¡Señor cura, los «Bichos» otra vez revolotean por el museo!

“Entomología”, qué término más raro, ¿no? Nada más lejos de la realidad, pues sencillamente es una parte de la zoología cuyo campo de estudio son los insectos o, como comúnmente los conocemos, los “bichos”.

Si en nuestra ciudad este término es conocido, es, sin ninguna duda, por estar vinculado a un presbítero apodado “el Cura de los Bichos” y que obedecía al nombre de José María Hugo de la Fuente Morales, o abreviando, José María de la Fuente.

Sobre él mismo recientemente se ha inaugurado una exposición en Ciudad Real denominada “La Entomología y ‘el cura de los bichos’”, a la que asistían una descendiente de una sobrina del conocido entomólogo, doña Carmen Fernández Gómez – Nieto, los Comisarios de la Exposición los entomólogos ciudadrealeños José Luis y Enrique Fernández – Carrillo, diversas autoridades tanto autonómicas como locales – de los ayuntamientos de Ciudad Real y de Pozuelo de Calatrava –, así como miembros de la comunidad escolar de los diversos centros educativos que llevan el nombre de “José María de la Fuente”, el de Ciudad Real entre otros.

La relación de José María de la Fuente con Ciudad Real era igualmente recordada por uno de los comisarios desde que se encontraba en las dependencias de la Diputación y posteriormente en el Museo de Ciudad Real que recientemente fue reinaugurado.

La selección realizada por los comisarios de esta exposición muestra unas 40 cajas de las 200 que componían la colección, legado que constituía aproximadamente unos 75.000 ejemplares, principalmente de coleópteros, de los cuales era un experto en la materia.

En esta exposición se observan durante dos meses – que el público podría ver del 28 de enero al 28 de marzo, y constituyendo el preludio del 160 Aniversario de su nacimiento, el 1 de abril de 1855 – tanto fondos pertenecientes a la colección de José María de la Fuente (insectos, papeles, libros, cuadernos y otros materiales) como una parte que acercará más aún a los profanos de forma didáctica con el diseño de una serie de objetos como la reproducción de especies naturales tanto a escala como a tamaño natural como la reproducción del gabinete particular del “cura entomólogo” o de algunas maquetas, por citar algunos ejemplos, montaje que ha corrido a cargo de la empresa Anancus S.L. A ello habría que unir, para esta ocasión, el préstamo de mariposas y escarabajos tropicales por parte del Museo de Ciencias Naturales (AVAN) de El Viso del Marqués. La muestra será completada con una serie de talleres didácticos.

Sin embargo, para la importancia que se atribuye a este presbítero y que se homenajea con la citada exposición – a lo que también ha de añadirse el monumento existente en el Parque de Gasset, y el colegio público que lleva su nombre en la calle Alemania –, primero debemos recordar su historia, y en eso nos centramos ahora.

Señalaba Socorro Caballero Klink en la monografía que resume la relevancia de este sacerdote y entomólogo prominente lo siguiente:

“El ‘Cura de los Bichos’, como cariñosamente se le conocía, fue uno de los pioneros en el estudio extenso y profundo de los Coleópteros, aunque abarcó el estudio de toda la Historia Natural, se dedicó más a la Entomología en general, y al estudio de los Coleópteros en particular. En este contexto era el Coleopteorólogo más conocido y prestigioso dentro y fuera de nuestra nación” [1]

Hace ya tres décadas se reseñaba el traslado de la colección entomológica de don José María de la Fuente de la Diputación Provincial al Museo de Ciudad Real actual, en concepto de depósito. Así se mostraría a partir de una exposición estructurada con paneles donde se mostraban reproducciones y explicaciones de diversos tipos de coleópteros recopilados en una colección que es considerada la más importante de nuestro país y una de las más importantes del mundo [2]. Dada la importancia que adquiriría esta exposición se reseñaba al año siguiente la necesidad de prolongar su exposición en el citado diario de la siguiente manera:

“Continúa abierta la exposición entomológica del Museo

La Delegación Provincial de la Consejería de Cultura y la dirección del Museo Provincial nos ruegan hagamos público que ante el éxito que está teniendo la exposición entomológica de la colección de don José María de la Fuente, así como la parte documental de la misma, esta exposición –visitada por muchos colectivos escolares de dentro y fuera de la capital- va a continuar abierta al público hasta el próximo martes, día 30 de abril, pudiéndose visitar en las horas habituales en que hasta ahora se ha venido haciendo.” [3]

Sin embargo, para una mejor contextualización de la época en la que nació este personaje, habría que citar algunos de los hechos que acontecieron aquel año, tales como:

• La desamortización civil de Pascual Madoz,
• Es decretada la creación de la primera red electrotelegráfica en España mediante la ley firmada por la reina Isabel II,
• La ley de ferrocarriles, para ajustar concesiones y contratos, a partir de la cual se plantearía la construcción de una red nacional, en la que intervino de modo mayoritario el capital extranjero (los hermanos Péreire y la banca Rosthchild especialmente),
• En Cataluña se da la primera huelga general de la historia de España
• Fallece en Trieste Carlos Mª Isidro de Borbón, pretendiente carlista al trono de España.

