FENAVIN ha acogido la presentación del primer proyecto de la propuesta enoturística de Pagos del Rey, perteneciente al Grupo Félix Solís Avantis, un museo que apuesta por la difusión de la cultura, la historia y la tradición del vino.
Ubicado en la antigua Cooperativa Nuestra Señora de las Viñas de Morales de Toro (Zamora), el Museo del Vino Pagos del Rey, primer proyecto de la propuesta enoturística de Felix Solís Avantis, ofrece al visitante la experiencia de descubrir los valores de una cultura viva y social en un cuidado proyecto museográfico que combina la tradición arquitectónica del vino, las más innovadoras técnicas museográficas y el gusto de los mejores vinos de sus bodegas.
El director del museo, Rodrigo Burgos, ha sido el encargado de presentar este proyecto museográfico en FENAVIN, destacando la buena acogida que ha tenido en su primer año de vida y desgranando cómo se ha desarrollado su puesta en marcha y en qué consisten sus contenidos y su programa museológico.
«Decidimos arrancar el proyecto en Morales de Toro estratégicamente, pues pensamos que el turismo en esta zona y los vinos que allí se hacen van a crecer mucho y nosotros queremos ir de la mano con ese crecimiento. Los vinos de Toro están de moda», explicó el director del museo, señalando que más de 10.000 personas han visitado ya el museo –que se encuentra en la antigua Cooperativa Nuestra Señora de las Viñas- , lo que es «una satisfacción y un aliciente para seguir trabajando».
El perfil del visitante es muy variado y, según indicó Burgos, «lo vamos construyendo, puesto que estamos huyendo un poco de la fórmula visita a bodega y cata, aunque también lo hacemos. Estamos diversificando para sectorizar un poco audiencias desde el público familiar con talleres o actividades para que los niños aprendan y se eduquen en toda esta cultura, a gente más iniciada a la que poder presentar distintas experiencias en torno a catas temáticas, cursos olfativos o catas musicadas o teatralizadas».
El museo cuenta con un primer espacio, el jardín expositivo, que recibe al visitante para acompañarle en un ambiente relajado por las grandes piezas de la colección del museo (más de 400), como prensas de gran formato, aperos vitivinícolas o la evolución de los medios de transporte de vino que conviven con las plantas aromáticas del jardín, el viñedo didáctico con las cuatro variedades de uva de la Denominación de Origen Toro y el estanque con peces cautivarán a los más pequeños en su acercamiento a un legado milenario, «parte bucólica que contrasta con la parte más industrial».
El interior del museo ocupa el espacio de una antigua cooperativa vitivinícola. El discurso expositivo se integra entre los antiguos depósitos de hormigón conjugando a la perfección los contenidos y piezas de la colección, con la rehabilitación arquitectónica de un ejemplo importante de patrimonio industrial del siglo XX, y las últimas tecnologías al servicio de la interpretación patrimonial. Según Rodrigo Burgos, «ha sido un acierto utilizar la tecnología como recurso didáctico, que es muy atractivo y lo hace todo mucho más fácil de entender».
El final del recorrido sorprende por el acceso a la sala de barricas de Pagos del Rey. Un recorrido por las hileras de toneles de roble americano y francés, en un espacio de reposo, unido a las condiciones ambientales necesarias para que maduren los caldos. Con la cata de los mejores vinos de Pagos del Rey acaba este viaje por la cultura y la historia del vino y de su territorio.