Durante el franquismo hubo una corrupción generalizada, muy importante también tras la muerte del dictador, tanto con los gobiernos del PSOE como con los del PP. Los cuarenta años de dictadura dejaron una huella indeleble en todos los ámbitos de la sociedad y en realidad no ha habido un intento serio por parte del bipartidismo para combatir la corrupción, presente en muy diversos sectores de la vida española.
Tanta corrupción, acompañada ahora de una alta percepción de ella, tiene su explicación en razones muy diversas. Se pueden recordar las siguientes: carencia de transparencia en las administraciones públicas, falta de controles efectivos, escasa cultura de rendición de cuentas, partitocracia, puestos políticos como forma de vida, control de instituciones varias por parte de los partidos (Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Consejo General del Poder Judicial, Tribunal de Cuentas…), pervivencia del clientelismo, permanencia en el poder durante mucho tiempo, bajos niveles de asociacionismo (los más bajos de Europa, salvo en asociaciones religiosas y deportivas), escasísimos niveles de afiliación política y sindical (último lugar de Europa Occidental).
No me resisto a recordar una frase de uno de los últimos libros de Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era solido (2013), que describe a la perfección la situación: “Cuántos abusos han quedado sin denuncia ni castigo por la simple razón de que se cometieron sin necesidad de salirse de una legalidad calculada para permitirlos: cuántos no han roto las capas sucesivas de los pactos de silencio que se han ido acumulando en la vida pública española: callar por conveniencia, callar por miedo, callar por pereza, callar por cinismo, callar por militancia, callar por complicidad, callar para no distinguirse del grupo, callar por no disgustar a la familia, callar por no ser un aguafiestas, callar por que no parezca que uno va en contra de los tiempos, callar por temor a no parecer moderno o a no parecer patriota, callar para que no le manden a uno anónimos o no le quemen el portal de la casa, callar queriendo convencerse de que al fin y al cabo ésa es la única manera en que pueden hacerse las cosas”.
Otro importante libro en el que se analiza la corrupción, aparecido hace unas semanas, tiene por título El fango. Cuarenta años de corrupción en España (2015). Un equipo de la Fundación FIBGAR (Fundación Internacional Baltasar Garzón), bajo la dirección del exjuez, ha elaborado una magnífica obra de investigación, con la utilización de un gran número de fuentes y con la vista puesta en una definición de corrupción: “El hecho de solicitar, ofrecer, otorgar o aceptar, directa o indirectamente, un soborno o cualquier otra ventaja indebida o la promesa de una ventaja indebida, que afecte al ejercicio normal de una función o de una negociación en el caso de corrupción entre privados o al comportamiento exigido al beneficiario del soborno, de la ventaja indebida o de la promesa de una ventaja indebida”.
Se estudia la corrupción durante el franquismo, pero se intensifica el análisis desde la muerte del dictador y se llega a la conclusión de que es un mal que ha socavado los cimientos de la democracia española. Aunque los escándalos han emergido en momentos de crisis económica como los primeros años noventa y desde el 2009, se puede trazar una línea continua que desde las postrimerías del franquismo muestra cómo las fallas de los sistemas de control facilitan, y en ocasiones propician, un aprovechamiento ilícito y bastante lucrativo.
Una de las conclusiones que se avanzan es que en España nunca ha habido voluntad de profundizar en sus causas y que se ha aceptado como algo normal e “incluso como algo inherente al puesto o cargo que se adquiría en propiedad”. Tras la descripción de los principales elementos durante la dictadura, son analizadas sus manifestaciones más llamativas ya en democracia, como los casos Guerra, Bárcenas, Pujol o Noos, en un recorrido por los sumarios de corrupción más importantes de los últimos cuarenta años, con el empeño de extraer lecciones para combatirla y prevenirla.
