Fermín Gassol Peco.- Permítanme que hoy escriba sobre mis “Entretenimientos”. El título, como deducirán con facilidad, responde al número de artículos que llevo escritos en este Diario, gracias Santos y Eusebio, desde que un veintitrés de abril de dos mil trece publicara el primero, “Al rebufo de la vida”.
Ciento cincuenta criaturas nacidas de hechos, circunstancias y momentos muy distintos, pero hijos todos de unamadre común, la imaginación y la observación de todo aquello que nos rodea. Cada artículo tuvo su origen en un chispazo más o menos nítido e intenso que al final prendió en las teclas del ordenador. Otros quedaron en el camino, cual abortos de una insuficiente inspiración, aunque he de confesar que no muchos. Todos los demás fueron al fin paridos con mayor o menor esfuerzo y con la misma ilusión.
A modo de lo que podría considerarse una familia numerosa, estos hijos literarios me salieron con personalidades muy distintas. Unos nacieron reflexivos y con caracteres algo profundos, otros más superficiales y costumbristas; los hubo alegres y agresivos, más serenos y de perfil ético y religioso… más de uno me salió también algo frívolo y desenfadado; otros nacieron deportistas, artistas y últimamente bastantes más con vocación política, que digo yo habrá sido porque este mundo está de moda, abstracta moda. Pero si me preguntan sobre cualquiera de ellos… creo saber ponerles cara a cada uno… ya que a todos quiero lo mismo, si bien es verdad que unos me dieran más guerra que otros en su concepción, que no todas las gestaciones duraron lo mismo.
Hablando cierto día con un antiguo profesor de filosofía, autor de varios libros y decenas de artículos, le hacía ver la sensación tan especial que experimentaba cuando por fin acababa un artículo. Me decía que era algo muy normal y que responde a la satisfacción que produce el hecho de crear. Y me decía más.
Desde el momento que concibes una idea sobre aquello que quieres alumbrar…hasta que lo consigues, su gestación se convierte en algo que te fija, subyuga y determina. Y es que el proceso de escribir…es el mismo que el de dar vida. Concebir una idea, madurarla durante un tiempo en la imaginación y parirla escribiendo con la pluma en un papel…o como en mi caso, presionando tecla a tecla, antes de acabar, dándole a la tecla del “enter” en el ordenador.
Decía un título de Sempun, ‘La escritura o la vida’. Tu optas por la escritura como la vida. Otra cosa será la vida escrita,. De todas esas variantes hay perfiles en esta tropa de colaboraciones y de colaboradores.
Nuestras vidas Pepe…nuestros quehaceres diarios…no pueden ser temas objeto de unos escritos. La vida es como el aire…escapa a los renglones…
Que no te pase como a Sánchez Ferlosio: «Del pasado no tengo más que vergüenza, de toda mi vida, hasta ayer».
Me parece lapidaria la frase, pero muy aplicable a muchas y muchos que tienen experiencia impagable en palabras huecas y acciones estériles o aprovechadas.
Los jodíos y las jodías luego ganan mucho dinero escribiendo sus memorias. Las que ya están en las librerías y las que nos quedan por ver…
Tú sigue escribiendo que algunos te seguiremos leyendo.
Merci…Blisterr…