Ejecutiva local del PSOE de Ciudad Real.– Curioso. Por lo menos curioso. Les contamos. Leemos lo siguiente en los medios de comunicación: Por séptimo año consecutivo, el Ayuntamiento de Ciudad Real se suma a la campaña mundial La Hora del Planeta de WWF, que tendrá lugar mañana 28 de marzo de 20:30 a 21:30 horas. 
Según la planificación realizada por el Área de Sostenibilidad se apagará la iluminación del edificio del Ayuntamiento y de la Plaza Mayor, como símbolo de la lucha contra la alteración natural del planeta, colaborando así en la principal campaña de lucha contra el cambio climático.
Pero el mismo día y a la misma hora, en el otro extremo de la ciudad, según afirma el portavoz del equipo de gobierno municipal del PP habrá un espectáculo de luz en torno a la Puerta de Toledo para conmemorar la declaración de su centenario como monumento Nacional.
Contradictorio, ¿verdad? Con una mano se dice apoyar el simbolismo que implica luchar contra la alteración natural del planeta, ahorrando energía durante una hora, y con la otra se gastan no sabemos cuántos miles de watios durante el mismo tiempo.
El equipo municipal del PP está tan enfrascado en su escaparate de cara a las próximas elecciones municipales que son incapaces de ver las contradicciones en las que caen. Por lo menos, podrían haber separado ambos acontecimientos en el calendario. Este es el enorme problema de Rosa Romero; se puede permitir cualquier contradicción porque cree que, como en el pasado, tiene todo atado en el futuro. Ocho años de mayoría absoluta, al parecer, le han dado patente de corso para no tener que justificar ninguna de sus actuaciones, ni siquiera el hecho de estar más en Madrid que trabajando como alcaldesa de Ciudad Real. Esta firme creencia de que, al igual que una señora feudal, no ha de dar cuenta de sus actos a los ciudadanos, le permite gastarse diecisiete mil euros en dicho evento de luz y parece venderlo como si la factura que pagaremos entre todos saliera de su cuenta corriente. La ciudad es ella y tal vez crea que el dinero del ayuntamiento también lo es.
Esta contradicción de hoy sería una mera anécdota si no hubiera sido una constante a lo largo de estos largos ocho años, diciendo un vez una cosa y la otra, la contraria, según su particular interés. Como dice el refranero, “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Pues, como se dice en el artículo, algo chocante si es.