La gira que reúne en el mismo escenario al famoso violinista de origen Armenio y a uno de los mejores guitarristas de flamenco nacional llegó al Teatro Ayala en la noche del domingo. La propuesta, que agotó todas las localidades, indaga en los universos del flamenco y del jazz. Los músicos utilizan estos géneros como herramientas a través de las que llegar a otros universos únicos y personales.
La gira que reúne en el mismo escenario al famoso violinista Ara Malikian y a uno de los mejores guitarristas de flamenco del país como es José Luis Montón, llegó al Teatro Ayala este domingo agotando todas las localidades. El espectáculo conjunto, incluido en la propuesta de Artes Escénicas de Castilla-La Mancha, no tiene nombre en concreto, pero tampoco lo necesita. Lleva el sello de identidad de dos artistas que, cada uno en su terreno, pueden presumir de ser de lo mejor que ha dado la cultura popular internacional en los últimos tiempos.
Decir que lo que se vivió en la noche del domingo en el Teatro Ayala es la fusión del jazz con el flamenco es quedarse corto. A estas alturas de la película, y cuando el dúo lleva publicados ya dos discos y un atractivo arsenal de conciertos a sus espaldas, no se puede hablar de fusión, ni de mestizaje. Simplemente de creación de un género propio. Un género en el que el exótico violín de Ara Malikian, en ocasiones melancólico, otras enrabietado pero siempre magistral, se cuela entre los cálidos, casi fervorosos acordes, de un virtuoso guitarrista como es José Luis Montón. El resultado es un espectáculo que reúne lo singular, lo inexplorado y la cultura más oriental con la sobriedad, lo ferviente, incluso lo místico de las tradiciones más arraigadas. Un diálogo que cobra su máximo esplendor en piezas «Zorongo», un fragmento del popular poema de Federico García Lorca.
Los caminos de Malikian y Montón de cruzaron hace 20 años, cuando, como explicó el propio violinista con el toque irónico que lo caracteriza, sus respectivos managers les obligaron a realizar una colaboración. «Nos dijeron que preparáramos algo para ver si lo podían vender por España. Fue complicado porque yo no hablaba nada de español, en aquel momento estaba viviendo en Alemania y curiosamente José Luis tampoco hablaba muy bien el armenio. Cuando tuvimos los temas preparados, se los enseñamos y salieron corriendo. Nunca más hemos vuelto a saber de ellos», explicaba el violinista. «Decidimos seguir tocando en fiestas de amigos y reuniones pequeñas, para ver si colaba y la verdad es que coló… a la gente le gustó», añadía.
20 años y dos discos después el dúo está más vivo que nunca, y aseguran, «mientras cuele, vamos a seguir tocando».