Tradición y sentidos

Pilar Zamora. Candidata a la Alcaldía de Ciudad Real.- Hace ya algunos años, en concreto veinticinco, muchos de los jóvenes de esta ciudad que queríamos comprometernos y asociarnos para compartir experiencias, lo hicimos en torno a las hermandades de Semana Santa. Yo fui una de esas chicas que encontró un grupo en el que empezar a desarrollar mi deseo de ayudar a los que más lo necesitaban y también, y por qué no, un grupo para reivindicar derechos.
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Y empecé reivindicando ese que sigue formando parte de mi día a día, y que no es otro que el de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Tuve el privilegio de formar parte de la primera cuadrilla mixta de costaleros y costaleras de la Hermandad de la Virgen de la Misericordia. Cuando una está debajo de un paso y comparte varal con otros se da cuenta de que tienes que cumplir con tu deber, que si fallas perjudicas al grupo, que hay que caminar a la vez y que si necesitas ayuda es mejor pedirla que escurrir el hombro.

En Semana Santa vuelve a nuestra ciudad un bullicio característico de los usos y de la costumbre. Casi quince mil personas (entre cofrades, costaleros, músicos…) están implicadas en este rito festivo, y rara es la familia en la que alguno de sus miembros no participe activamente en los actos.

Las procesiones nos permiten ver una galería de arte desplazándose cadenciosa al compás de la música. Nuestra Semana Santa cuenta con tallas de gran valía de escultores tan importantes como Marco Pérez, Illanes, Castillo Lastrucci, Sanz Herranz, Ríus y nuestro paisano García Donaire, entre otros.

Días diferentes en el calendario, en los que amigos, familiares y numerosos visitantes aprovechan el momento para reunirse y compartir vivencias y experiencias en torno a esta semana.

La Semana Santa es, también, la gran fiesta de los sentidos: la plasticidad de los desfiles, en los que conviven distintos estilos, desde la austeridad castellana al folklorismo andaluz, sin pasar por alto lo autóctono ciudadrealeño. La música de las bandas, esos tambores y cornetas que marcan el paso de los costaleros y que nos hacen balancearnos a un lado y a otro en las aceras de nuestra ciudad. Los olores, el incienso en la calle y en las cocinas el olor a potaje, torrijas o arroz con leche. Y el tacto, ¿quién de nosotros no se ha sentado siendo pequeño en un bordillo para ver cuántas capas de nazareno tocaba?

Tampoco debemos olvidar que la Semana Santa es para algunas personas un momento de reflexión sobre sus creencias. Un momento de recogimiento interior con el ánimo de renovación personal y de sacrificio por los demás.

En definitiva, Semana grande en nuestra ciudad, Semana Santa de interés turístico nacional. Compendio de aspectos importantes pues engloba los hechos religiosos, artísticos, folklóricos, económicos y, sobre todo, para mí, sentimentales. Sentimiento de grupo, sentimiento de superación y sentimiento de solidaridad bajo el varal de un paso.

pilar

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