Falta “finezza”

José Antonio Casado.- Fernando Lamata, consejero de Sanidad con José María Barreda, humanista, hombre culto donde los haya, se retiró hace años a vida privada por imperativos de salud. Dejó tras de sí 400 centros sanitarios y sociales y se marchó con una sensación agridulce porque el nuevo ejecutivo conservador estaba intentado desmantelarlos y la temperatura ambiente no era la adecuada para curarse.
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Los mandamases socialistas no han parado en señalar a lo largo de los cuatro últimos años que los recortes practicados por Cospedal se han llevado por delante miles de profesionales de la sanidad, educación, servicios sociales y dependencia.

El candidato popular a la alcaldía de un pueblo importante de la provincia ha dicho que “ya es el momento de que vuelvan la inversiones a la Salud Pública, pues la coyuntura económica de la sociedad civil ha variado sensiblemente”, no sin antes recordar que Cospedal se vio abocada a diseñar una Economía de Guerra que se tradujo en decisiones y actuaciones inevitables para salvar la Sociedad del Bienestar. Nada dijo el candidato de si Cospedal se había pasado de la raya en sus recortes rozando la ilegalidad (el Constitucional tiene la palabra) sino que se dejó llevar como otros muchos por un hábito, el de la retórica insulsa y desbocada, que es difícil de romper. Orwell ya advirtió de su potencial para debilitar la capacidad del pensamiento crítico, puesto que “cada una de esas frases anestesia una porción del cerebro”.

La realidad es que estamos –como en el caso de los “relatos” paralelos al que hice alusión en un artículo anterior- ante otro cruce de monólogos; porque el debate, como suele suceder en España, es un “monodiálogo”, que diría Unamuno, al no tener intención real ni de convencer, ni de entender, ni de hacer entender, ni tanto menos, de pactar.

Acaso haya que recordar que durante estos últimos años los responsables de la sanidad regional han manejado cifras y parámetros varios para contarnos que durante este período la productividad ha mejorado sustancialmente. Puede ser más un efecto estadístico que real. Como la productividad se mide por el cociente que resulta de dividir el valor de las cosas que se producen por el número de trabajadores empleados en producirlas, y como el número de trabajadores en Sanidad ha disminuido sustancialmente, el cociente ha aumentado. El ciudadano, sin embargo, no percibe esa mejoría estadística.

Además la rentabilidad de una red de hospitales, centros de salud y sociales no puede medirse solamente por parámetros economicistas. Existen factores de utilidad social que deben tenerse muy en cuenta. Por muy disparatada que fuera la red de hospitales y de centros que se pusieron en marcha durante los mandatos de Bono y Barreda – fue disparatada y opaca cuando, por ejemplo, se dio luz verde al hospital de Tomelloso existiendo ya hospitales en Alcázar, Manzanares y Villarrobledo-, lo normal hubiera sido que los nuevos responsable explicaran minuciosamente por qué se tomaban determinadas iniciativas que tenían visos de debilitarlos para venderlos. Esas explicaciones o no se dieron; o no se dieron con la claridad exigible en un tema tan importante.

Hemos asistido al intento de privatización del hospital de Manzanares; a la derivación masiva de enfermos a las clínicas privadas; y a operaciones de personas relacionadas con importantes cargos de la Junta saltándose las listas de espera. Page ha afirmado recientemente que Copedal “tiene al hospital de Tomelloso en la diana y que ha intentado cargárselo por la vía de la privatización desangrándolo poco a poco”.

Algunas de estas son acusaciones de ida y vuelta que hay que interpretar en el contexto de la campaña electoral que vivimos. Un capítulo más del “monodiálogo” unamuniano. Acaso tampoco se pueda pedir en este contexto un análisis económico y social de lo que ha sucedido en Sanidad o de lo que va a suceder.

Puede que no sea el momento; pero sí es el momento de recordar a los partidos políticos que los ciudadanos estamos cansados del manejo de cifras sin ton ni son, que son incomprensibles e imposibles de interpretar; y de decisiones que no se logran entender. Es preciso recuperar la Sanidad Pública de la región, bien sea porque han pasado los tiempos de la economía de guerra, bien sea porque es un “proyecto hermoso en sí mismo” (Page dixit).

CSIF ha pedido al consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, José Ignación Echániz, “honestidad, humildad, transparencia y ética” en la gestión sanitaria y que haga públicos “los datos reales sobre listas de espera quirúrgicas, consultas y pruebas diagnósticas, convencido de que “algo que en un servicio público debería ser transparente sin embargo se oculta sistemáticamente a la ciudadanía”.

No es probable que esto suceda a las puertas de una elecciones municipales y autonómicas, máxime cuando el consejero ha dado una imagen de sí diametralmente opuesta a la del humanista Lamata y muy lejos de la de los médicos ilustrados tipo Marañón o Laín Entralgo, por no remontarnos a Cajal; no sabemos si ha sido un buen gestor o un buen economista, porque ha jugado con las cifras con desparpajo; pero lo que todos los ciudadanos tienen claro es que, al igual que a la mayor parte del equipo de Cospedal, le ha “mancato finezza” como diría Giulio Andreotti; toda la sutileza y finura que le ha sobrado a Francisco Cañizares de Lera, por poner un ejemplo de un político conservador respetado y querido en Castilla-La Mancha.

Es probable que la solución al galimatías de la Sanidad esté en que se despolitice y que los puestos de gerencia y gestión se profesionalicen como han apuntado desde Ciudadanos (Matilde Cortés, una enfermera, y Félix Arce gestionaron en su tiempo con solvencia); y es también hasta probable que necesitemos un pacto por la Sanidad Pública que incluya a todos los partidos políticos para que los ratios del SESCAM se parezcan a los europeos. De momento nuestros ojos no verán ni lo uno ni lo otro. ¿Es mucho pedir que se tengan en cuenta estos asuntos una vez que las lecciones hayan concluido?

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2 COMENTARIOS

  1. Me parece muy bien que haya que curar el sistema sanitario, pero yo creo que el cáncer que hay que extirpar y que está causando tantos Dolores de Cospedal es el PP.

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