Y en el extranjero, como hechos notables a destacar:

• Muerte del zar Nicolás I de Rusia, siendo nombrado como zar su hijo Alejandro II.
• Exposición universal de París.
• Primera edición del ‘Daily Telegraph’, periódico dirigido a la clase media.

En este contexto nacerá José María, aunque dentro del suelo patrio se encontraba en un ámbito predominantemente rural y con un nivel cultural y económico muy bajo, con elevadas tasas de analfabetismo y con pocas perspectivas de ir más allá de un trabajo en el campo de sol a sol. Su pueblo era Pozuelo de Calatrava, aunque su ámbito familiar era el de una cierta posición tanto a nivel paterno – su padre Ildefonso de la Fuente Villanueva era un médico procedente de Madrid- como materno – su madre Ramona Morales Hornero era miembro de una familia adinerada manchega –, por lo que su ambiente familiar – junto a sus hermanos Aurelio, Orestes, Soledad y Concha, y otros cuatro más que no llegarían a la edad adulta – gozaba de un nivel superior a la media española, hecho que influiría en su formación intelectual, pues su padre como hombre de ciencia y poseedor de una biblioteca propia infundiría a sus hijos el amor por la lectura en general y a los temas naturales en particular.

La vida de don José María tendría dos vertientes que compaginó hasta el fin de sus días: por un lado, la religión, y por otro, la naturaleza, aunque más concretamente se centrase en la entomología.

Sus estudios religiosos se iniciarían en otro pueblo de nuestra provincia, Moral de Calatrava, para continuar en Toledo y finalizar hacia 1879 en Jaén.

En su etapa de seminarista, surgiría su otra gran faceta, pues estaba recogiendo un insecto del orden de los Ortópteros “Pignogaster” y con sus conocimientos básicos lo definiría y se lo enviaría al entonces Director del Museo de Historia Natural de Madrid y naturalista, don Ignacio Bolívar, el cual reforzaría la correcta definición de José María y como regalo le enviaría tres cajas de insectos para que continuase su labor de clasificación con nuevos ejemplares recolectados.

En 1879 sería ordenado sacerdote en Ciudad Real con veinticuatro años de edad, siendo destinado inicialmente a Almodóvar del Campo donde estaría durante nueve años (hasta 1888), siendo este lugar un excelente campo de pruebas para sus estudios e investigaciones faunísticas y sus aún escasos conocimientos, sobre todo desde el momento en el que tuvo a su cargo la dirección espiritual de la Aldea de Retamar – cercana a Almodóvar – que visitaría una par de veces a la semana, teniendo que atravesar para ello la Sierra de Santa Brígida, con un gran número de órdenes distintos.

Su periplo religioso se caracterizaría por breves estancias en Ciudad Real, Toledo, Jaen y Murcia, regresando a su pueblo donde pasaría más de 45 años ejerciendo de coadjutor en la iglesia parroquial.

En Almodóvar se dedicaría a aumentar su colección con reptiles y anfibios y compondría un cuadernillo de poesías conservado en el Museo de Ciudad Real. Despues pasaría alrededor de un año en Ciudad Real – aunque no existe información al respecto por la pérdida de archivos en la Guerra Civil – para luego ser trasladado a Almagro (estancia desde enero de 1890 hasta marzo de 1891), datos que se extraen del Registro de Bautismos de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé (así nos lo indica la citada autora [4]), de donde sería coadjutor de dicha parroquia. En esta estancia “recolectó un poco de todo, aunque sus excursiones fueron menos numerosas que las deseadas ya que su salud no era del todo buena, viéndose obligado a realizar numerosos viajes para recuperar fuerzas, como por ejemplo a la “Huerta de la Monja” en las faldas septentrionales de Sierra Morena, término municipal de Viso del Marqués. Allí permaneció hasta ocho días, pero los resultados de sus excursiones, fueron poco satisfactorios, debido a su salud y a lo avanzado de la estación (octubre) en este tiempo la actividad de los insectos es casi nula; sin embargo en otra época más a propósito y en mejores condiciones, es indudable que se obtendría un gran contingente de buenas especies en todos los órdenes.

