Tortura gratuita en Ciudad Real

Plataforma por la Abolición de la Tauromaquia-. Con la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Real, 6 bebés van a ser torturados sádicamente, con regocijo, sintiendo infinito dolor, hasta la muerte por asesinato, ante el escarnio, las risas, y el alcohol agriado en las tripas de una turba de descerebrados adictos a la crueldad, el dolor ajeno y la sangre de inocentes. Degenerados de cerebros faltos de circunvalaciones.

En las calles de mi pueblo se interrumpe e insulta al que camina, con carteles que llaman a presenciar la tortura y muerte de seis seres vivos menores de dos años. Gratis, con la colaboración del ayuntamiento y con la propina de una ¿“clase”?. ¡Qué horror! Estamos en el año 2015 de la era cristiana.

Con la colaboración del ayuntamiento de ciudad real, Pilar, Nicolás, Manoli, Alberto, Matilde, David, Sara, José Luis, Nohemí, Carmen, Jorge, Prado, Javier.

Sé que nadie mira de frente lo cotidiano de la violencia para con los animales, entienden que el dolor tiene que estar lo más alejado de estos animales, pero sobre todo de ellos mismos. Pero el que no quieras enterarte, no quiere decir que esto no exista. Podría citar lo fácil; en historia larga, la aniquilación de los kurdos o los armenios (también mamíferos, también despreciados), en historia corta, la muerte por inanición, intencionada, de miles de niños, de otros mundos (también mamíferos, también despreciados) cada día.

Por esto voy a contar esa inútil muerte de esos seis bebés, sin nombre, sin cara, sin historia, que con la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Real, Pilar, Nicolás, Manoli, Alberto, Matilde, David, Sara, José Luis, Nohemí, Carmen, Jorge, Prado, Javier, van a dejar de vivir, de manera infame, cruel (del latín cruor, sangre derramada) y dolorosa el sábado 18 de julio de 2015.

La vida media de un herbívoro en libertad, (lamentablemente asesinamos a la mayoría después de una breve existencia atroz, para poder morir nosotros tranquilamente de los diferentes cánceres que nos va a producir su consumo) se calcula que estaría en unos 35, 40 años, insisto no se sabe, es como la vida de un habitante del Sahel o de una favela de Sao Paulo, nunca se le ha dejado vivir tanto.

El becerro, de cómo mucho dos años de edad, es arrebatado a su madre cuando este tiene de 4 a 7 meses. Cuando tiene un año se procede al herraje, grabar a fuego sirviéndose de un hierro candente, para que quede en él una huella indeleble del propietario al que pertenecen y se marca con “la señal” que consiste en una muesca que se efectúa con una navaja en una o ambas orejas del animal. Se hace, por supuesto, sin anestesia y puede hacerlo cualquier trabajador de la ganadería.

Metido en una caja con las dimensiones, para nosotros de un ataúd, en la que ni siquiera puede darse vuelta. Como esta caja van varias en un camión, nosotros, tan listos, no les entendemos, pero cada uno de ellos oye como lloran (si lloran, porque aunque algunos no quieran, el sistema límbico del cerebro, que otorga la percepción del dolor, es prácticamente idéntico en todos los mamíferos) gritan y llaman a sus madres los demás.

Hasta ahora ellos habían comido, saltado, jugado, en espacios abiertos. Como todos los rumiantes, su defensa es la huída. Antes de salir al ruedo se le pondrá una divisa en el morrillo que se clava por medio de un arpón sobre la piel. Hay que empujarle para salir, él quiere huir, no tiene salida. Jamás había oído tantos ruidos y tan raros, no entiende nada. En otra “tradición” que duró centenares de años, las víctimas al menos sabían que les insultaban. Sí, los cristianos en los circos.

Pero no va a poder escapar, no hay salida. Se le clavan unos arpones,(pueden entrar pero salen difícilmente aún con el peso que tiene la madera que hace de mango), que llaman banderillas, para que la piel se vaya desgarrando poco a poco y siga la tortura y la sangre. Al final parece que existe algo de piedad en el torturador y llega la hora de la estocada final que, con suerte, revienta el corazón. El corazón de un bebé herbívoro que no había acabado de jugar.

