Ser voluntario en Cáritas es compartir tiempo, conocimientos y experiencia de fe con los más vulnerables

Cáritas Diocesana de Ciudad Real.- El voluntariado es lo que posibilita la acción de Cáritas, sus voluntarios son personas comprometidas que comparten su experiencia de Fe y Caridad con los últimos de los últimos; en España son 74.000 y en nuestra diócesis de Ciudad Real suman 1.400; cristianos que hacen de sus vidas una permanente y desinteresada dedicación hacia aquellos que más nos necesitan.
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Ser voluntario es compartir de forma fraternal, conocimientos, tiempo y experiencias con las personas más vulnerables de la sociedad. Es acoger y escuchar, siempre desde el respeto más absoluto a la dignidad del ser humano.

La acción del voluntario de Cáritas se centra en la denuncia de las injusticias sociales y las causas que las producen, la sensibilización de la sociedad y el fomento de un compromiso solidario, y la participación en las acciones y proyectos impulsados por los equipos de Cáritas. Todo ello desde la Esperanza.

Son muchas las personas que se acercan a Cáritas para ser voluntarias. Las motivaciones son variadas y diversas y siempre está presente el deseo de «ayudar a los demás». Quienes tienen tiempo, o lo buscan entre sus muchas ocupaciones, acuden a esta organización de la Iglesia Católica con el deseo de hacer el bien, de encontrarse con personas con las que compartir su vida.

Clarificar su deseo de ser voluntario, a través del diálogo con la persona que llega, conocer su actitud, de cuánto tiempo dispone, informarle sobre los programas que desarrolla Cáritas y acompañarle para que conozca la institución son las primeras acciones.

Juan, nombre ficticio, es uno de los voluntarios que trabajan en Cáritas desde hace ya tiempo. Sobre sus inicios comenta que se encontraba en paro, pasando un bache malo… «y el sacerdote de mi parroquia me invitó a hacer el curso básico de voluntariado, me comentó lo que suponía ser voluntario y me gustó la idea… Participar en el curso me ayudó a mirar las situaciones de pobreza y el hacer de Cáritas de otra manera. Cuesta un poco al principio…hasta que conoces al grupo y aprendes a hacer y saber estar», añade.

La formación básica es para el voluntariado una puerta de entrada que le ayuda a situarse, a conocer las situaciones de pobreza y las potencialidades de las personas a las que quiere ayudar, a saber de los programas y, por tanto, a comenzar a «verse» como voluntario/a en acciones concretas, a trabajar en equipo y con un estilo y valores propios de Cáritas.

Los cursos suelen ser de 12 o 15 horas con unos contenidos concretos y con una metodología donde el diálogo grupal y las materias tratadas van definiendo el compromiso que posteriormente asumirán. Durante el año 2015 hasta ahora se han realizado 6 cursos básicos en 6 localidades de la provincia que han contado con 130 participantes. Y para este último trimestre de 2015 está prevista la realización de tres cursos básicos más en otros tres municipios.

Cuando la persona comienza en un programa o proyecto concreto de Cáritas, la incorporación es progresiva y cuenta con otro voluntario o la orientación de un técnico que facilita que se vaya situando, que resuelva dudas, que afirme su compromiso y acción. Hay momentos de duda, de dolor, de alegría, de ilusión… porque la realidad que toca el voluntario es rica y compleja a la vez. «Mi compromiso se mantiene porque he organizado mi vida en función del tiempo que estoy dedicando a las personas y actividades que se realizan en Cáritas, eso que se dice de “no hay tiempo”, es falso, es cuestión de organizarse. Ser voluntaria me aporta calor humano por la relación que mantenemos con las personas, aunque en este momento mi voluntariado consiste en llevar la contabilidad de los proyectos que se desarrollan en mi pueblo, veo donde se aplica… a las personas que se ayuda y eso da sentido a mi labor”, asegura otra de las voluntarias de Cáritas.

Cuando se lleva tiempo siendo voluntario en Cáritas hay que potenciar la renovación de esa formación inicial. El contacto con las realidades de pobreza saca muchas de las capacidades que tienen los voluntarios y también las necesidades o limitaciones para hacer un buen servicio voluntario. Ese es el momento de facilitar la formación específica de manera que el voluntario aprende nuevos conceptos, habilidades o metodologías. Asiste a encuentros donde comparte y se cuida dentro de las reuniones grupales en que participa.

«Al principio de ser voluntario crees que sabes lo necesario para ayudar a los demás… y la práctica y cercanía con la realidad te dice que hay cosas nuevas que aprender, consultar… tener claro el hacer desde los valores cristianos desde los que se actúa. Es la misma acción la que se ocupa de dejar al descubierto lo que no se sabe hacer… y a la vez los obstáculos son motivo de superación y crecimiento personal. La formación específica es un espacio donde seguir aprendiendo con otros y compartiendo experiencias», explica otro voluntario.

El voluntariado de Cáritas tiene una alta fidelización, la relación con las personas les engancha, da sentido a sus vidas de manera diferente, entiende y se cuestionan por qué esas situaciones de pobreza o vulnerabilidad. Se alegran y renuevan su motivación con los pequeños y grandes logros, desde esa cercanía que les cambia la vida.

Al hilo de esto, cabe destacar que son muchos los voluntarios que afirman que ese darse a los demás les ha hecho “más humanos”. “Hay sentimientos que no se pueden explicar, cuando acompañas a alguna de las personas que estamos ayudando ves su esfuerzo por salir de su situación, sus pequeños avances, su ilusión, sus miedos; todo esto me ha cambiado la vida. También el equipo de voluntarios con los que trabajo me ha ayudado a sentir que no estoy sólo, ver desde dentro que se puede hacer las mismas acciones de asistencia pero implicando a quienes ayudamos para que haya promoción… todo hace posible la continuidad de mi voluntariado en Cáritas”, explican.

Desde Cáritas subrayan también que la mejor convocatoria o invitación a ser voluntario no son las campañas, que por supuesto ayudan y despiertan interés, son los voluntarios quienes al compartir vida y experiencias contagian la alegría de la caridad y la solidaridad.

El papa Francisco pedía por los voluntarios el pasado mes de agosto: “para que saliendo de nosotros mismos, sepamos hacernos prójimos de los que se encuentran en las periferias de las relaciones humanas y sociales”… el Papa no para de hacer una invitación a amar y vivir la justicia, tal como dice el lema de Cáritas este año.

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