El mercado de vino marroquí es un gran desconocido que, en realidad, puede proporcionar algunas buenas oportunidades a los productores españoles, ya que cada vez se demandan más vinos de calidad. Además, un estudio reciente del ICEX prevé un consumo creciente de vino en el país debido a la occidentalización de los gustos de sus habitantes y al crecimiento de la clase media marroquí.
Precisamente, Jamal Ait Douch, de la empresa importadora marroquí Atlas Beverage, buscará en FENAVIN, entre los días 12 y 14 de mayo, por un lado vino de mesa, destinado al 80% de la población marroquí cuyo poder adquisitivo es bajo, ya que no supera el salario mínimo del país. Su segundo objetivo serán los vinos de alta gama, destinado al 20% de la población, y que son los consumidores que van a restaurantes, bares y hoteles.
El vino español es el segundo más bebido por los marroquíes, tras sus vinos favoritos de producción local, como son el ‘Terre rouge’, ‘Cp’ y el ‘Mourghrabi’,
y, en cuanto a las demandas de los turistas que visitan el país, “lo cierto es que quienes nos visitan prefieren degustar primero el vino marroquí y luego el vino de otros países”.
Respecto a sus recomendaciones a los productores españoles, este importador marroquí incide en la necesidad de tener un buen equilibrio entre calidad y precio.
Cambios en el mercado del vino marroquí
En los últimos meses, desde principios de 2014, han ocurrido distintos cambios que han afectado al consumo de vino en Marruecos como es que una gran cadena de supermercados haya dejado de vender vino, algo para lo que el propio Jamal Ait Douch no tiene una respuesta clara, y, además, se ha producido una subida de tasas sobre el alcohol, una circunstancia que, como explica, “ha tenido un impacto directo sobre la rentabilidad de empresas suficientemente estructuradas, ha provocado el cierre de bastantes empresas del sector del alcohol, se favorece la venta informal y el contrabando y se han degradado los recursos fiscales sobre la importación durante los años 2013 y 2014”.
Pese a todo ello, las perspectivas en el país son de crecimiento del consumo y los productores españoles pueden hacerse un hueco entre las preferencias de las nuevas generaciones más occidentalizadas del país.