José Ángel Gallego Chamorro.- Jornada de reflexión, qué expresión tan bonita, una expresión que intenta simbolizar la libertad de la que gozan los ciudadanos a la hora de empuñar el única arma democrática que les garantiza el sistema cada cuatro años.
Vale, por favor, dejen de reírse por la falsedad e hipocresía que esconde este sintagma nominal. Creo que, todos los días de nuestras vidas, tendrían que ser como este, un día en el que teóricamente, nadie va a manipular nuestra intención de voto mediante la publicación de ningún tipo de marketing político habitualmente fraudulento.
Y es que, durante el resto de días, somos manipulados, influidos por encuestas falsas, por mentiras a las que recurren políticos indecentes, que, lejos de querer gobernar al pueblo para que llegue a la tierra prometida a través del desierto, se beben todo el agua de los oasis que hay por el camino.
¿De verdad es necesaria una Jornada de Reflexión?
Para qué, ¿para que nos quedemos sentados en el sofá, castigándonos a nosotros mismos al pensar en el ámbito político de este país, que es cuanto menos desesperante?
Pudiera ser, que este día, no sea más que otra estrategia de aquellos que pretenden hacernos creer que pensamos libres, que nuestra opinión sale de dentro, que está basada en argumentos sólidos, y que nunca ha sido influida por nada ni nadie.
Créanme cuando les digo, que su opinión ya fue dirigida hacia un partido u otro, que lo de hoy es un mero trámite, un engañabobos, todo lo que han leído o escuchado en periódicos, revistas y televisiones, tenía una finalidad, que no era sino la de conducir lo más propio del ser humano, las ideas y opiniones, hacia un puerto pirata, da igual con que bandera, para ser saqueado.
Reflexionen, que para algo les han dado un bonito día, en el caso de mi ciudad, soleado y con unas temperaturas agradables, pero reflexionen sobre la posibilidad de que ustedes no sean sino títeres, dirigidos por unos hilos que se engancharon a su cabeza en el momento en que nacieron y que empiezan a ser movidos en el momento que obtienen la mayoría de edad.