El joven alpinista manzanareño Pablo Moraga consiguió la pasada semana la ascensión más rápida del Pico Duarte. Se trata de una montaña con 3.098 metros de altura, la más alta de República Dominicana y de todo el Caribe. Tan sólo necesitó 15 horas y 15 minutos para completar un recorrido de 71 kilómetros, con 4.749 metros de desnivel positivo y 5.092 metros de desnivel negativo. Hasta ahora, nadie había realizado este itinerario en tan poco tiempo. Esta gesta forma parte del proyecto social y educativo de la ONG “Sonrisas y Montañas”.
“Ascendí a través de la ruta de la Ciénaga de Manabao; descendí por la ruta de Sabaneta, hasta una pequeña población llamada El Ingenito. Fue tremendamente duro: además del desnivel acumulado y la distancia, el barro y las lluvias constantes me obligaron a exprimir hasta el último gramo de energía que me quedaba. La mayor parte del tiempo corrí empapado de agua, con las zapatillas y casi todo el cuerpo embarrados”, explicó Pablo Moraga.
Tras realizar esta gesta, el montañero manzanareño reconoció que en algunos tramos fue muy complicado orientarse. La ruta de Sabaneta es la menos frecuentada de todas las que suben al Pico Duarte y la vegetación era demasiado densa. “Apenas podía apreciar el camino, no existen mapas detallados y tenía miedo de perderme”, reconoció Moraga, a quien esta ascensión le exigió una concentración extrema.
En el reto le acompañaron los dominicanos Vidal de La Cruz, su hijo Wirkin y el español Jorge Latorre. “Su apoyo fue imprescindible para mí. Me acompañaron durante los últimos treinta kilómetros, los más difíciles. Sin ellos quizás no habría podido conseguir el récord. Así que les estoy muy agradecido por lo que hicieron”, declaró.
Con este tipo de gestas deportivas, la ONG “Sonrisas y montañas” y Pablo Moraga trabajarán conjuntamente para obtener los fondos necesarios para ampliar un colegio y construir una clínica en las comunidades rurales de la Cuenca Alta del Río San Juan (en el oeste de República Dominicana, provincia de San Juan), una de las zonas más remotas del país, donde más del 75% de los hogares, con unas novecientas personas, vive en situación de pobreza.
Según Pablo Moraga, ahora es cuando comienza el verdadero trabajo de llamar la atención sobre la situación de las comunidades de la Cuenca Alta del Río San Juan, el lugar donde terminó su itinerario. Así, durante los próximos meses realizarán actividades y eventos como exposiciones, charlas, conciertos, carreras, visitas a colegios e institutos, relacionados con este proyecto. “Queremos ayudarles en su lucha para conseguir un futuro mejor. Nuestra prioridad es amplificar un mensaje que nunca ha tenido suficiente voz. Pretendemos que el mayor número posible de personas conozca cuál es su realidad”, añadió.
Hasta hace unos años, en las comunidades rurales de la Cuenca Alta del Río San Juan, sólo existía un pequeño número de escuelas construidas. Contaban con espacios muy reducidos y apenas tenían materiales didácticos adecuados. Mientras que la educación básica obligatoria de República Dominicana tiene una duración de ocho años, los alumnos tan sólo tienen acceso a los tres primeros cursos, según explicó María Serrano, directora de proyectos de “Sonrisas y montañas”. Además, algunos de los profesores asignados se ausentaban durante meses. Todos estos obstáculos provocaron una deserción escolar masiva. “Los chicos dejaron sus estudios y, hoy en día, el analfabetismo está presente en más del 80% de la población mayor de 14 años”, añadió.
Ante esta situación, el cooperante dominicano Cristian Quezada, con la colaboración de varias ONG’s, decidió iniciar un proyecto educativo en aquellas comunidades. En el año 2011 comenzó a construir un colegio con capacidad para albergar y alimentar a los niños que tienen que caminar varias horas para llegar hasta allí. Hoy lo conocen como “Centro Educativo-Vocacional Aventura”.
Todos los lunes, Cristian Quezada y los profesores recogen a algunos de los alumnos con su vehículo; el resto, acuden al colegio montados en mulas. Los niños permanecen allí internos hasta el viernes, cuando regresan a sus casas.
A través de los próximos eventos y las donaciones de particulares y empresas, “Sonrisas y Montañas” tratará de reunir los fondos suficientes para ampliar y mejorar las instalaciones del “Centro Educativo-Vocacional Aventura” y colaborar en la construcción de un centro de salud en la zona, ya que el más cercano está a más de 70 kilómetros por caminos no asfaltados.
El pasado mes de agosto, el Ayuntamiento de Manzanares, a través del Área de Juventud, organizó un evento solidario nocturno a beneficio de este proyecto, con una carrera popular nocturna y actividades de diversión en la piscina municipal.
Pablo Moraga nació en Manzanares el 2 de agosto de 1994. Su pasión por la naturaleza y los viajes le han llevado a escalar montañas de todo el mundo y recorrer más de veinticinco países distintos. Con tan sólo veinte años ha realizado ascensiones en cuatro continentes, ha visitado el Himalaya, el desierto del Sáhara y las selvas tropicales. Ha escrito y tomado fotografías para varios medios de comunicación. La primera vez que visitó las comunidades rurales de la Cuenca Alta del Río San Juan fue en el año 2011. Desde entonces ha regresado en varias ocasiones. Ahora mismo continúa en esas comunidades, recogiendo más información sobre las mismas.
“Sonrisas y Montañas” es una asociación sin ánimo de lucro. Mediante pruebas deportivas realizadas por un equipo propio, trata de obtener fondos para colaborar con distintos proyectos sociales. Durante el año 2012 construyó tres colegios en el sur de Nepal trabajando conjuntamente con “ONG Educanepal”. En 2014 escolarizó a 50 niños y niñas soldados e inició una intervención urgente contra la violencia sexual en la República Democrática del Congo, ambos proyectos con “ONGD Coopera”.