La experiencia profesional de Baltasar Garzón en la lucha contra la corrupción le ha permitido trazar este recorrido que arranca con el caso Matesa y termina en la actualidad y cubre niveles administrativos (comunidades autónomas, diputaciones o municipios), Familia Real, banca y otros sectores económicos, policía, Iglesia, Administración de Justicia o medios de comunicación. No se puede entender que no sea tratada la corrupción militar, importante también en el país. Para prevenirla es fundamental entender cómo se origina y cómo funciona, sus mecanismos ocultos, por qué es tan difícil combatirla y qué reformas son necesarias para acabar con ella.
En el libro figuran experiencias personales como la que vivió Garzón con el expresidente socialista Felipe González, una muestra de hipocresía y desprecio a la ciudadanía. González declaró públicamente que había pedido al juez que presidiera una comisión anticorrupción, sin contar con él, por supuesto. Garzón le dijo después al presidente que había que ir con cuidado pues seguro que exigirían la comisión, a lo que el líder socialista contestó lo siguiente: “No te preocupes, las promesas electorales están para no cumplirlas”.
En fin, un libro muy necesario que, por otra parte, está recibiendo el ocultamiento o el ataque visceral por parte de los grandes medios de comunicación, los menos creíbles de toda Europa, controlados por derecha, ultraderecha, banca y élites financieras, en los que trabaja una mayoría de periodistas presa del miedo al despido y de la autocensura.
Isidro Sánchez Sánchez
Desde el revés de la inopia
Sería interesante conocer las propuestas preventivas contra la corrupción del premio Unión de Editoriales Universitarias Españolas: Adán Nieto y Manuel Maroto, ‘Public Compliance. Prevención de la corrupción en administraciones públicas y partidos políticas’. Ambos son profesores de la UCLM. Que no caigan en saco roto.
La frase de González a Garzón es como para imprimirla en un cartel del tamaño de la fachada Ferraz y ponérsela en la fachada, ahora que está de los nervios y quiere ser de nuevo el muerto en el entierro, la novia en la boda y como siga…Está como Aznar, yéndose a los extremos nada más que para meter la pata y joderle la existencia a quienes quieren hacer otro tipo de política.
Por otro lado, hay infinidad de artículos y libros en los que se habla de las familias y «apellidos» que más dinero y poder ganaron durante el franquismo, si nos damos una vuelta por los apellidos de altos cargos españoles actuales, la mayoría han tenido un currículo académico excelente en centros privados y han acabado llevando las administraciones de este país…y los consejos de administración más elitistas. Que no dice uno que no sean unos cracks en los estudios y las oposiciones, pero creo que cuando el río suena…
Vamos, que darse un paseo por la jet set madrileña es volver a la época del Palacio del Pardo…No ha cambiado nada….como en «Ranciareal»…donde se venera más al franquismo que a la virgen.
Con esos mimbres y esas formas de operar ¿Qué clase de transparencia podemos pedir? Pero si la ultraderecha rancia no para de decir en las tertulias que eso es lo que hay y, además es lo bueno, porque cómo se le van a dar esos cargos a los ineptos, inútiles y vagos rojos que, aunque aprueben las oposiciones de forma legal, no harían más que estropear este país…
Uno puede ser grupo A y nivel 30, pero a las jefaturas de sección o servicio, secretarías generales o subdirecciones-direcciones se llega por designación, no por oposición. A partir de ahí, todo está en manos de ellos.
Hasta que no haya una obligación de tener on line la contabilidad y licitaciones de todas las administraciones, no habrá nada que hacer.
De sorpresa en sorpresa.
Que nos adoctrine en anticorrupción un juez prevaricador y «untado con cacerías gratis total en compañía de su ministro-fiscal de justicia».
Vamos, que seguimos con la España Cañí.
Para «mear y no echar gota», oiga.
En Venezuela sí que tienen una justicia independiente. Tenéis que viajar más, y si os parece, no volváis.
Paca, amoorr, muy puesta en asuntos venezolanos te veo. En isla Margarita te dejaste la factura de los combinados sin pagar y te están buscando. Compruebo ,no sin cierta decepción, que tu viajes por latinoamérica terminan en Venezuela, date una vuelta, la próxima ocasión, por el resto de países hispanos y ya si eso nos cuentas, porque lo de Venezuela ya lo sabemos por la prensa. A ver si nos diversificamos un poco.