Como su salud seguía aquejada, debido a su padecimiento reumático, con períodos más o menos agudos, viéndose así obligado a realizar viajes en busca de remedio profiláctico; uno de estos viajes fue a Fuencaliente, un pueblo muy pintoresco de la provincia de Ciudad Real, en la mismísima Sierra Morena, lo visitó hasta tres veces con permanencia de doce a quince días cada vez, ya que sus baños salutíferos contra la reuma gozan de gran fama, estando todavía en uso hoy día; aquí un guarda se le acerco diciéndole, que había recibido órdenes del Alcalde referentes a que le detuviera, por que era un loco…, cuando estaba haciendo el recorrido por la zona capturando los ejemplares, anécdota ésta, que recordaría toda su vida con gran simpatía.” [5]

Tras su estancia de un año en Ciudad Real y ser trasladado a Almagro, siendo coadjutor de la Parroquia de San Bartolomé entre 1890 y 1891, también se constata su vena poética, pues Socorro Caballero así nos describe lo siguiente:

“Son poesías sencillas, con unas palabras inteligibles para todos, en las que ensalza el amor, la amistad, la belleza de la naturaleza, la picaresca del pueblo, etc., sin otro fin que el de safisfacer su necesidad de expresar lo que siente; el mayor número de ellas están escritas entre los años 1881 a 1883. Como títulos podemos reseñar: “A María ante su imagen”, “La muerte de Jesús”, “A la memoria de mi joven amigo Maximiano Navarro”, “Un suspiro ante la tumba de mi Madre”, “La ciencia y sus adeptos”, “Las campanas de mi pueblo”, “A una tórtola” …”, pudiendo citar a modo de ejemplo la denominada Las campanas de mi pueblo:

“¿Qué poder mágico ejercen

En memoria o sentimiento

Los recuerdos de la infancia

Aquellos dulces recuerdos,

Que brota ardiente una lágrima

Y siento oprimirse el pecho

Al recordar las campanas

Las campanas de mi pueblo” [6]

Por aquel entonces regresaría al pueblo que le vio nacer, Pozuelo de Calatrava, donde pasó el resto de sus días, salvo viajes esporádicos, realizando una intensa actividad entomológica que le llevó a aprender varios idiomas con objeto de entender la bibliografía especializada en la materia: francés, inglés y alemán, además de latín y griego.

Esta intensa actividad le condujo a completar una importante biblioteca especializada en entomología de más de cuatrocientos volúmenes en varias lenguas y una importante colección de unos 75.000 insectos conservada con obras suyas en el Museo de Ciudad Real.

Después de dos años de regresar a su pueblo, comenzarían sus colaboraciones en la Real Sociedad Española de Historia Natural. Su primera comunicación viene reflejada en las Actas de 1893, donde se describen dos nuevas especies de ortópteros: Ameles aptera y Gryllodes macropterus [7]. Una visita al balneario de Archena (Murcia) a causa de su reumatismo le hace descubrir gran número de nuevas especies.

Así lo refleja Socorro Caballero: “La segunda publicación fue al año siguiente (1894) en la misma revista Anales de Historia Natural Tomo XXIII. Actas: “Insectos recogidos en Archena (Murcia)”

Debido a sus padecimientos reumáticos, fue a buscar remedio, a finales de junio de dicho año a las renombradas aguas de Archena, después de cumplir con la prescripción facultativa y con sus deberes de sacerdote, el tiempo que aún le quedaba lo dedicó a escudriñar aquellos alrededores en busca de insectos; los resultados no fueron del todo buenos en este sector. La fauna más favorecida de aquella región son los moluscos ya sean terrestres o fluviales, pero como su estudio estaba sólo principiado, deja para más adelante el darlos a conocer.” [8]

En 1897 empieza una larga serie titulada “Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real”

En 1902 se constituye la Sociedad aragonesa de Ciencias Naturales – cambia el nombre, para 1919, llamándose desde entonces Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales – , con D. José María como uno de los socios fundadores y su presidente en 1912. Esta Sociedad conmemoró el 2º Centenario del nacimiento de Linneo en 1907, editando una publicación extraordinaria titulada “Linneo en España”, donde se incluiría una obra suya: “Sinopsis de los Aphodiini de la Península Ibérica con inclusión de Baleares y Pirineos”, la más extensa hasta el momento pues constaba de 35 páginas.

