La deriva hacia una vía muerta de la democracia: Una mirada al interior del «túnel» de la represión de la protesta

Luis Mario Sobrino Simal.- El profesor de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha Pedro Oliver presentó ayer su libro «Protesta democrática y democracia antiprotesta. Los movimientos sociales ante la represión policial y las leyes mordaza», un trabajo «a cuatro mano» escrito junto a Jesús-Carlos Urda Lozano. Una obra sobre el «arsenal» represivo desplegado por el estado frente la protesta y los movimientos sociales, «oportuno, que no oprtunista», para el que «el horizonte penal y de control-sanción en el que España va a entrar se convierte en una especie de epílogo del propio libro».
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Oliver señalaba que no se puede obviar que los autores son historiadores, y que eso se deja notar en alguna parte del libro. Un trabajo que, asegura, habrá que consultar en otros tiempos, ya que prevé lo que pueden ser lecturas de futuro, «nada halagüeñas a pesar de que la estructura de oportunidad política augura cambios que pueden, como mínimo, paliar el horizonte negro en el que España se introduce con la ley mordaza y con la reforma del código penal. Pero también con el pacto antiterrorista, que de una manera también bastante vergonzante también firmó el PSOE con el PP, además de, por la puerta de atrás, el retorno a España de la cadena perpetua. Con todos sus eufemismos postmodernos, pero a fin de cuentas la cadena perpetua». En la práctica, apunta que lo que se está viviendo en España desde 2011 es «la entrada a un túnel de implementación de la represión».

El libro no se centra en los aspectos más profundos de las reformas de las legislaciones en materia de control-sanción, «sino que se dedica a un fenómeno que, cuando históricamente haya más perspectiva, se podrá comprobar que ha sido uno de los más interesantes de la historia de este país». Es el que se inaugura con el 15M de 2011, aclara Oliver. España ya conocía la protesta, «pero no pocas voces se escuchaban entonces preguntándose por qué no había más o por qué no se estructuraba un tipo de protesta en España que diera respuesta al castigo a las clases populares, a los sectores más débiles de la sociedad, a propósito de la tan cacareada crisis económica y crisis de la deuda que, en gran medida, ha sido una estafa».pedro-oliver-04

«Lo que ocurrió el 15M de 2011 fue inaudito e inesperado pero muy grato». Lo que con el 15M se inauguró y perdura hasta la actualidad es, para este profesor, «todo un lujo» en la historia de los movimientos sociales y de protesta en España. «Una demostración de bien hacer, de madurez en la forma de expresar la protesta y de recoger lo mejor que ha tenido la movilización social y política en las últimas décadas». Según Oliver, en el 15M se percibe lo mejor de los movimientos alternativos de los años 80 y 90, como el de objeción de conciencia y de insumisión al servicio militar obligatorio, pero también el de la movilización ecologista en España, y sin pasar de largo de los movimientos antiglobalización, «que demostraron que la juventud era gente esperanzada y que empezaba a dar señales de lo que el 15M elevó a categoría vivencial».

Por otro lado, el autor ha reseñado que hay quien cuestiona el carácter de movimiento social del 15M y prefiere hablar de algo que lo retrata más «de cuerpo entero», y es un clima, una atmósfera social y política que marca un antes y un después, y que explica no sólo la movilización, sino también las nuevas formas de expresión política y las nuevas fuerzas que en España conocemos hasta hoy. «El 15M también es una demostración de que los movimientos de protesta ya no sólo quieren decir no a algo sino que quieren vivir el no, frente a la deriva que está sufriendo este país con una clase política que parece gobernar para otros poderes extrapolíticos a los que nadie ha elegido».pedro-oliver-01

El 15M ha demostrado, a su juicio, que no es fácil criminalizar a los desobedientes, a los que se sublevan, «y la prueba está en los estudios demoscópicos, en los que se reflejan que cosecharon mucho apoyo social». Frente a una fallida criminalización por parte de los poderes políticos, Oliver afirma que el PP, con el camino abierto por el gobierno socialista de Zapatero, intenta contestar con «represión sucia».  «Puesto que la violencia policial no le es rentable y se puede volver en contra del poder, como ocurrió con la disolución de la acampada de Barcelona en el propio ambiente del 15M, contestan con represión sucia, a la que el libro de dedica un capítulo». Lo que ha sido, asevera, la punta del iceberg, que ha desarrollado la policía y los mandos políticos policiales contra la protesta. «Y por último, como estas dos estrategias no llevan a buen lugar, se utiliza la más dañina, la más callada, la burorrepresiva, a través de la sanción administrativa y de las multas». Por ello, asegura, la ley mordaza y la reforma del código penal son medidas pensadas ad hoc contra la protesta de este país.

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