Un besote, maja, venezolana ,amorrr, de parte de tu Paco, el del tercero del bloque.
A mi me sigue llamando la atención que si nos ceñimos a los datos, estudiando los los casos de corrupción desde 2011 hasta esta ultimas elecciones de 2015. Se han dado los siguientes casos de corrupción por partidos:
PP= 47, PSOE= 51 e IU=4
Si solo analizamos estos datos, tendríamos un «ranking» desvirtuado, ya que solo pueden corromperse en política los que están en ella.
Por lo tanto, cruzando estos datos con el numero de concejales obtenidos y de ahí el porcentaje de corrupción en sus filas obtendremos un nuevo «ranking» bastante SORPRENDENTE!!!
PP – 26499 concejales – 47 casos = 17,74%
PSOE – 21767 concejales – 51 casos = 23,43%
IU – 2230 concejales – 4 casos = 17,94%
Con esto quiero decir, que de la corrupción no se libra ninguno y debe lucharse encarecidamente contra ella, pero cargar las tintas sobre unos como si el resto fueran angelitos, no.
Poner a Garzón como modelo de algo es de traca. Ese que quería ser ministro, el que escribió la carta a su amigo Botín. El curso, Nueva York, los pecadillos del Santander …
Por lo demás, las dictaduras son lo peor, sacan lo peor de cada uno y permiten lo peor. La inercia tal vez fuera inevitable pero comparar el periodo subsiguiente con el de Paco me parece querer meter peras y manzanas en el mismo saco. Es como decir que la Universidad siguió siendo la misma, politizada, en este caso hacia el otro lado, clientelar, endomgámica, corrupta, …
Estas críticas a la totalidad tan injustas después de 40 años que nos han hecho vivir en el mejor periodo de nuestra historia.
Si, claro. En comparación con la dictadura, por supuesto. Faltaría más ¿Acaso se podía estar peor?
La cuestión es, en comparación con el entorno europeo al que nos queremos parecer, ahí estamos pelín cutres en temas de transparencia ¿No?
Y como dice otro forero sobre la corrupción política, si es que no se libra ningún partido…es de vergüenza. Como ejemplo la concejal payasa de Ciudadanos que quería que le pagaran los billetes de avión desde NY para ir a su pueblo a los plenos….de traca u otro diputado de Podemos que usaba viajes oficiales para actos de partido. Auténticas barbaridades frente a las minucias de los Eres, la Púnica o la Gürtel jejeje…Ni uno se libra, porque en IU las Black también echaban humo…
Por otro lado, es verdad que Baltasar Garzón tiene varios puntos negros en su CV innegables y fue un tipo bastante «estrellita», pero negar a estas alturas que se lo cargaron por investigar al PP es como negar que sale el sol cada día. Y negarle su actuación en asuntos internacionales penales o en la lucha contra ETA, también es bastante erróneo. A mí la balanza con este tipo, con sus peros, se me va al lado bueno y creo que lo que está haciendo ahora merece la pena.
En gran parte de acuerdo, menos que a Garzón se lo cargaran por juzgar al PP, se lo cargaron porque no estaba haciendo cosas bien.
El PP, lo tenia mas fácil denunciando su imparcialidad, no olvidemos sus aspiraciones y vocación política junto al PSOE. No es buen juez el que es juez y parte. Garzón pasando la información a la fiscalia lo tenia echo igualmente… pero le interesaba crear la polémica para desviar y pretender que se piense que se le echaba por cuestiones políticas que por los cargos reales que se le imputaban.
El artículo, y por lo que parece el libro, traza una continuidad con el franquismo. Nada de Europa. Y lo subrayo porque emerge la expresión indecente de «régimen del 78» por detrás. De hecho el autor asimila PP y franquismo en otras ocasiones (y era historiador!).
Parece escocer que ese régimen, de los corruptos únicamente a decir de los exaltados, haya traído estos logros, impensables al empezar este trayecto.