También en 1907, la Sociedad aragonesa de Ciencias Naturales premió, en su concurso anual, la obra de D. José María, “Sinopsis de los Histéridos de España, Portugal y Pirineos”, siendo merecedora de ser publicada en su boletín del año siguiente, además de concederle una medalla que se conserva en el Museo de Ciudad Real. En ese año de 1908 se celebró en Zaragoza el 1er Congreso de Ciencias Naturales, del que D. José María fue Vicepresidente de la sección de Zoología.

En 1918 se crea una sociedad más específica, que no trata todas las materias de Ciencias Naturales sino que se centra más bien en los temas estrictamente entomológicos: la Sociedad Entomológica de España, de la que D. José María fue socio numerario, figurando como coleopterólogo (experto en coleópteros de Europa), y cuya sesión inaugural sería el 9 de enero de ese año. Posteriormente, en 1924, fue nombrado Vicepresidente y, por fin, en 1925 sería Presidente, hecho que se recoge en el boletín de enero de dicho año, lo que constituirá el reconocimiento a su labor y méritos como entomólogo. Esta Sociedad mantendría cambios con otras instituciones similares tanto nacionales como extranjeras. De las primeras citar el Institució Catalana d’Historia Natural, la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, la Real Sociedad Española de Historia Natural de Madrid o la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales de Zaragoza. En cuanto a relaciones con otros países, cabría enumerar a Brasil, Checoslovaquia, Chile, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Japón, Portugal, Rusia, Suecia y Suiza.

En el primero de los boletines de esta Sociedad comenzó la publicación de su obra más extensa, el “Catálogo sistemático-geográfico de los Coleópteros observados en la Península Ibérica, Pirineos propiamente dichos y Baleares”, primer y único catálogo de los coleópteros de España. Sus sucesivas partes continuaron publicándose durante 17 años, a pesar de ello y de haberse publicado 59 familias de coleópteros con 866 géneros y 4.711 especies, quedó inconcluso. Su borrador se conserva completo en el Museo de Ciudad Real.

A partir de 1925, en la biblioteca, que se encuentra en la Diputación, no aparecen ya libros formados por la encuadernación de los boletines de la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales.

Existe una relación de obras que figuran en la biblioteca entomológica de D. José María de la Fuente, realizada por su sobrino el Sr. Antonio Fernández Ortega, que fue el encargado de la documentación (libros, cajas entomológicas, obras a medio publicar, manuscritos, etc.) de D. José María, a la muerte del mismo.

En 1927 publica su primer libro propiamente dicho e independiente de las sociedades científicas, las “Tablas analíticas para la clasificación de los coleópteros de la Península Ibérica”, del que también se conserva un ejemplar en el Museo de Ciudad Real. Libro pionero, ya que presenta un enfoque didáctico con diferentes secciones para que los principiantes pudieran identificar sus ejemplares sin ayuda externa. La lástima es que, a pesar de sus más de 400 páginas, sólo trataba las familias Cicindelidae y Carabidae.

Sobre esta publicación los entomólogos José Luis y Enrique Fernández – Carillo señalan lo siguiente:

“Enorme proyecto, pues, el que tenía en mente. Llegamos a 1929, año en que está a punto de ver la luz su obra más completa y ambiciosa: “La Fauna de la Provincia de Ciudad Real”. En sus cinco volúmenes se iban a tratar todas las clases del Reino Animal halladas hasta el momento en Ciudad Real, incluida su relación con el hombre, enfermedades, etc., por supuesto pintadas y dibujadas por él. Todas las evidencias escritas nos llevan a creer que nunca se publicó, ya que, a pesar de existir el primer tomo impreso, éste se encuentra en hojas sueltas y con numerosas correcciones (se trata, pues, de pruebas de imprenta). Asimismo, se conservan varias cartas de su sobrino D. José Mª Antonio Fernández Ortega a D. Simón Bolívar tratando de correcciones sobre más pruebas de imprenta. También el diario local El Pueblo Manchego, en su edición del 21 de marzo de 1934, hace un llamamiento a la Diputación para su publicación. Sin embargo, los autores han tenido noticia de la existencia de un ejemplar impreso (al parecer editado) de esta obra, que figura en poder del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid D. Carlos Montes del Olmo, quien amablemente tiene intención de donarlo para que figure con el resto de documentación de D. José María y pueda ser estudiado. Actualmente, parece que se pretende, por parte de la Diputación, realizar una edición facsimilar de la obra completa en la medida de lo posible.” [9]

Junto a las facetas religiosa y entomológica –amén de sus poesías –, otra faceta a reseñar de nuestro presbítero es la señalada por Socorro Caballero en el siguiente párrafo:

“D. José María era un hombre, que como ya he dicho en repetidas ocasiones, dedicado por entero a sus obligaciones religiosas y a sus estudios entomológicos, pero ello no impedía que se interesase por el momento político que le tocó vivir, como demuestra la propaganda que recibió de finales de 1929, del Sindicato Agrícola Católico, invitándole a asistir a una asamblea convocada para el día 11, a las 9 de la noche, en la que se hablaría de la propaganda y de los triunfos de dicho Sindicato.

