La última de las ponencias en que se maridarán las letras con el vino llegará de la mano del escritor y sociólogo Rafael Soler, quien ha propuesto para el día 14 de mayo a las 12 horas una mesa redonda sobre «Novela y Vino» en FENAVIN.
«Vamos a darle a la palabra el valor que tiene», asegura Soler, quien ha contado para la ocasión con grandes conocedores de la importancia del vino en la novela como son Eduardo Mendicutti, Javier Reverte y Manuel Rodríguez Rivero. «Yo soy de los que piensa que la vida es una celebración y que en esa celebración vital la novela ocupa un lugar esencial», afirma Soler, quien explica que la idea en la que se basa la mesa redonda es en indagar en esas novelas que «nos introducen en el mundo del vino y nos dejan una huella que podemos rastrear con textos de interés que pueden ser memorables».
Así, Mendicutti quien tiene más de 15 novelas publicadas con un hilo inseparable al mundo del vino (Palomo Cojo, Los Novios Búlgaros) hablará de la fuerza que tiene el vino como fuente de inspiración más allá de su consumo para conseguir ese estado, «no bebo habitualmente, con lo que no puedo abonarme a las teorías que suponen los escritores de que si se bebe, se escribe mejor», asegura el escritor y periodista. Pero sin embargo, si recurre al vino como evocador de recuerdos en todas sus novelas, «soy andaluz, de Sanlúcar de Barrameda, provengo de familia de bodegueros y el vino ha tenido una importancia vital, siempre recuerdo el aroma en casa mis abuelos, la fecha de la vendimia y todas aquellas rutinas que conllevan a la administración de una bodega», anhela Mendicutti. Son reminiscencias que traerá a la mesa redonda, porque «muchas de mis novelas recrean todo ello en ciudades con otros nombres, pero en realidad son imágenes de mi infancia», asegura. Y es que, «se puede ser no buen bebedor de vinos, pero no por ello deja de tener un peso importante en mi literatura» -aunque, añade- «me estoy corrigiendo cada vez más y ahora bebo algo de vino en las comidas», bromea.
Por su parte, Javier Reverte, escritor y viajero, aportará su visión sobre el vínculo «frecuente» entre los escritores y el vino, «somos una hermandad bastante tradicional», asegura el propio Reverte. Analizará la influencia de los clásicos griegos en la literatura de hoy en día, poniendo especial acento en Homero, quizá uno de los percusores en esta materia, «el vino es el protagonista de sus historias», justifica el escritor. Al mismo tiempo, Reverte deja espacio a la palabra para que evolucione a su libre albedrío, «este tipo de mesas redondas giran en torno a sí mismas y pueden salir muchas palabras más», afirma.
Por su último, Manuel Rodríguez Rivero (escritor, editor y crítico de El País) aportará su visión como novelista y viajero, extrayendo el valor que tiene la literatura como referente histórico y cultural. Una herramienta que sirve, en la ambientación de las propias novelas, a describir desde la edad de los personajes hasta su pertenencia a una clase social.
Leyendo a sorbos
Para Soler, «Novela y Vino» es un binomio inseparable que apenas tiene diferencias, «un buen vino y una buena novela hay que disfrutarlos a sorbos», recomienda. Cuando diseñó esta mesa redonda, el escritor y sociólogo recordó un verso de uno de sus poemas, «Bibir es beber con los que viven». «Yo soy de los que piensan -desvela- que la vida es una celebración y que en esa celebración la novela ocupa un lugar esencial». Para Soler, las personas son fruto de lo que han leído y también de lo que han bebido. «También somos la suma de todos esos momentos de brindis, de buenos relatos compartidos con una copa de vino; por ello la novela y el vino son dos cómplices en nuestro transitar del día».
Para todos los ponentes, será la primera vez que acudan a FENAVIN a una mesa redonda, no obstante, y por lo que ya conocen del evento comercial más importante de Castilla-La Mancha, opina Soler que estas actividades en el marco de la Feria dan al vino el papel protagonista que siempre ha tenido en nuestra cultura. En la misma línea, Mendicutti cree que la proyección cutural «casa muy bien con el vino», y que crear un punto de reunión de este tipo, «potencia la calidad del vino y aumenta sus posibilidades comerciales».