Y claro que queda mucho, y a veces parece que será imposible. Al menos se airea algo la casa, que no es poco pero insuficiente. Confío en que vayamos madurando. Sin estridencias. Pero duele ver los manejos de las instituciones.
Es que, si lo analizas con una mirada crítica, lo de «régimen del 78» le viene al pelo, quitando ejemplos democráticos magníficos como los Pactos de la Moncloa: un rey que había jurado los principios del Movimiento y venía impuesto por el dictador, una constitución en la que no se podían tocar esos principios fundamentales y otra serie de aspectos que ahora mismo se haría largo analizar, las grandes familias franquistas en las administraciones principales y los principales consejos de administración de España.
De hecho, mira los militares con el golpe de estado de Tejero. No había quien se canteara…sin su aprobación. Por cierto, que la corrupción militar era y es espectacular, pero ahí sigue ese sector del funcionariado, como una casta de intocables.
Para mí, personalmente, la transición terminó cuando el PP llegó al poder con Aznar. Pero es también hizo aflorar como «legales» a todas aquellas familias franquistas todopoderosas que habían estado sin hacer mucho ruido y que ahora tenían «a los suyos en el poder». Y muchos de ellos, como los March, los Samaranch, los Pujol, los Villar Mir y Cía, mira cómo han terminado en la mayoría de los casos, o cómo se encuentran.
Yo creo que sí que hay una línea corrupta que les une a las administraciones y a una forma de hacer las cosas que es la pura antítesis de lo que es una administración en democracia. De hecho, analiza la forma de hacer negocios de Fabra en Castellón, o de Pujalte, o de Trillo…
Lamentablemente, para muchos de estos, España sigue siendo un cortijo propio. Y si no, que nos pusieran alguna grabación de fin de semana en las «finquitas» de la provincia de Ciudad Real, ahora que empieza la temporada de caza…ahí, donde se parte el bacalao que nace el los ríos del Banco de España…
«Poner a Garzón como ejemplo de algo es de traca». ETA, narcotráfico, GAL… Si no le concedes siquiera ese «algo» a un tipo que instruyó con éxito sumarios de lo más peliagudo y que administró justicia incansablemente durante tres décadas es que lo tuyo sí que es de pirotecnia valenciana o de una desmemoria que raya el cinismo. Garzón posee sin duda una personalidad llena de aristas, con luces y sombras, cómo no. Acaso haya pecado de expeditivo en la tramitación de los procesos, vale. Pero negarle los muchos méritos que atesora en su lucha contra el crimen organizado me parece de una miopía que va más allá del sectarismo que tanto condenas.
Un saludo.
Ante lo que muchos comentaristas ya han dicho acertadamente, al artículo se le puede reprochar que está falto de imparcialidad y hombre! Sacar como ejemplo a Garzón (por cierto exseminarista, para colmo de los anticlericales) por lo que ya se ha dicho de el…
Qué manía con querer vincular la dictadura con la corrupción. Pues claro que de una dictadura se puede esperar corrupción, pero de una democracia tan «bien vendida» como esta!!
La corrupción se evita con una reforma profunda que comienza con una estricta separación de poderes, de la que el autor no habla. Si nos dejan trabajar (AEAT, jueces y fiscales (lo siento Blister todos del grupo A porque hay que estudiar para saber)) aquí se levanta la alfombra, sale la mierda, y un buen periodista presto a restregarla a los responsables. La que ha salido ha sido gracias a técnicos que simplemente hacen su trabajo. Si creéis que la corrupción se resuelve con decisiones políticas, sois unos ingenuos. Hay leyes suficientes y solo hace falta que el caso acabe ante un juez o jueza con valor (y los hay como se esta viendo), que haga bien su trabajo (por cierto Garzón, era un pésimo instructor y por ello no pocos delincuentes se le fugaron).
Ah por cierto, gracias a Zapatero los Interventores-Secretarios de Ayuntamiento empezaron a ser designados por concurso oposición de las COMUNIDADES AUTÓNOMAS, AUTÉNTICOS FOCOS DE CORRUPCIÓN. Eso ya se ha resuelto, porque las convocatorias han vuelto al Estado.
