Fermín Gassol Peco.- “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos lo desconocido, para los valientes es la oportunidad.” Víctor Hugo. Cierto día, el hijo de un amigo hubo de ir al lugar donde trabajaba su padre como empleado de una empresa. En el preciso momento de encontrarse con él, recibía una orden del jefe. Le entregó aquello que su madre le había dado y se marchó sin poder mediar palabra.
El chaval unió esta imagen en su mente con el hecho de que muchos días el padre regresara a casa quejoso del trato que recibía en el trabajo. Quizá sacara la conclusión de que su progenitor estaba sufriendo una especie de condena, porque llegada la noche, sentados ambos en el sofá, el hijo le manifestó su consecuente deseo: A mí me gustaría trabajar sin tener que depender de nadie. Y el padre, tras esbozar una sonrisa, lo abrazó y le respondió con una sola una frase: Hijo mío, para eso tendrás que saberte decirte ¡no! a ti mismo muchas veces. Es el único y alto precio que habrás de pagar por no depender económicamente de nadie, sólo de tu esfuerzo y responsabilidad.
El paso de súbdito a ciudadano, el cambio en la concepción de vivir como una persona políticamente dependiente a ser ciudadano libre y autónomo es el hecho trascendente que marca el paso de una dictadura a una democracia. La democracia tiene la enorme virtud de posibilitar el ejercicio de todos nuestros derechos que son como esos deseos de ser libres de muchas cosas para poder realizar otras y ser dueños así de nuestro destino colectivo como nación que al fin y a la postre es como decir de nosotros mismos. Porque haciendo uso de esta situación de dignidad y libertad somos nosotros los que hemos de trazar “solitos” el futuro concreto más conveniente entre los muchos posibles, sin más armas que la responsabilidad, la honradez de pensamiento, la ilusión y las ganas de trabajar.
Si como el hijo de mi amigo, queremos ser autónomos y no estar tutelados en ningún momento por nada ni por nadie, habremos de recurrir a nuestro sentido del esfuerzo, deber y responsabilidad de manera permanente. A querer enfocar la vida como un reto y no como una costumbre. A saber decir “no” a esos reclamos que nos invitan a suplir la ilusión por la rutina; a querer ser emprendedores de ese futuro que todos en el fondo deseamos y que vislumbramos.
Pretender ser a la vez ciudadanos y súbditos de un sistema libre y subsidiado es como querer ser unas aves con hermosas alas que solo pretenden volar en un limitado corral; querer vivir en una libertad…limitada, en una aparente libertad que a la postre se sustenta en el pesebre…de los estómagos agradecidos, de la falta de ideas e iniciativas, de los subsidios y subvenciones. No hay autonomía ni libertad posible sin renuncias a esos falaces reclamos que nos invitan a la comodidad, ser burgueses de la mediocridad y el tedio, a dejarlo todo para más tarde…o para nunca. Porque pensando y obrando así jamás llegaremos a culminar ese futuro que nos está esperando y que todos tanto ansiamos, sino que entre todos también lo acabaremos abortando con nuestro inmaduro comportamiento de súbditos, es decir de personas políticamente demasiado dependientes. ¡Menudo viaje el que habremos hecho durante estos últimos treinta y cinco años!
Bueno, yo me lo planteo más como poder ser autónomo para decidir e intentar cambiar lo que está objetivamente mal hecho (y ahí seguro que estamos de acuerdo en el 90% de las cosas). Es obvio que cargarse del todo un sistema no sirve de nada y es una chorrada. Pero dejarlo como está ahora mismo es un auténtico suicidio colectivo.
Habrá que encontrar un término medio, que es lo que nos quiere vender el PPPSOE desde hace mucho tiempo. La cuestión es que, tal y como están los dos paartidos, nos sirven de poco para ese viaje a la «Arcadia democrática» que muchos queremos. Que no a la comunista de la que habla la sobrepasada ex ministra de Asuntos Exteriores del PP y le cacarean los coros de «informados» que pululan por los foros.
Fíjate que estaba anoche a vueltas con un artículo antiguo de Julián Marías titulado: Un país adanista e idiota, donde da un repaso de “tres pares” a los mandamases de Podemos.
Extrayendo algunas de sus citas –las cuales entrecomillo- creo que es aplicable a casi todos los que han decidido que son ellos los que nos van a salvar de nosotros mismos «a nosotros mismos». Los que son la mano que mece la cuna en este sistema caduco.
Dice Marías que “entre las idioteces mayores de los españoles está el narcisismo”. Amen a la afirmación. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Es verdad que los españoles somos muy de darnos importancia personal en cuanto agarramos una parcelilla de poder.