1. José María pertenecía a este Sindicato, puesto que he encontrado, del 1 de enero de 1930, un recibo, en el que pagaba como cuota una peseta al mes.

Detrás de esta propaganda aparece una lista de algunas de sus publicaciones.

En los últimos años de su vida la fama y el prestigio que gozaba en los ambientes intelectuales, se iba extendiendo, así el día 13 de agosto de 1929, el diario <Heraldo de Madrid> le dedica un reportaje, realizado por Aguirre y Prado.” [10]

En resumen, fue socio fundador y Presidente (1912) de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales y de la Sociedad Entomológica de España (1925), Vicepresidente del Primer Congreso de Naturalistas Españoles (Zaragoza, 1908), socio de la Real Sociedad Española de Historia Natural (desde 1888) y de la Sociedad Entomológica de Francia, del Ateneo Científico de Ciudad Real (desaparecido en los años 30), etc. Tenía relación con muchos entomólogos españoles y extranjeros, como atestiguan sus misivas, colaboraciones y homenajes, siendo ejemplos de ello nombres como: Ignacio Bolívar, Director que era del Museo de Historia Natural de Madrid e insigne naturalista; José Mª Dusmet, himenopteólogo; Auguste Putón, hemipterólogo; Padre Longinos Navas; Sr. Martínez-Escalera; Ernest André; Padre Adeonato Marcet; Sr. Duchassoy, himenopterólogo; Ricardo García Mercet, especialista en Himenópteros; Enrique Brölemann; Mr. Puel, entomólogo francés; Mrs. Thalhammer, Seguy y el Dr. Bezzi, entomólogos, etc., de los que 26 especialistas colaboraron con él en la revisión de familias de su Catálogo de Coleópteros. A ello se suma que describió un total de 278 nuevas formas para la Ciencia entre especies y variedades y publicó unos 65 trabajos [11], destacando entre sus obras, las siguientes:

• Catálogo sistemático-geográfico de los coleópteros observados en la Península Ibérica, Pirineos propiamente dichos y Baleares (1918 – 1932), incompleto por haberse perdido el manuscrito en la Guerra Civil, llegó hasta el comienzo de la Familia Cerambycidae, con 5.565 especies. Es el primer, y único, catálogo de los coleópteros en España, con numerosos datos de gran interés.
• Tablas analíticas para la clasificación de los coleópteros de la Península Ibérica. I. Cicindelidae, II. Carabidae (1927), con 415 páginas, obra con la que se pueden determinar todas las especies entonces conocidas y que pensaba continuar con las demás familias de coleópteros españoles.
• Sinopsis de los Aphodiini de la Península Ibérica con inclusión de Baleares y Pirineos (1907).
• Sinopsis de los Histéridos de España, Portugal y Pirineos (1908).
• Datos para la fauna de la provincia de Ciudad Real Ciudad Real. Debía de tener unos cinco volúmenes aunque no llegó a editarse. serie formada, pues, por veintitrés publicaciones que a lo largo de los años 1897-1913. Todos estos Datos los agrupó y resumió, publicándolos posteriormente en un libro (1929, Tipografía del Hospicio Provincial).

Un veintiuno de junio de 1932 fallecía en su pueblo natal el presbítero y entomólogo don José María Hugo de la Fuente Morales, aquejado de una neumonía, sesgando una vida totalmente dedicada a la entomología, no olvidando otras facetas como sus poesías y un cuadro al óleo de la Virgen conservada en su casa familiar, además del polifacetismo idiomático que necesitó para tan ingentes comunicaciones con los especialistas de la época (latín, griego, francés, inglés y alemán).

