Pues uno, más bien, tiene la sensación de que el candidato popular a la alcaldía de Puertollano, Juan José Jiménez Prieto, se ha trastabillado un poco con la respuesta de la alcaldesa-candidata socialista, Mayte Fernández a su reto de debatir vis a vis frente al electorado todo. Sonaba un poco como a bravuconada, tal vez pensando el candidato en el amilane de la candidata, como le pasa a Pablo Iglesias junior con Albert Rivera, que le tiene terror pánico a un cara a cara, que sí, que sí.
Y así cuando la alcaldesa-candidata le responde que “debatir es muy sano y es un reto totalmente asumible, así que estoy dispuesta a que nuestros partidos lo coordinen”, o sea una respuesta correcta, sosegada y clara, va el retador y suelta una insólita especulación propia sobre la claridad ajena. ¿Cómo hubiera querido el candidato PP que le contestara la candidata PSOE sino de la manera que lo hizo? Jiménez Prieto sabe que en los partidos de viejo cuño (y de nuevo cuño, para qué nos vamos a engañar) no se da un paso sin que la cúpula responsable de campaña y el líder o lideresa le den el visto bueno. Y además, cuando dos candidatos se baten lo normal es que haya una coordinación previa. De modo que todo esto tiene pinta de reto al amanecer convertido en un balbuceo que suena a escaqueo cuando el guante ha sido recogido.
En este caso la demagogia parte del popular pues más claro el agua: a la alcaldesa candidata sólo le faltó pedirle día y hora, y claro, para eso están los partidos, para organizarlo. Y Jiménez Prieto, lo sabe. Parece como si después de décadas dándole al voto muchos aún no se hayan enterado de qué va la vaina a rebufo de esta revolución ciudadana que con sus debilidades y todo, le ha puesto las pilas a los partidos de toda la vida, aunque algunos candidatos no le pillan el tranquillo y ensayan salidas de tono para enseñar músculo, que luego es carne fofa.
Lo que tiene también la campaña es ese prontuario de propuestas que los candidatos/as ponen sobre el mostrador como en un mercadillo muy democrático para que los electores-clientes le compren el género. Y también algunas propuestas tienen ese tufo de avieso oportunismo que en el fondo es como una tomadura de pelo, al considerarnos ellos/as a los electores/toras como besugos/as que pican el anzuelo de forma refleja, es decir, mecánicamente. Ya lo hizo Zapatero cuando prometió partos universales subvencionados y nos dio una propina de 400 euros en el IRPF que uno estuvo dispuesto a devolver cuando la crisis era la sima de las Azores. Y así, María Dolores Cospedal regresa al cebo fiscal para que los electores la bendigan con el voto, y aligerados de cargas revalidarla en el cargo.
La candidata alcaldesa popular al Ayuntamiento de Ciudad Real, Rosa Romero, también envida en esa declaración de intenciones anunciando el apoyo a futuros empresarios para desmarcarse de la filosofía socialista de subvencionar obreros, que todavía hay clases. Y asi mientras Romero incita a los intrépidos emprendedores autónomos , (los pobres, que tienen que sacar 2.000 para llevarse 700) a votarla porque de su mandato saldrá el caldo de cultivo de la prosperidad futura, su adversaria, Pilar Zamora, les ofrece a los ciudarrealeños, una mesa de emergencia social y un plan local de Inclusión, y así de paso recuerda el estropicio social que han provocado las políticas del PP. Asegurar que todos los niños de la capital desayunarán bajo su mando no deja de ser una de esas propuestas que o anudan la garganta o ratifican hasta dónde se es capaz de sentimentalizar el dolor ajeno para acopiar votos.
Los chicos y chicas de Ganemos Ciudad Real que son los de IU de toda la vida, que como en otros lugares (menos en Puertollano, que allí son muy tradicionales) se mimetizan incluso en el imperativo verbal con los muchachos/as revelación de Pablo Iglesias junior, fieles a su ideario y su defensa a ultranza de lo público, propone la remunicipalición de servicios, empleo público y democracia participativa. Ya se sabe que cuando a la democracia se la califica empezamos a fastidiarla, pues hasta el extremo de ser popular llegó a ser la democracia- el mismo apellido que el PP- en países donde los ciudadanos eran vigilados por los ojos silentes de una ejército de soplones de barrio. Quiere decir IU de Ciudad Real, perdón Ganemos Ciudad Real, que el actual nivel de participación es bastante deficitario y que abrirá las decisiones a los ciudadanos. Bien está si no se deriva a un asamblearismo permamente que es lo más, in, guay, chachi pero menos práctico que una rueda cuadrada.
Porfa me gusta leerte pero algunas veces te pones muy espeso..