Todo el mundo parece estar de acuerdo en la necesidad de mantener abiertos en verano los comedores de los colegios. Pero ya hay quien advierte de la estigmatización de los niños que allí acudan. Y es que el ejercicio de la caridad tiene sus inconvenientes. Uno de ellos, que las personas que la reciben se ven expuestas, menospreciadas, y humilladas.
Los comedores sociales son un parche: deben ser soluciones temporales en tanto se ponen en marcha mecanismos reparadores de esa lacra intolerable que es la pobreza.
La caridad no es la solución. La solución es construir una sociedad de iguales, donde todos podamos ganarnos la vida dignamente, y nadie tenga que verse obligado a mendigar una subsistencia que moralmente le corresponde por derecho.
En esa línea va esta propuesta: poner en marcha “comedores comunitarios”. De la comunidad de la que todos formamos parte.
Estos comedores comunitarios darían servicio a quienes no pueden comer decentemente por no tener dinero (no se les cobraría por la comida), pero también daría servicio al resto de la comunidad. Por ejemplo, a aquellas personas que no tienen tiempo para cocinar, que podrían acudir al comedor comunitario, pagando, a precio ajustado, su comida. O, sencillamente, a familias que acudirían para comer, sin más, en comunidad con sus vecinos.
Esto es, aportarían espacios de convivencia para intentar recuperar esas relaciones entre vecinos que el actual modo de vida nos ha arrebatado.
Además, las personas pobres no se verían segregadas. Acudirían a comer allí como cualquier hijo de vecino. Estarían integrados en la comunidad. Los niños del barrio jugarían juntos. Los adultos hablarían unos con otros. Se conocerían. Se abrirían puertas a comprender las situaciones ajenas. Se facilitaría eso tan difícil y raro hoy en día, pero tan esencial, de ponerse en la piel de los demás. Con tiempo, claro.
Los comedores comunitarios tienen otras ventajas:
– Todos los trabajadores del comedor vecinal (cocina, limpieza, mantenimiento) tendrían que proceder del propio barrio, con lo que se reduciría el paro local. Creando empleo digno.
– Los productos que se adquirirían tendrían que ser de calidad, ecológicos y, prioritariamente, de procedencia local. Adquiridos con criterios de respeto a las personas y al medio ambiente. Consumo responsable.
– La adquisición de productos de procedencia local también contribuiría a crear puestos de trabajo locales en el sector de la producción de alimentos (agricultura, ganadería).
– Habría un ahorro de tiempo para las familias (comprar, cocinar, limpiar) que se transformaría en más tiempo: de ocio, para vivir en familia, para dedicar a los hijos (hoy en día muchos de ellos “abandonados” frente al televisor o la videoconsola)… para participar directamente en los asuntos públicos (esencial en una democracia)…
– También habría ahorro energético, por economía de escala: electricidad o gas de las placas de cocina, de agua para fregar los platos, de combustible para hacer la compra cuando se va en coche. Cocinando para muchos, se optimizan recursos.
– Consecuentemente, al ahorrar energía también se produciría un ahorro económico extra para las familias.
Naturalmente, los comedores comunitarios también tendrían desventajas:
– Implicaría un coste inicial para las arcas municipales. Aunque, con el tiempo, si se popularizara su uso, podría autofinanciarse, ya que la mayoría de las personas que acudieran allí a comer aportarían económicamente las cantidades necesarias para cubrir ese coste.
– El sector hostelero perdería una parte de sus ingresos, aunque, conociendo como somos por estos lares, esta pérdida se vería atenuada porque la gente, al tener más tiempo libre y un extra de dinero ahorrado, acabaría pasando más tiempo, y haciendo más gasto, en las barras y veladores de los bares.
En cualquier caso, hay que hacer balance. Esta propuesta tiene un objetivo transformador de la sociedad: se trata de avanzar hacia una sociedad de iguales, justa, solidaria, sostenible, democrática… donde TODOS tengamos unas vidas dignas de ser vividas.
La alternativa es lo que tenemos ahora.
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
Albert Einstein.
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
Gonzalo, como padre y usuario de comedor escolar. Es buena la idea que propones, pero los niños/as van a estar con sus «comedoras» de todo el año, quienes les tratan como lo que son: niños normales y corrientes. No sé si estarían mejor atendidos en otro sitio.
Me puedo equivocar, pero creo que donde menos raro va a ser que coman una comida decente al día es en su comedor, donde nadie les va a mirar como lo que no son: es decir, responsables de lo que les ocurre.
Para el resto de colectivos, pues no me parece mal. Como dice un amigo: si la vida te da limones, pues aprende a hacer limonada con ellos. Siempre será más dulce que a palo seco. Por lo tanto, imaginación que no nos falte. ya llegarán los burócratas de turno a estropearlo…
¿Dónde está el inconveniente de la caridad? Salvo que se identifique caridad con derecha y ese argumento es tan, tan, tan viejo. Saludos
caridad.
(Del lat. carĭtas, -ātis).
1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos.
2. f. Virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión.
3. f. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados.
4. f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
5. f. Refresco de vino, pan y queso u otro refrigerio, que en algunos lugares dan las cofradías a quienes asisten a la fiesta del santo que se celebra.
6. f. Tratamiento usado en ciertas órdenes religiosas de mujeres y en alguna cofradía devota de varones. Su, vuestra caridad.
7. f. Agasajo que se hacía en muchos pueblos pequeños con motivo de las honras de los difuntos.
8. f. Mar. Quinta ancla de respeto que solían llevar los navíos en la bodega.
~ con uñas.
Con la caridad no hay ningún problema, Manuel. Siempre que sea un complemento al Estado del Bienestar desde el ámbito de lo privado (religioso o no). Pero la caridad, como única salida, choca directamente con los capítulos II. art 14 y 33 y III de la C1978 casi al completo.
Si el Gobierno actual (tanto nacional, como autonómico y local), haciendo dejación absoluta de sus funciones, coloca a la caridad en primer lugar ¿Dónde quedan los derechos fundamentales de la persona?
De hecho, la caridad no genera derechos. Las prestaciones sociales, si.
Recuerda que en EEUU la mayoría de los hospitales llevan nombres de santos…y por eso se dedican a atender a pobres…A eso es a lo que nos lleva la caridad mal aplicada y entendida. Y por eso a Obama le niegan la creación de una entidad que genere derechos.
¿Qué tiene de malo la caridad? Que si la hay es porque previamente existe una situación de injusticia, de desigualdad, y se ejerce la caridad sin tener la menor intención de solucionar el problema. O precisamente por eso. La caridad «lavaconciencias».
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«La limosna ensoberbece al que la da y humilla al que la recibe.”
Leonor, reina de Castilla a Raquel, la judía de Toledo, en “Esperando al Rey”, de José Manuel Pérez, “Peridis”
El problema para los críos no termina ofreciéndoles un plato de comida, que es la necesidad más básica y perentoria , la de alimentarse, que tiene un ser humano. Pero la pregunta es ¿ cuántos de esos chavalitos llegarán a completar una formación educativa mínimamente decente. Me decía una trabajadora social que asiste desde décadas a determinadas zonas deprimidas que aún no ha visto a un chico de esos que atendió llegar a la universidad. Pobres e ignorantes como sus ancestros y muy probablemente sus hijos continuarán con ese mismo patrón. El neoliberalismo con el que tanto se les llena la boca a tantos vale para los paises con una economía bollante, acá es preciso terminar antes con las inmensas desigualdades, porque lo demás es injusticia social que no lo remedia la bienintencionada caridad cristiana.
Donde mejor comen los niños es en su casa.
Eso depende de la casa…