Desde el próximo jueves 9 de julio a las 22:00, el CSA “La Purga” organiza un ciclo de cine denominado “Documentales censurados por la Transición”, mediante el cual se quiere mostrar que «lo que se ha contado sobre el proceso llamado de transición a la democracia no ha sido ni tan modélico ni tan pacífico como la historiografía oficiosa ha pretendido dejar por sentado y, ni mucho menos, las conquistas sociales fueron llevadas de las instituciones a la sociedad», asegura el colectivo en una nota.
«Al contrario», prosigue, «fue la movilización de la sociedad, hastiada de un régimen hipertrofiado que seguía extendiendo sus tentáculos en las nuevas figuras democráticas, la que obligó al régimen del 78 a contemplar unos mínimos derechos que hicieran posible la convivencia».
Muestra de ello, son los cuatro documentales que el CSA La Purga resucita del olvido y se proyectarán todas las noches de los jueves de julio (a excepción del 30 de julio) y concluirá el 6 de agosto. Tras cada proyección habrá un debate y se ofrecerá a los asistentes un tapeo vegano.
El ciclo comenzará este jueves con la primera parte de todo un clásico “Después de…” dirigida por Cecilia Bartolomé y José J. Bartolomé, cuyo metraje fue secuestrado burocráticamente tras el golpe de estado del 23-F, impidiéndose su proyección en las salas de cine y negándoles toda ayuda y subvención para su exposición a la que tenían derecho por ley. Titulada “No se os puede dejar solos”, en ella se narra la historia de la transición contada por gente de la calle, con imágenes impactantes clavadas en la retina de l@s español@s.
El 16 de julio, siempre a las 22:00 horas, se proyectará la segunda parte de “Después de…” titulada “Atado y bien atado”. La cinta ofrece testimonios de personajes claves de la transición, políticos, militares, intelectuales y otros conocidos de la sociedad española, de entonces y de ahora, «y muestra cómo el franquismo tuvo su continuidad, de una manera velada, en lo que por aquella época se denominó democracia sin adjetivos en contraposición a la democracia orgánica que no era otra cosa sino la forma light con la que el búnker franquista se aferraba al poder», señala La Purga.
El 23 de julio, se proyectará un interesante documental casi enterrado en la historia del cine español, titulado “La ciudad es nuestra”, dirigido por Tino Calabuig, rodado en 1974 y 1975, no pudo estrenarse hasta bien pasada la transición. En él, asociaciones de vecinos de los barrios más depauperados de Madrid (El Pilar, San Blas, el Pozo del Tío Raimundo, Orcasitas, Leganés, Villarosa y Progreso), hablan de las vicisitudes, penalidades, miserias y faltas de atención con las que las autoridades del tardofranquismo dejaron de la mano de Dios los barrios obreros de la periferia madrileña. Este documental es un ejemplo a día de hoy de los primeros esfuerzos de resistencia a los desalojos por especulación, los inicios de las conquistas en materia de servicios sociales e infraestructuras públicas, así como el germen de los centros comunitarios, sociales y culturales autogestionados.
Por último, el 6 de agosto, se proyectará el documental “¡Votad, votad, malditos!”, dirigido por Llorenç Soler. Rodado en 1977, censurado e igualmente desterrado al olvido, refleja las opiniones de obreros de Barcelona ante las primeras elecciones tras la muerte de Franco. Su director da voz a un pueblo aletargado por la dictadura, de escasa o nula cultura democrática, así como da una visión de la propaganda electoral como si de un producto de consumo más se tratara, en un contexto político «sobre el que la sombra de fraude electoral sobrevoló de tal forma que a día de hoy difícilmente hubieran sido aceptados sus resultados como democráticos», concluye La Purga.