Manuel Valero.- En otro tiempo las estrellas animaban los mítines de provincias. Hoy, las estrellas no refulgen como las de antes y las que lo hacen son las nuevas estrellas del firmamento electoral. Blancas estrellas decadentes y moribundas contra estrellas rojas, vitaminadas y adolescentes, lo cual no sabe uno si es bueno o malo, lo de la adolescencia escénica, digo, pero en cualquier caso pone sobre la mesa el reto ante la política con mayúsculas: un nuevo tiempo.
Ayer los aparatos se afanaban en contar con la presencia del líder sumo para que los electores pudieran verlo en carne mortal. Hemos visto por estos pagos a todos: González, Guerra, Fraga, Suárez, Anguita…hasta Roca el reformista abogado de princesas, que fue el primero que ensayó un efímero partido bisagra.
Ellos traían el voto; hoy los espantan, dicen los observadores. Y Rivera precisa: estamos al comienzo de una nueva etapa y quien quiera entender que entienda. Más o menos. Y razón no le falta. Porque él, junto a Pablo Iglesias junior, son los únicos líderes que levantarían pasiones en provincias, los nuevos, los emergentes. Los reyes jóvenes que nos envían los dioses para castigarnos, según la arúspice Dolores, vaticinio tan lleno de baches que más vale lo hubiera dejado en el congelador. Más que nada porque de esas guisas España ya estaría condenada por padecer a un mozalbete regio y porque las monarquías tienen de divinas, lo que el premio Planeta de concurso limpio. Los demás es como si pertenecieran a antes de 1978, fecha fatídica riveriana puesta en la línea del tiempo por el chamán de la gran transversalidad liberal y malinterpretada a propósito y utilizada en su contra por todos.
Hagan una prueba: imaginen que Iglesias viene a Ciudad Real y Rivera a Puertollano, que los líderes tiene que ir a pedir el voto donde no se les vota… ¿a que suscitarían más curiosidad que Rajoy o Sánchez? Luego están los dirigentes que aspiran a ser lo más, como Susana Díaz, que dicen que se acercará a Puertollano a arropar a Page y a Mayte Fernández. Bueno, uno no sabe si para arropar o desarropar, más que nada por los zorros sin gallinas que ha dejado en una Andalucía interregna e interina, por culpa de la deresha de toa la vida y de los de nuevo cuño, que vaya con Dió, se lamenta Susana, aun casta en su entronamiento como presidenta electa . No se detiene un segundo a considerar que ella se lo guisó para ella solita pero se le quemó el pavo.
Fue en busca de la estabilidad cuando tenía el gobierno bien apuntalado con el apoyo de IU y ha generado una inestabilidad, que madre mia del amor hermoso como sea una «calcamonía» de lo que se avecina en ayuntamientos, Diputaciones y Autononías, no tanto por el nuevo mosaico que se presiente sino por la gestión que se haga de esa joven pluralidad. O sea, que los españoles tendremos la oportunidad de demostrar o una nueva cultura democrática o recaer en el ruidoso y cansino cainismo, alimentado por el guirigay del nuevo cuatripartidismo. Así que no sé si la presencia de la presidenta andaluza en modo pausa, le saldrá rentable a Page y a Fernández. Donde se ponga Pedrooo, dónde va a parar, pero Pedrooo irá a Alcázar que es ese bastión socialista que ha recibido a todos los popes del socialismo patrio y autonómico hasta que cayó en manos de la Gaviota. Veremos.
Entretanto van transcurriendo los días hacia el parto múltiple del 24 sin má sobresaltos que la capacidad de resistencia de Ciudadanos de Ciudad Real, después del víacrucis mediático que ha atravesado su candidato, Pedro Fernández, que como primer rejonazo no está mal, que la política es eso, y la persistente estrategia del PP de hacer aparecer a la menor ocasión a sus candidatas, Romero y Cospedal, en amor y compaña de la imaginería religiosa y el acto de folklórico festivo que toque. Ser creyente es muy respetable, más que respetable, qué digo, casi revolucionario en los tiempos que corren –yo de hecho lo soy, después de convertirme tras leer al Papa feo- pero de eso a hacer bandera política con la cosa, para acentuar la diferencia impostada con la izquierda maligna y atea, va un mundo, y uno no sabe cuántos votos, de más o de menos. Contaremos.
Y finalmente, mientras el debate sobre el debate electoral queda zanjado en la capital por negativa de la retada, en Puertollano se monta un revoltijo con un debate a discreción y se vuelve a apuntar a la candidadata socialista. Anda que no le tienen ganas. Pero la misma ha dicho lo que le dijo a Jiménez Prieto cuando la retó: díganme oficialmente día y hora y allí estaré. Todo muy serio y oficial, ¿pero qué cuño debe llevar estampado el oficio que la cite? Ah, la campaña, tan llena de meandros tácticos.
Metáforas electorales reales como la vida misma.