Es común la expresión «eres más raro que un perro verde»; pero los perros verdes no son raros, solo desgraciados. Ni siquiera son tan escasos, pues los impuestos en teratología saben que hay tres maneras de hacerlos sin necesidad de teñirlos: es tan sencillo como hallar una aguja en un pajar (un caballo se come la paja y, si no aparece, se le hace una radiografía).
La primera manera es que una perra con exceso de biliverdina (sustancia precursora de la bilirrubina que se forma en el hígado y puede pasar a la placenta) procree. «Hulk», el cachorro de ese color que aparece en la fotografía, fue engendrado por una de ellas, así como dos cachorros de podenco que nacieron en España en junio de 2014.
El segundo y detestable procedimiento lo inventaron los coreanos: diseñar beagles con los genes de un determinado tipo de anémona marina; producen una proteína verde fluorescente y se obtiene un perro verde fluorescente que ilumina la oscuridad; a más de uno le puede dar algún susto.
Un tercer procedimiento, tan abominable como los anteriores, es cruzar dos especies cercanas de cánidos, una concreta que no nombro para evitar que algún degenerado lo intente, y otra de zorro; parte de los híbridos, que son fecundos además, posee el deseado pelo verde como la hierba. Ahora bien, ¿son deseables semejantes idioteces? ¿El pobre animal, que es lo que debe importar más, estaría sano y sería feliz? Porque seguro que algún desalmado de los que venden mascotas de consumo en tiendas se pondría a producirlos para venderlos a precio de oro.
La existencia de híbridos entre especies es algo que suele ocultarse por tabú, pero explica que haya, es verdad, monstruos como los llamados «chupacabras», que los amigos de la burricie ajena atribuyen a otras causas peregrinas y parapsicológicas. La realidad, como siempre, es banal: está más que demostrado (a pesar de que los interesados en ganar dinero con las mentiras de la criptozoología lo ignoren conscientemente) que los animales deformes que atacan a los ganados son en realidad híbridos de lobo y coyote o chacal mexicano. Pero, claro… si puede mandarse a tomar por culo la navaja de Occam porque eso abre más las bocas de los tontos, se hace y ya está.
Contornos
Ángel Romera
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De mayor quiero fumar lo mismo que tú.
Y hete aquí, cuando se cumple a rajatabla la aplicación radical de la navaja de Ockham en biología. Si es que todo cuadra. Jejeje.
Artículo de chuchos… ¡Ya apareció el de Paulov!
Enfermo.
Pobre faltón con déficit de autoestima. Tú sí que estás enfermo.
Enfermo psiquiátrico que cambia de nick pero no de estrategia.
A ti ya te tengo pillado el tranquillo. Eres un pobre diablo a quien le obsesiona responder y quedarse con la perragorda a toda costa. Aunque sea a costa de no decir nada. Pobre diablo. En serio, me das lástima caritativa.
Pero no te preocupes, que aunque tengas vocación de punching ball, cada vez que regreses te vas a llevar zas tras zas… dialéctico.
Enfermo psiquiátrico de la Unidad de Agudos.
¡Pobrecillo! ¡Encerrado en su triste mundo de pastillas y cocacolas de dos litros a la hora del paseo!
Jajajaja. Enfermo de psiquiátrico anteriormente llamado vieja del visillo. Lo fácil que es Picarte.
Esto va a durar lo que tú quieras, pero no te vas a salir con la tuya, bobito del visillo.
Esto va a durar lo que tú quieras, pero no te vas a salir con la tuya, bobito del visillo. JAJAJA.
Duracell. Eres el enfermo de Duracell. Loquito, loquito.
La linde se acabó.
Sigue.
No fumo; me basta con leer la prensa.