De su muerte cabe citarse algunas referencias en la prensa de la época, como bien recoge Socorro Caballero Klink, tal como sigue en sendas citas:

“El miércoles 22 de junio de 1932, en el periódico independiente diario de la tarde: VIDA MANCHEGA, en la primera página, publica una foto y una pequeña nota que dice:

1. JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE Y MORALES

– Virtuoso Sacerdote y Naturalista de

fama mundial, que falleció ayer

en Pozuelo de Calatrava –

En Pozuelo de Calatrava, su pueblo natal, falleció ayer el virtuoso presbítero y sabio entomólogo don José María de la Fuente y Morales, que tan alto supo colocar el nombre de La Mancha, en el Campo de la Ciencia, ya que descolló como figura preeminente en el cultivo de la Historia Natural, donde su apellido ha llegado a parangonarse con el de Linneo.” [12]

“También, el miércoles 22 de junio de 1932, en el PUEBLO MANCHEGO aparece en primera plana un artículo titulado: <El Cura de los bichos>, escrito por Eugenio López-Aydillo. Dice lo siguiente: No pretendo hacer elogio póstumo del sabio entomólogo manchego y humilde coadjutor de la parroquia de Pozuelo de Calatrava don José María de la Fuente, falleció ayer, porque la amplia información de sus altos merecimientos en estas columnas publicada con tan triste motivo constituye la más expresiva y justificada de las alabanzas con que pudiera ser destacada su personalidad.” [13]

Tras la muerte de D. José María, su sobrino político D. José Mª Antonio Fernández Ortega, profesor de la Escuela de niños – niñas de Asdrúbal en Puertollano (Ciudad Real), quedó encargado de sus cosas. Hizo una relación de las obras de su biblioteca e intentó concluir la publicación de “La Fauna de la provincia de Ciudad Real”. De los fondos correspondientes a su colección y biblioteca cabe señalar una serie de fechas extraídas de un artículo realizado por los entomólogos José Luis y Enrique Fernández-Carrillo [14]:

