En esta nueva sección se comentarán películas que podríamos llamar minoritarias. Cine que no llena salas pero que aporta ideas nuevas o un nuevo planteamiento de las antiguas. El término “cine independiente” quizá se nos quede corto. En todo caso, buscaremos para comentar cintas con un mínimo de calidad.
Directores: Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori. Es Paraguay país poco dado a mostrar su cine. O seguramente sea dado como el que más pero no le dejan, visto cómo está el asunto de la uniformización cultural, esto es la colonización cinematográfica norteamericana. Los yanquis dejan poco espacio al patio trasero de sus vecinos sudamericanos. Los gringos no están por la labor de admitir que, en ocasiones, con poco dinero y mucho talento, los chavalotes del Sur se les suben a la chepa y hacen películas entretenidas, inteligentes y trepidantes como esta. Y todo tiene lugar en un espacio pequeño, con la participación de unos actores que no conoce nadie fuera de su país y a través de un planteamiento a primera vista tan sencillo que casi parece una anécdota contada en el descanso de la escalera entre dos vecinas que friegan el suelo. Se trata de ir con unas cajas a hacer un recado. La cosa tiene lugar en un mercado de abastos de una gran ciudad sudamericana que presumimos Asunción. No hay cochazos persiguiéndose ni helicópteros estrellándose contra edificios en llamas; no hay mujeres voluptuosas (pero sí hembras de verdad con historias de verdad), no hay héroes valentones aunque sí existen aquí muchachos y hombres urgidos por la desesperación: gentes salidas de la plebe semidelincuente de la gran ciudad que poco o nada sabe de compasión cuando lo que se juega uno es la pasta. Porque, al fin, esta es una historia de ambición, y muy simple, ya lo hemos dicho, pero los directores y el guionista tienen el raro acierto de hacernos creer lo que no es, y de tenernos en vilo mientras simpatizamos con las peripecias de un muchacho que nos cae lejos a nosotros, los acomodados occidentales que solo sentimos admiración por los héroes blancos y rubios de ojos azules que se la juegan en un jet privado con morenas despampanantes. Y, así, no nos percatamos de que nuestra realidad es ajena a todo ese devenir de oropel y lujo que jamás tendremos al alcance. Pasamos por el mundo como pobres macacos que se rascan contemplativos el sobaco creyendo que eso que sale en la pantalla en las películas americanas nos concierne. Y no: las que nos conciernen son aventuras en mercados tercermundistas protagonizadas por gentes como las que salen en esta película. Un diez para el equipo que la ha hecho: actores y directores de primera que nunca saldrán en las portadas de las revistas de tendencias. Dejen sitio a los famosos en el papel satinado multicolor; por el contrario, a los talentosos los guardamos en un sitio más seguro: el corazón.
Cineteca
Emilio Morote Esquivel
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Una extraordinaria y sorprendente película que pudimos disfrutarla en sala en nuestra capital.
Lástima que películas de esta categoría pasen desapercibidas. Se exhibió en programación comercial y en el ciclo de la UCLM en V.O.S. en los cines las vías… hay que considerar que la jerga utilizada y la utilización de lenguas indígenas hacían difícil seguir algunos diálogos originales, si bien el sustrato de la película queda manifiestamente patente.
Buen arranque de sección.