Una serie de pruebas olfativas y gustativas guiarán a los participantes para adiestrar los sentidos por separado y aplicarlos después en el reconocimiento del vino. Este es el objetivo que persigue el taller de Aromas y Sabores, que impartirá la tecnóloga Alicia Morales en la Feria Nacional del Vino, FENAVIN, el próximo 13 de mayo.
Esta actividad busca acostumbrar a los sentidos a la hora de percibir el vino más allá de los parámetros técnicos que utilizan los profesionales. «Este tipo de talleres prácticos, que ya se han probado con éxito entre universitarios de Madrid (https://www.youtube.com/watch?v=loIqcF25vuw) y Castilla-La Mancha (https://www.youtube.com/watch?v=JojIsRv0FAY), animan mucho a la hora de atreverse a catar un vino, desterrando la idea de que es demasiado difícil y solo para profesionales», opina Morales, de la empresa Control e Inspección La Mancha, ubicada en la sede de la DO La Mancha, Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
De esta manera, la experta aporta con su experiencia en FENAVIN una enseñanza que ya vio necesaria en otras ediciones de la feria a las que había asistido como participante. «El público se suele dar cuenta que los aromas básicos que conocemos se aplican también a la hora de catar un vino», analiza la profesional, aunque reconoce que «los participantes creen que puede identificar un dulce o un salado y cuando hace este tipo de pruebas se dan cuenta de que no es tan fácil. Además, no hablas de alimentos, sino de disoluciones». Por ello subraya la importancia de una noción básica que motive la incursión en el mundo del vino, y más en el marco de una feria como FENAVIN, «una de las más importantes del sector. Es primordial que la gente venga y conozca nuestros vinos para aumentar el consumo», opina Alicia Morales.
Esta profesional ha observado que este tipo de actividades hace que las personas que se sumergen por primera vez en la viticultura, ocasiona que «quieran probar más y se animen a degustar todo tipo de vinos», el objetivo último de esta actividad.
A pesar de ser un taller práctico en el que cada persona podrá adiestrar sus sentidos por separado, también contempla ejercicios de puesta en común donde el grupo aprende de las percepciones de los otros, en las que puede participar cualquier persona con interés en el vino. De hecho, «se puede empezar desde el principio, porque no evalúa el vino en sí, porque de lo que se trata es que se entrenen los sentidos».