti sería injustificada. Un saludo, Jo, y que disfrutes a fondo tus lecturas de Dan Brown, donde seguro que nadie te hará pensar demasiado cuáles son las PALIZAS JUSTIFICADAS, tú ya más o menos tienes claro cuáles. las que se lleven LOS QUE NO PIENSAN COMO TÚ.
ERES ASQUEROSO/A HASTA DECIR BASTA, de verdad que das un asco que ahora cuando termine de escribir esto me voy a desinfectar las manos.
Ah, y mira lo que te pasa por leer tanto Dan Brown, tienes un grave problema de compresión del idioma español (a lo mejor eres de Siria o algo así y eso lo explicaría, pero para mí que eres de por aquí). El problema es el siguiente: dices que yo vendo mis libros “tirado por el suelo”; no, no es así, los que están tirados por el suelo son los libros, no yo, yo solo me tiro por el suelo cuando van a dispararme, cuando voy borracho o cuando una hembra así apetitosa me lo pide. Un saludo, Jo, y revisa tus lecturas, más que nada para que aprendas a expresarte en español, que eso los best seller no lo enseñan, por muy “entretenidos” que sean, a ver si van a ser entretenidos por eso: PORQUE NO ENSEÑAN NADA, pero a ti no te hace falta saber más que a quiénes está justificado darles una PALIZA, estalinista, que es lo que eres, un/una nazi estalinista.
Bueno, Emilio, tú con tus diversos alias tampoco es que seas un dechado de corrección e imparcialidad. Que una cosa es el Emilio de la colaboración , fetén aquí, y otra el de los post…que son de traca. Que en este foro ya nos conocemos hasta por el avatar.
Jo, yo, cuando quiero entretenimiento ,practico sexo y me voy de copas con los amigos. Cuando quiero entretenimiento y algo más, leo a los grandes de la literatura. Evoluciona hacia otras lecturas de más enjundia que los tochos de Brown y Follet, quienes , por cierto, no me entretienen nada, al contrario, me producen mala leche y sensación de que sus historietas sin pies ni cabeza son una tomadura de pelo.Evoluciona, hombre, evoluciona hacia otros universos que dejan un sabor más intenso que el de la comida basura. Prueba a comerte una buena fabada en vez de abusar de las patatas fritas con hamburguesas hechas con carne de rata.
Creo que “La naranja mecánica” puede entrar en la categoría de best seller un poco así de refilón. Es cierto que si no fuera por la película de Stanley Kubrick poca gente conocería la obra de Anthony Burguess, que, por otra parte, es muy poco comercial. Si definimos el best seller a posteriori, entonces “La naranja mecánica” lo sería, puesto que ha vendido bastante, pero si los definimos a priori, esto es: la creación de un libro con vocación de comercialidad, “La naranja mecánica” NO ES UN BEST SELLER, puesto que no se escribió para ser vendido millonariamente, sino como un experimento literario, el uso que del lenguaje se hace en esa novela lo aparta sin mayores consideraciones de la literatura con embudo que nos meten Ken Follet y gente así.
En ese orden de cosas, “La naranja mecánica” entra dentro de otro terreno, otra definición: la de “long seller”, esto es, libros que se venden a lo largo de mucho tiempo. Esta novela lleva vendiéndose cincuenta años más o menos, y seguirá vendiéndose porque trata asuntos universales como son la manipulación, la violencia y la hipocresía de la sociedad. Esto es, es un libro que HACE PENSAR. Esta última consideración lo aparta sin más del concepto de best seller, libros que están hechos para “entretener”, como dice nuestra apologista de la violencia, la colaboradora JO. El best seller no hace pensar nunca, de hecho están diseñados para lo contrario. Yo definiría el best seller como un libro para la gente a la que no le gustan los libros, igual que los cuarenta principales es música para la gente a la que no le gusta la música y ocho apellidos vascos es cine para la gente a la que no le gusta el cine: subproductos destinados a la masa que se traga lo que le echen siempre y cuando haya una adecuada campaña publicitaria por medio, campaña que incluye, por supuesto, la compra del criterio de los periodistas que hablan de esas “obras”.
Justamente como ya advierte Orwell.
Y ya que nombro a Orwell, me parece que colocar “l984” en la categoría de best seller es directamente inaceptable. Esta novela es el ejemplo claro de esa categoría de la que he hablado antes: el long seller. 1984 es una novela inmortal que se seguirá leyendo cuando nadie recuerde que hubo unos “escritores” llamados Ken Follet, Larsson o Dan Brown. Y eso es así porque lo que hace Orwell es retratarnos el mundo tal cual es. Sobre todo en las páginas centrales, cuando el protagonista lee el cuaderno que maneja la disidencia, encontramos un COMPLETO MANUAL DE LA ANARQUÍA, una explicación pormenorizada de CÓMO FUNCIONA EL MUNDO, sin ambages, silogismos, perífrasis o circunloquios, Orwell nos muestra cómo está organizada la sociedad del mundo actual, por eso la novela es tan presciente, tan adelantada a su tiempo: porque el autor supo ver el conjunto, la organización de un sistema de gobierno que se basa en la pura alienación.
Como digo, calificar un libro como este de best seller es fruto de la más absoluta desorientación en cuanto a lo que entendemos que debe transmitir un libro.
Para algunos, para muchos, me temo, un libro solo ha de entretener. Yo creo que un libro debe REMOVER CONCIENCIAS. Tanto La naranja mecánica como 1984 lo hacen, al menos con la mía.
«La Naranja Mecánica» y «1984» son «super ventas» o «best sellers» publicitados hasta la saciedad por las editoriales y la industria del cine, tanto los libros como las películas..eso sí, para pseudointelectuales