Hostias de andar por casa en el cine uruguayo: Mal día para pescar

cinetecaDirector: Álvaro Bréchner. El asunto de la picaresca da para un cojón de ideas, como hubiera dicho algún hombre rústico de la aldea global. La aldea global engloba ya a Uruguay. O sea, que no tenemos que circunscribirnos a la picaresca española, que tantos buenos frutos ha dado en lo literario, en lo cinematográfico y en algún otro orden de cosas sujeto a la jurisdicción penal. Un señor llega a Santa María, imaginaria ciudad pensada por el escritor Juan Carlos Onetti. La película, por cierto, está basada libremente en un cuento del señor Onetti, por si no lo habíamos dicho. Este señor que llega a Santa María es un príncipe, o así se presenta él con insolentes tarjetas que pretenden (y no consiguen) sustituir el vil metal, los malolientes billetes que son los que el personal de Santa María anda buscando, como el personal de todas partes, claro es. La manera de ganar dinero del príncipe es la del pícaro: mal-dia-para-pescarengañar, simular, meterle a la basca el gato por la liebre. Y para eso se sirve de un luchador huido de algún país del Pacto de Varsovia, parece que de la República Democrática Alemana, aunque para entenderse con el príncipe usa la lengua germánica de las Islas Británicas: o sea, el inglés. La película, por cierto, tiene que recurrir a los subtítulos para no dejar a los no bilingües en ascuas. Lo que se traen estos dos, el príncipe y el luchador soviético o casi soviético, es crear una cortina de humo para que el paisanaje ─tan atento él, el paisanaje, a esas cosas que en nada le conciernen─ no acabe de percatarse del singular engaño. Solo que, como siempre, como casi siempre en el cine que pretende entretener a la par que ilustrar, aquí las cosas se tuercen para el príncipe y el príncipe tiene que tirar por donde puede, por la calle de en medio o por algún sitio parecido para que no lo apaleen. El universo onírico que Onetti creó en sus novelas sobre la imaginaria ciudad de Santa María queda bastante coqueto en esta película de escaso presupuesto pero buenas intenciones. La intención es lo que cuenta, y si va acompañada de un resultado medianamente potable, pues miel sobre hojuelas. Cine del Cono Sur para aquellos que estén hasta el gorro de las hostias y los mamporros de superhéroes, robots gigantes y monstruos alienígenas. Aquí, las hostias son como más de andar por casa, como más asentadas y formidables, y al mismo tiempo como más electrodomésticas y combustibles. No sé si nos explicamos.

Cineteca
Emilio Morote Esquivel

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