Es más, refiere Marías al DRAE: “hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente”. De nuevo, no digo ni pio a la afirmación. Un clarísimo ejemplo de ello son las 7 leyes escolares que han tirado a la puñetera basura 35 años de educación en España. La última, la retrógrada LOMCE del no menos retrógrado Wert. Dicho lo cual ¿Por qué Marías se centra tanto en Podemos?
Siguiendo con su artículo, el ensayista habla del adanista español como aquel que “ha hecho todo lo posible por no enterarse, por desconocer cuanto ha habido antes de su trascendental “advenimiento” –por ser un ignorante, en suma, y a mucha honra–, se pasa la vida creyendo que “inaugura” todo”. Joder, se cierra el círculo. Va a ser que no todos los idiotas son de Podemos ¿Acaso no están visualizando al 90 % de los que salen estos días en MCR aprobando temas que no son de relevancia para la Ciudad?
En fin, No hay nada más peligroso que el afán de protagonismo, y el de los políticos españoles de hoy es desmesurado. Así es que, los ciudadanos tendremos que coger también nuestro poquito protagonismo y, a poder ser, sin necesidad de ser unos «Adanes», ser protagonistas del cambio.
PD: Aunque Nicolás Clavero no se dé por aludido…ejemmm…
Blisterr, ¿una chorrada cargarse un Sistema?
¿Entonces, lo que se hizo en el 78, sustituir una dictadura por… segamos generosos… otra cosa ligeramente mejor… fue una chorrada?
Cuando se vive en una dictadura, lo que procede es «cargarse» el Sistema. Que no hay que ponerse a pensar en catástrofes. Sencillamente, en nuestro caso, podría bastar con un reset. Apagar y volver a encender.
Con una nueva Constitución redactada directamente por los ciudadanos.
Y a partir de ahí, a intentarlo de nuevo, a ver si a la segunda nos sale mejor.
Eso sí, como ciudadanos, no como súbditos. Con todo lo que implica ser ciudadano. Con sus derechos pero también con sus responsabilidades.
Vaya, pensaba que se me había entendido. Veo que no. Pido disculpas por ello. Me refiero a romper un sistema «supuestamente democrático» y tirarlo todo a la basura. No a cambiar de una dictadura a un sistema decmocrático. Ahí si que me gustaría que hubiera habido un reset (que jamás hubo).
A no ser que califiquemos de dictadura el sistema actual, que algo tiene…no pudo comparar las dos situaciones.
¿Van por ahí los tiros? Porque si es sí, yo creo que un reset total no hace falta (Pero lo creo yo, que no soy nadie). Quizá una restauración del sistema en un punto donde había más cosas buenas que ahora…. Dicho en términos informáticos….
Creo que un reset es imposible. No te dejarían las manos que mueven los guiñoles ¿No crees? Hay que ser práctico y asumir ciertos «peajes» imposible de saltarse.
El Reset sería volver a la situación del 78. A la necesidad de terminar con una dictadura (real o camuflada) y poner en marcha una democracia real.
Y, Blisterr, si tenemos que limitarnos a lo que nos dejen hacer los que «mueven los guiñoles»… eso es como conformarnos con comernos las migajas que tiren al suelo del banquete de los amos.
Si aceptamos eso, somos esclavos, Blisterr.
Que es la situación actual. Mira lo que hay.
Ser práctico implica también evaluar la situación y asumir que un callejón sin salida es un callejón sin salida… por mucho que tengas el campo libre para entrar en él.
El camino que conduce a otra realidad diferente está lleno de dificultades, requiere trabajo, sacrificio, riesgo… pero es el que merece la pena. Es el que lleva donde queremos ir.
Esclavitud o Democracia. El camino fácil es el primero. El que te dejan tomar los que mueven los guiñoles.
El segundo es el díficil. Pero el que hay que tomar si queremos cambiar las cosas.
Coincido contigo, Fermín.
No se puede pretender ser ciudadanos y a la vez que haya un papá Estado/partido/líder político que nos cuide/dirija/controle como si fuéramos menores de edad. La mayoría de edad política implica no sólo derechos, sino también responsabilidades.
Este es un país de súbditos.
Pero tampoco la culpa es entéramente nuestra. Es el Sistema. Nos han mantenido así. Han tenido y tienen las herramientas para seguir haciéndolo.
Hace ya casi 10 años escribía esto…
http://ciudadanoenblanco.blogspot.com.es/2006/10/ciudadanos-y-sbditos.html
10 años y no ha perdido vigencia alguna!
Ha sido lo mismo los últimos 35 años. Es el Régimen. Es el Sistema.