• De diciembre de 1933 se conserva una postal del Padre Longinos Navás, de Zaragoza, donde explica a la familia lo que el Museo de Roma ofrece por la colección de insectos y la biblioteca.
• El 5 de marzo de 1934, la Diputación Provincial de Ciudad Real se hizo cargo de la colección de insectos revocando un acuerdo anterior con el entonces Museo de Historia Natural de Madrid, donada por sus herederos, por la razón de que iba a constituir la base del futuro Museo Provincial, que no se había construido todavía. El 19 del mismo mes, adquirió la biblioteca, con el propósito de exponerla junto a la colección en este futuro museo para su consulta y estudio.
• En agosto de ese mismo año, durante las Fiestas Patronales de Ciudad Real, se inauguró un monolito de mármol en el Parque de Gasset de la capital, en homenaje a la figura de D. José María. Este monumento, obra de Felipe Coronado, se sigue manteniendo en relativamente buen estado en el mismo lugar, muestra un obelisco cuyas cuatro caras están decoradas por sencillos relieves que sirven de evocación de la naturaleza.
• Al parecer, la conservación de la colección quedó a cargo de un catedrático de Historia Natural del instituto de la capital, pero el caso es que quedó depositada en la Diputación Provincial, expuesta en vitrinas de madera, donde no se mantuvo en las condiciones más adecuadas para su conservación y mantenimiento: estaba expuesta a la luz directa del sol, sin protección contra parásitos, etc. Permaneció en estas condiciones durante más de cuarenta años.
• Su pueblo natal le rindió un homenaje en junio de 1952, erigiendo un busto dedicado a él que podemos contemplar todavía.
• A finales de los años 70, estuvo al cuidado de la colección D. Efraín Redondo, profesor de la Escuela de Magisterio, quien encargó armarios para colección y separó diverso material típico en una caja aparte. Se puso en contacto con la Facultad de Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid y durante los años 80 al 82, aproximadamente, se estuvo realizando una ordenación y recuperación de la colección por parte del Dr. Raimundo Outerelo y sus colaboradores, adquiriendo nuevo mobiliario para albergar y ordenar las colecciones.
• En septiembre de 1984, e inaugurado por fin el Museo Provincial de Ciudad Real, la Delegación Provincial de Cultura (de la que depende el Museo) solicitó a la Diputación el traslado de la colección para su exposición al público. Así, en Octubre la Diputación acordaba en un pleno por unanimidad ceder la colección en depósito a la Delegación Provincial de Cultura con la condición de que se preocupara por su conservación y buen estado, ofreciéndose para ello las personas que se habían estado encargando de esta cuestión. Mientras, se inauguró una exposición temporal en el Museo Provincial. Constaba de una selección de cajas, libros y escritos de D. José Mª. y se mantuvo del 15 de Marzo al 12 de Abril de 1985, habiendo estado a cargo de la misma la ya citada Dª Socorro Caballero Klink y su marido D. Francisco García Velasco. Dicha publicación en forma de libro sería el nº 40 de la Biblioteca de Autores Manchegos, editado por la Diputación Provincial de Ciudad Real. Ese mismo mes de Marzo del 85, se redactaron las actas de traspaso de la colección de libros y en Diciembre las de la colección de coleópteros, relacionándose 8 mesas con vitrina para exposición con un total de 99 cajas. Los dos armarios con las cajas nuevas tendrían que esperar algo más, ya que su traslado se autorizó en Diciembre de 1986.
• El espacio insuficiente ni adecuado para albergar este material propiciaría que fuesen a parar a los sótanos del propio Museo y del entonces Hospital Provincial. Traslado que provocaría cierto deterioro, y que en 1990 iría esta vez al Archivo Histórico Provincial. De esta época data otro intento de recuperación a través de una beca que concedió el Museo. Se inició un inventario y se redactó un primer y provisional proyecto de recuperación, labor abandonada en Diciembre de 1991.
• En 1992 se traslada de nuevo la colección, y las vitrinas se llevaron al entonces almacén del Museo y las cajas al propio Museo Provincial, donde permanecieron apiladas en una planta apenas visitada, al igual que los armarios. A finales de ese mismo año se iniciaron obras de remodelación en el Museo Provincial, las cuales habrían de dotarlo de una planta de Ciencias Naturales donde se expondría de forma permanente una parte de la colección. Las cajas se colocaron provisionalmente en esa planta y los libros y manuscritos se sacaron del pequeño archivo del sótano, donde habían permanecido todo este tiempo, y en el que también habían sufrido deterioro, ya que en dicho archivo había habido graves problemas de humedad en una pared (contra la que habían estado apoyadas numerosas cajas con los libros). Allí fue donde José Luis y Enrique Fernández-Carrillo encontraron la colección en la primavera de 1993, tras una entrevista personal con el Director del Museo. Así, de forma totalmente voluntaria comenzó la que iba a ser por fin la restauración definitiva.
• Básicamente y de cara a la reapertura al público del Museo, además de ordenarlas por familias en los armarios, pegar ejemplares rotos, limpiar las cajas, etc., se arregló una selección de cajas para ser expuestas. Junto con Socorro Caballero Kink y su marido se decidieron los detalles para su exposición. En Marzo de 1995 el Museo Provincial reabrió al fin sus puertas con una sección de Entomología en la planta de Ciencias Naturales, donde figuran desde entonces de forma permanente unos 13.300 ejemplares expuestos en 36 cajas y una selección de libros y manuscritos. También figura una de las antiguas vitrinas con cajas tal y como él las tenía. El resto de cajas se conserva en los armarios, en el sótano del Museo y los libros se colocaron en armarios compactos en el almacén actual del Museo Provincial a la espera de su definitiva ubicación. Las vitrinas y patas restantes también fueron trasladadas a dicho almacén, con una restauración y recuperación apenas iniciadas. Tras la reapertura, los entomólogos citados se ponen en contacto con especialistas del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) de Madrid y en noviembre de 1996 visitaron la colección y llegaron a la conclusión de plantear al Director del Museo la posibilidad de un plan de recuperación y evidentemente mostró su apoyo.
• En junio 1997 se envió un primer proyecto de recuperación de la colección y la biblioteca al Presidente de la Diputación, junto con una carta del Director del Museo, exponiendo la situación y solicitando dotación presupuestaria. El proyecto de recuperación definitivo se firmó y presentó en febrero de 1998, quedando a la espera de su estudio y aprobación. En febrero de 1999, el Diputado de Cultura, D. Jesús Teodoro Octavio, anunció en rueda de prensa que el proyecto de recuperación y catalogación de la colección se incluiría en los presupuestos del año siguiente, pero en marzo de ese año se celebraron elecciones locales, y cambió el signo político en la Diputación y casi se volvió al punto de partida.
• En agosto del mismo año, los autores fueron invitados a participar en los actos de la XV Semana Cultural de Pozuelo de Calatrava, donde pronunciaron una conferencia sobre la vida y la obra de D. José Mª, haciendo pública por primera vez la trayectoria de la colección y biblioteca, y esperando que el recién constituido equipo de gobierno de la Diputación retomase el asunto.
• Paralelamente se han seguido buscando apoyos y el entonces Presidente de la Real Sociedad española de Historia Natural, envió la correspondiente carta de respaldo en Junio de 2000. En junio del año siguiente fue enviada también otra carta por parte del editor de la revista electrónica de Entomología “Insectarium Virtual”, Antonio Ordóñez. Ese mismo mes de junio de 2001, también Pedro A. Álvarez López, presidente de la Asociación Entomológica gallega, mostró su respaldo al proyecto.
• Un hecho que destacan los citados entomólogos es que en la primavera del año 2000 conocieron que las antiguas vitrinas de exposición que se encontraban depositadas en el almacén del Museo, se habían tirado hacía un año atrás. A pesar de ser propiedad de la Diputación, nadie allí sabía nada del asunto. Al parecer, desde el Museo se dio orden de tirarlas, supuestamente por estar en muy mal estado. Tras algunas gestiones, no se pudo encontrar nada.
• En 2003 se inició un nueva legislatura, mismos resultados. En enero de 2004 tomamos contacto con el nuevo Director del Museo Provincial, y no tenía conocimiento ni del trabajo que se estaba realizando con la colección ni de que existía un proyecto de recuperación presentado a la Diputación. Mostró su interés por el asunto y actualmente se han pedido armarios a través de la Delegación de Cultura para colocar, ordenar, catalogar y restaurar en la medida de lo posible todos los libros y manuscritos.
• En pocos años, el Museo pretende ampliar notablemente sus espacios expositivos, por lo que está previsto ampliar también la sección de Entomología con la colección de D. José María. En abril de este año 2005 se organizaron diversos actos en Pozuelo de Calatrava, entre ellos una conferencia en la que participaron los autores, D. Miguel Sánchez Caminero, historiador local, así como nuestro colega Mario García París, del MNCN, donde una vez más se ensalzó la figura y trabajo científico de D. José María y se expuso la situación actual de la colección. Por este motivo y a través del alcalde de Pozuelo, D. Domingo Triguero, supimos de las conversaciones sobre el asunto entre éste y diversos miembros de la Diputación.
• A finales del mes de junio pasado tuvo lugar la 2ª Reunión Entomológica, en Madrid, donde también hubo un especial recuerdo a nuestro querido “Cura de los Bichos”, agradeciendo desde aquí el detalle a los organizadores, Antonio Ordóñez, y Miguel Moya, quien también tiene en su página web, “Entomología.net”, una sección dedicada al “Cura de los Bichos”.
• El 28 de enero de 2015 se inauguraba la exposición “La Entomología y ‘el cura de los bichos’”, cuya muestra se extenderá hasta el 28 de marzo del presente año, constituyendo el preludio del 160 Aniversario del nacimiento del presbítero pozoleño.