Cuanta podredumbre quiere tapar la música de fiesta sin conseguirlo, que ignominiosa celebración de la inútil muerte de un ser vivo. No se puede escapar de la vergüenza y rabia de saber que quien te rodea, disfruta ver sufrir a otro. Es legal, se puede hacer; como se cazaban yanomamis hasta los años 60, como se viola por sistema a los vencidos, como se arranca el clítoris a centenares de miles de mujeres, como se apalea a quien tuitea lo diferente, como se desahucia a quien no tiene… Tradición, legalidad.

Hace poco parecía que el panorama municipal podía cambiar. Muchos, muchas, nos lo creímos. Vimos como en multitud de pueblos y ciudades los autóctonos que salimos, porque podemos o por que nos obligan, podíamos levantar la cabeza y no avergonzarnos de que se nos confundiera con el olor y el dolor de la sangre inocente. No ha sido un lugar, Galicia , Valladolid, Cataluña, Canarias, Mallorca… han desterrado lo que ya hace siglos se abolió y que sólo un rey infame, Fernando VII, trajo de nuevo, el espectáculo vil del sufrimiento ajeno a las calles y plazas, el enaltecimiento de quien saca más gritos al ser que siente, da igual la especie, los torturadores eran vitoreados por las chusmas al retorcer y arrancar mejor los pezones de las adulteras o hacer caer con la limpieza de un tajo los testículos de un monje impío al albero. De los toros nadie hablaba entonces, eran cosa de ricos. Hasta los nuevos dictadores patrios se avergonzaron, primero Rivera y luego Francisco, prohibieron los espectáculos crueles en las calles (aunque sí que fomentaron la chusca imagen con su “remilgada cursilería, sus gestos amanerados y su abyecta crueldad”- Jesús Mosterín- del tormento taurino).

Sólo era una guiño para los que por tanto tiempo fueron insultados y ninguneados, que podría haber sido “los animales de compañía van a poder entrar en dependencias municipales” “nadie va a volver a ahorcar a un perro en el municipio” “la calle no es un sitio para dormir, ni para quien no tiene casa” “la desvergüenza de la cláusula suelo y el derecho fundamental y humano a la vivienda será prioritario” “no se van a seguir quemando gatos vivos en ciudad real” “se abrirá una red de comedores populares”…¡¡¡ había tanto con lo que parecer sensible!!!; ¿ si como demuestran cada día, están hechos a la mentira, haber mentido, haber creado ilusiones, haber generado futuro, aunque fuera de un segundo. Pero eso, lamentablemente, no fue.

Esto si, “El equipo de gobierno “corrió” para adjudicar la feria taurina y “tranquilizar” a la población” (miciudadreal.es) ¿De qué población me hablan? ¿Han hablado de tradición?

No se cuanto es en dinero, pero no será nada, ¿dos metros de acera, media rotonda, traer otro helicóptero para poner encima del templete del prado?. No, son decenas de vidas de seres sintientes arrebatadas en dolor y sufrimiento, para nada. Es seguir perpetuando la falta de respeto y empatía por seres vivos que no quieren estar ahí. Es querer seguir viviendo en el lado más oscuro y atroz.

Y ya no se lo van a quitar de encima, el aplauso y apoyo al dolor, tortura, sinrazón, asesinato, desprecio, especismo, sadismo. El ser los comparsillas de, como dijo Baroja en “La busca”, “La moral del espectador de corridas de toros, la moral del cobarde que exige el valor en otro, en el soldado en el campo de batalla, en el histrión o en el torero, en el circo. A aquella turba de bestias crueles y sanguinarias, estúpidas y petulantes.”

“El joven becerro mira exhausto con las últimas fuerzas. Brama ya sin aliento y suena la música que lo silencia. Reís como los tramposos, se os afloja la taleguilla antes abultada, cargada de excitación, y os dais por satisfechos.

Un año más vuestra mísera existencia delante de un animal sin defensa, torturado y herido hasta la muerte, demuestra que no valéis lo que cagáis. Pero ¡qué bonito todo! ¡Cómo se divierte el estimado público! ¡Qué buena tarde de cobardes, ignorantes y chulos!”

(El caballo de Nietzsche / Violeta B. 5 de agosto de 2014)

Miserable [persona] Que es despreciable, especialmente el que actúa con mala intención sin importarle el daño que causa a los demás.

Ustedes, la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Real en estas muertes en el sufrimiento y sin sentido, son miserables.