Intersindical Joven.- Ayer volvimos de nuevo a salir a las calles para conmemorar el día 28 de Julio, reivindicando una vez más el necesario avance en derechos de la comunidad LGTBI y junto a él, el orgullo de los hasta aquí conseguidos.
A pesar de que hayan pasado casi 70 años, no debemos olvidar que la posición donde hoy nos encontramos como colectivo LGTBI, se ha conseguido a base de la lucha y de la movilización de la mayoría, la clase trabajadora. Tras la experiencia en el pub Stonewall Inn, pasamos de ser tratadas como enfermas mentales ,de estar catalogadas como tal en el DSM ,de que nuestros nombres y apellidos figuraran en listas negras por nuestra condición sexual,a vivir en una atmósfera de falsa u obligada aceptación, donde muchas de estas prácticas más sutiles se siguen realizando, pero bajo la careta de la neotolerancia.
Debemos ser conscientes de que nos queda mucho camino por delante, pero que mediante la organización y la lucha por nuestra libertad sexual podremos golpear más fuerte contra los “clichés” culturales y educativos que promueven una imagen estereotipada contra nuestro colectivo, así como contra los ataques a la libertad afectiva y/o sexual que hoy por hoy sufre el conjunto de la sociedad. La clase trabajadora es la que en mayor medida sufre estos ataques por el hecho de encontrarse con una problemática añadida que es la incapacidad económica personal para por ejemplo tener la posibilidad de recibir una ayuda para desarrollar de forma íntegra su derecho a realizar un cambio de sexo, o ejercer la paternidad o maternidad en unos servicios públicos cada día más precarizados y menos universales; y ser más vulnerables ante situaciones discriminatorias que puedan producirse en su entorno laboral.
Desde Intersindical Joven, queremos ya no sólo mostrar nuestro apoyo en esta señalada fecha, sino comprometernos a llevar acabo esta lucha de forma transversal en el ejercicio de nuestra labor, combatiendo de este modo la intolerancia y la desigualdad que puedan surgir en nuestro rango de actuación. Porque no debemos olvidar que día a día recibimos de un modo u otro una educación segregadora, y no mucho más tolerante, que se encarga de salvaguardar los intereses de una minoría que mantienen sus privilegios a base de varios pilares fundamentales, pero siendo uno de ellos, la disgregación de la clase trabajadora y si bien, el aspecto sexual es una de sus armas para que prevalezca esta cuestión.
Por ello debemos analizar las experiencias y los pasos adelante que aunque aún no aquí, se hayan dado en cualquier otro lugar del mundo, porque lo que la práctica no se cansa ni cansará de demostrarnos nunca, es que cuando el pueblo se une con un fin común, no hay barrera capitalista que impida que consiga sus objetivos.
Por ello acompañemos la lucha por las libertades sexuales y los derechos de la comunidad LGTBI y apliquemos este apoyo de luchas parciales con la capacidad de comprender que granito a granito se consigue una montaña, para finalmente conseguir empoderar a la clase trabajadora de tal manera que la superación de las desigualdades sociales sea un objetivo factible a conseguir en su totalidad.