Junto al ya citado monumento al “Cura de los Bichos” situado en el Parque de Gasset, y además de la muestra alojada en el Museo de Ciudad Real entre otros homenajes que se realizan desde nuestra ciudad nos encontramos con la calle del mismo nombre – y el Colegio Público situado en la calle de Alemania.

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[1] CABALLERO KLINK, SOCORRO: “José María de la Fuente. El Cura de los Bichos”. Biblioteca de Autores y Temas Manchegos. Diputación Provincial de Ciudad Real – Área de Cultura. Ciudad Real, 1987. Pg. 7.

[2] “PRIMERAS JORNADAS DE ARQUEOLOGÍA Y PALEONTOLOGÍA”, en Diario Lanza. Sábado, 24 de noviembre de 1984, página 3.

[3] Diario Lanza. Martes, 16 de abril de 1985, pág. 4.

[4] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Op. cit. Pág. 17

[5] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Op. cit. Págs. 17 y 18

[6] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Op. cit. Pág. 16

[7]CABALLERO KLINK, SOCORRO: Ibídem cit. Pág. 20.

[8] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Ibíd. cit. Pág. 21.

[9] Fernández-Carrillo, José Luis & Fernández-Carrillo, Enrique: JOSÉ MARÍA DE LA FUENTE: 150 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL “CURA DE LOS BICHOS”, en Boletín Sociedad Entomológica Aragonesa, n1 37 (2005): 373 − 379.

[10] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Ibíd. cit. Pág. 134.

[11] BACH, Carmen y COMPTE, Arturo: “La Entomología moderna en España. Su desarrollo. De los orígenes a 1960”, en Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa, nº 20 (1997). Pg. 384.

[12] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Ibíd. cit. Págs. 162-3.

[13] CABALLERO KLINK, SOCORRO: Ibíd. cit. Pág. 163.

[14] Fernández-Carrillo, José Luis & Fernández-Carrillo, Enrique: Op. cit. Págs. 374-9.