Matilde Hinojosa Serena, miembro de la Candidatura del PSOE.- Bienestar social, término impreciso que hace referencia a los factores que inciden en la calidad de vida del individuo y de las sociedades.
Podríamos decir que el maltrecho estado de bienestar nunca existió del todo y en todo caso fue un efímero sueño que creímos alcanzar; cuando conseguimos una sanidad pública y de calidad, cuando existía una educación que parecía estar a salvo, cuando las pensiones de nuestros mayores estaban garantizadas… Todo esto nos hizo creer que vivíamos en ese dulce paraíso.
Nada más lejos de la realidad porque nos olvidamos del cuarto pilar de un auténtico estado del bienestar: los servicios sociales. Ellos se encargan de ser el colchón que sostiene la caída de los más débiles, los más desprotegidos, todos aquellos que antes de que llegara la crisis ya vivían permanentemente en ella: personas, familias, grupos vulnerables que no acababan de formar parte de esta sociedad nuestra porque ya nos encargamos de que así fuera… lo que no nos gusta no lo vemos, lo ignoramos y lo apartamos.
Exclusión social es un proceso que relega a algunas personas al margen de la sociedad y les impide participar plenamente debido a su pobreza, a la falta de competencias básicas y oportunidades de aprendizaje permanente, o por motivos de discriminación. Esto las aleja de las oportunidades de empleo, percepción de ingresos y educación, así como de las redes y actividades de las comunidades. Tienen poco acceso a los organismos de poder y decisión y, por ello, se sienten indefensos e incapaces de asumir el control de las decisiones que les afectan en su vida cotidiana. (Unión Europea).
Nadie pensó nunca que es más fácil llegar a formar parte de los excluidos de lo que parece, es tan sencillo como tomar una mala decisión en tu vida, un accidente, una enfermedad o la pérdida de un trabajo… Nadie, ninguno de los que creen estar a salvo tienen ninguna garantía de que siga siendo así para siempre…
Esperemos que eso no suceda nunca, pero si así fuera, más nos vale que tengamos unas políticas sociales garantistas de derechos y unos servicios sociales fuertes y promocionales, con herramientas suficientes para cubrir las necesidades básicas, dotar de competencias a quienes por distintas causas carecen de ellas y que realmente sean la voz de todas aquellas personas que no pueden gritar.
Yo en mi ciudad quiero unos servicios sociales así.