Puertollano: La candidata que ahuyentó sus fantasmas  

La alcaldesa de Puertollano, Mayte Fernandez, ha publicado en su web el relato de las horas que precedieron a la publicación de los resultados que la auparon ayer a la victoria en los comicios locales. Desde la ansiedad de la incertidumbre hasta la alegría por el desenlace, Fernández realiza un itinerario de sensaciones que, a su juicio, tuvo su recompensa en el epílogo: «Puertollano es socialista».

Reproducimos en su integridad el artículo de Mayte Fernández:

Puertollano es socialista

Hay días en los que conciliar el sueño es más complicado de lo habitual. Los intentos por tender hacia la normalidad fueron buenos, rodeada de familia, de una pizza barbacoa y de fondo Eurovisión, con Edurne como protagonista de la noche.

Ahí no hubo suerte, unas votaciones tan politizadas que te hacen jurar una y otra vez que no volverás a ver el festival el próximo año, aunque con el paso de los meses, la rabieta se te pase y acabes viéndolo de nuevo, con el mismo optimismo renovado de siempre.

Una mirada de reojo al reloj, es tarde. Mañana toca lucir la mejor de las sonrisas antes de depositar el voto con los medios de comunicación como testigos. Te quedas un instante en silencio y por tu cabeza pasan las imágenes de los últimos cuatro años, donde tanto ha cambiado tu vida, tanto en lo personal como en lo profesional. Haces un balance rápido y sin dudarlo, a pesar de los duros veinte meses de mandato, lo que más deseas es volver a gobernar, con el respaldo de tu pueblo, por el que quieres trabajar y aferrarte a su futuro con uñas y dientes.

El insomnio se apodera de los nervios, le apaga las luces y las horas pasan fugaces. Pronto suena el despertador y sabes que el día puede ser uno de los mejores de tu vida o la peor de las pesadillas. Sin embargo, acabas por apartar los fantasmas, porque sabes con certeza el trabajo que ha habido detrás desde que fuiste nombrada alcaldesa, la defensa de todas las causas justas que has llevado a cabo y porque el optimismo natural que te acompaña, te invita a confiar.

A las nueve de la mañana, notas ese nudo de nuevo en la garganta, que se deshace cuando la voz de tu hija te llama desde la habitación y el beso de buenos días se empotra en tu cara, siendo el mejor de los maquillajes que puedas ponerte.

Sales de casa y en un instante llegas al colegio electoral. A las puertas, dos cámaras de televisión, una decena de periodistas, a los que notas cansados después de toda la campaña electoral que han tenido que cubrir día a día; y al final, esa sonrisa que confluye entre todos, como una especie de tregua que nos meremos. Un alivio terminar y volver a la rutina, que dará más trabajo, pero que al final, nos hace sentirnos cómodos porque la conocemos más de cerca.

Antes de que te des cuenta, has saludado a decenas de personas, has dejado caer tu voto, que en breve se perderá dentro de una urna, a la que van llegando en un goteo continuo ciudadanos de Puertollano, que más allá de sus colores políticos, comparten el mismo objetivo, el de devolver a su ciudad al epicentro de Castilla-La Mancha.

Todo queda atrás. La gente, el colegio electoral, los compañeros de partido. Es en casa donde te vuelves consciente de lo que queda por delante. Unas diez horas de espera, de nervios contenidos, de una batería de móvil estresada, de cientos de mensajes que te dan su aliento desinteresado, confiando en tu proyecto, que quieres que sea el de todo el mundo.

Apuras la comida y el café con prisas, y sales hacia el partido. La forma en que está organizada la casa del pueblo te recuerda a tantas otras elecciones, con la diferencia, de que al fondo, junto con al busto de Pablo Iglesias, reposa la imagen de tu campaña. Eres la protagonista, lo que hace que por momentos, sientas ese pudor y ese peso de la responsabilidad sobre tu espalda. No puedes fallar, van contigo.

Un cañón de presentación proyecta sobre la pantalla desplegable el porcentaje de participación ciudadana en las urnas. Van saliendo sondeos, pero son tan similares a los que se conocen, que poco ayudan a calmarte. A la izquierda, una televisión, en la que los periodistas cubren horas de emisión analizando datos abstractos.

Poco a poco, van llegando militantes a la sede del partido, te pones más nerviosa. Las pulsaciones se disparan, te quitas la americana roja socialista, te paseas por el salón principal, intercambias impresiones y decides evadirte.

Es hora de ir haciendo recuento. La información de las primeras mesas que se cierran va llegando. Coges papel y bolígrafo y anotas las cifras que te van diciendo. Te recuerda a aquellos días de instituto donde una compañera de clase te decía las notas que habías sacado, donde percibías ese silencio incómodo hasta que comprobabas que habías aprobado.

Cifra a cifra, colegio a colegio, te vas dando cuenta de que lo estás consiguiendo. No quieres decirlo por si acaso se rompe el encanto, pero no cabe duda. De pronto, uno de los veteranos del partido, abre la puerta, te sujeta la cara y te lo dice sin preámbulos. “Enhorabuena, ALCALDESA”.

Se te ilumina la cara, estallas de alegría, esa que has dejado contenida durante horas y sabes que lo has conseguido. Recuerdas aquella frase de “todo trabajo tiene siempre su recompensa” y te alegras por ti, pero sobre todo por todos aquellos que han confiado en ti y que serán el respaldo para los próximos cuatro años.

De nuevo, como para acabar el ciclo que empezó por la mañana, aparecen los medios de comunicación, te dan la enhorabuena y te preguntan. Tienes la voz tomada por culpa de los nervios. A pesar de la costumbre, la emoción te embarga y sólo puedes remarcar las palabras: esperanza, trabajo, Puertollano y futuro. Hemos ganado con quince puntos de diferencia y eso es un orgullo y un gran reto.

Nos queda todo por hacer, pero mejor no fijarse las metas a largo plazo, sino cumplirlas cada día.

Muchas gracias a tod@s. Tenemos nuestra propia décima.¡¡PUERTOLLANO ES SOCIALISTA!!