Aprovechando el cincuentenario de la actuación de los Beatles en España, en Madrid el día 2 y en Barcelona el día 3 de julio del año de 1965, han montado una promoción llena de tópicos fantásticos y de una rememoración falsificada, para esas mismas fecha de 2015. Copiando al pasado, cuando el presente es plano y sin aristas. O con tantas aristas, que huimos al pasado, para decir galanamente, desde los balcones de la mentira impostada: ‘Me siento rejuvenecer’.
Incluso se hacen acompañar los falsos Beatles, que ahora dicen ser ‘The Bootleg Beatles’ por los viejos Pekenikes en Madrid y por los más viejos aún, Sirex en Barcelona. Unos Beatles de contrabando, que eso es lo que quieren ser ‘The Bootleg Beatles’. No, ni siquiera ‘Los falsos Beatles‘ o los ‘Fake Beatles’, sino el contrabando de la banda. Que ya se sabe que el efecto del contrabando, es contrabandear el producto imitado; dando la apariencia de verdad y de autenticidad a un producto falso y por ello falsificado. Cultura del simulacro como etiquetara Baudrillard.
Es lo que ocurre con tantos chiringuitos de verano y de playa plastificada y teñida, en manos de subsaharianos y de algún oriental diminuto. Venden productos falsificados en China con apariencia de diseño milanés o con pretensiones imitativas de ‘Haute couture’ parisina, que dan el pego el tiempo que dura la transacción, luego ya veremos cómo aguanta el falso Hermes, la falsa Bimba&Lola y el requetefalso Emporio Armani.
Pues bien lo que dominaba en el mundo de los objetos falsificados e imitativos, está llegando a otras ensenadas diferentes y muy melancólicas: Conciertos de pacotilla falsificados, obras de teatro desteñidas y apócrifas, Quijotes traducidos al ¡español!, e imitaciones orientales de la última entrega (siempre hay una última entrega para todo ‘best seller’) de Jurasic world.
Todo ello, todo lo citado antes por esa parafernalia de ‘The Bootleg Beatles’ para componer un excelso trampantojo, o si se quiere en el original un ‘trompe d`oeil’ melenudo, capaz en apariencia, de desmontar el paso del tiempo. Visto el vídeo promocional, los curritos de ‘The Bootleg Beatles’ parecieran ser John, Paul, George y Ringo y de ellos se disfrazan y como tales se mueven. Aunque resulten ser unos sofisticados sosias, extraídos de una sesión de reparto de actores versátiles, que cuentan con un visage próximo a los originales y con unas voces clonadas por alguna máquina del tiempo. Que quieren hacernos creer, esos promotores maléficos, que todo tiempo pasado fue mejor; cuando todo tiempo pasado es, por definición, imposible de alcanzar. Y por eso quedan las recreaciones memoriosas y pretendidamente memorables.
Aunque miradas con atención, esas manifestaciones recreativas y melancólicas, no dejan de llenarse de huecos y de agujeros. Pero es un género, el de la ‘Rememoración blanda’, lleno de adeptos y de seguidores. Incluso cuajado de buenos datos de audiencia televisiva y de muchos seguidores en la redes sociales, desplegadas como práctica muy extendida de pesca virtual
No hay memoria sin recuerdo, pero bien cierto es, que hay que recuerdos que ni son memoria ni nos pertenecen con propiedad. Son pura invención y puro ejercicio recreativo. Puro fanatismo del tiempo perdido, que nos envuelve como una sabana mojada. Baste mirar de verdad a la España de 1965, salida de la beoda celebración del año anterior y sus encomiásticos XXV Años de paz. Y un año más, y todo se transformó en el Año del Rock o en el Año de los Beatles, con montera de torero o con sombrero cordobés, bajando del avión.
Periferia sentimental
José Rivero
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/06/29/actualidad/1435572302_551673.html
Hasta ‘El País’ cae en la trampa de la celebración virtual. Como prueba de por donde andan sus intereses.
¿Sabes lo peor? Que al País solamente le quedan los intereses del banco…que son los que interesan…al algunos… y los que han hecho que desaparezca el interés por la objetividad.
Por ahí van los…Beatles de verdad. ¡Que digo! los tiros de verdad.