La política es el arte de evitar la guerra civil (Josep Pla). Las millones de decisiones restantes, simplemente son técnicas y el político ha de legislar y se acabó. Nos bastan los que han de trabajar en Cortes. Ellos lo fastidian todo, lo empozoñan todo, y lo corrompen todo.
Al autor le aconsejaría que por supuesto puede seguir pensando lo que quiera, incluso puede permitirse ser parcial con los juicios históricos, pero que se focalizara en las razones verdaderas sin prejuicios ideológicos, si es que no quiere desaprovechar la oportunidad que le da este medio para formar opinión.
Es más difícil describir que opinar, visto lo cual todo el mundo opina. ( Josep Pla)
Respetando profundamente sus posiciones ideológicas, siento decirle que para combatir la corrupción y proteger el Bien Común, sobran las ideas, las suyas y las mías, que soy de Derechas.
El que la hace la paga, y como decía mi maestro de Derecho político, la mayor virtud de una Democracia que sea auténtica, es que los que detentan el poder (judicial, ejecutivo y legislativo) anden todo el día a la gresca porque unos a otros se controlan. Ante esa realidad, el ciudadano, puede simplemente controlar su vida, que ya es bastante.
Por cierto, este es el modelo Montesquieu de USA, que poseen mas historia democrática que Europa. Aqui adoptamos al vehemente Rousseau, que por el Contrato Social, establecía la necesidad de que el ciudadano controlará a sus representantes. No señor! Para eso ya están los jueces y la Administración. El ciudadano ya tiene bastante con su vida y le basta escuchar las noticias para formar su decisión el día de las elecciones, cosa que afortunadamente si esta pasando en nuestra mejorable Democracia, pero Democracia al fin y al cabo.
Baltasar Gracián: «Quien más sabe suele hablar menos» (‘Críticon’, III, crisi 5.ª). “Hase de hablar como en testamento que, a menos palabras, menos pleitos” (‘Oráculo manual y arte de la prudencia’, cap. «Hablar de atento») y «Lo bueno, si breve, dos veces bueno, y aun lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas esencias que farragos, y es verdad común que hombre largo, raras veces entendido, no tanto en lo material de la disposición como en lo formal del discurso» (‘Oráculo manual y arte de la prudencia’, cap. «No cansar»).
Pues eso.
Mi admirado Baltasar Gracián, al que su falta de prudencia le ocasiono no pocos problemas, también dijo que la verdad hay que encontrarla bajo las tejas.
El problema, es que nadie se molesta en hacerlo, y muchos se confunden en una nebulosa de ideas confusas y simples, pues el que se mantiene en ellas no asume mayor esfuerzo ni asume mejor experiencia.
El supremo conocimiento de la realidad, que es a falta de consenso, lo que más se parece a la verdad. El diagnóstico agudo y certero, que libera de prejuicios y demás mezquindades.
No confundirse con Gracián, es prosista barroco.
Pues ná
Ángel, tu verdadero problema es que resultas cansino, pareces un jubilado ocioso, alguien que está deseoso de llamar la atención como sea . Otro tanto cabe decir de Blisterr porque parece que no os dais cuenta que de lo sublime a lo ridículo media un milímetro, que vosotros lo sobrepasasteis hace muuuucho tiempo. Vamos, que resultáis, además de cansinos enormemente grotescos.
Astracanada, y además de lo que has dicho que es cierto por lo cual yo tomo nota, tu que tienes que decir sobre el artículo.
Mucho me temo que te molestan nuestras intervenciones. Yo tratare de hacerlas escuetas, ahora, tu vas a de dejar de corregir nuestro estilo y vas a mojarte. Y si no, calla moscardón.
No soy tan estúpido de no escuchar una buena crítica, pero tú habrás de hacer lo mismo porque no estás por encima.
Un buen crítico debe encajar una buena crítica.
Yo soy menos cansino y tu menos repulsivo.