Luis Miguel Román Alhambra.- En los últimos meses estamos conociendo noticias sobre nuevos lugares que dicen ser el lugar de don Quijote. Hay algunos que incluso lo reivindican para sí, en Cataluña o en León, haciendo increíbles juegos malabares con lo escrito por Cervantes, aunque para la mayoría, esto no deja de ser una mera anécdota.
Y hace unas semanas se ha presentado un trabajo de José Manuel González Mujeriego, titulado “Lo que Cervantes calló”, en el que asegura haber encontrado ese lugar en Mota del Cuervo (Cuenca).
Una vez que he leído este trabajo, llego a la conclusión, que a don Quijote le van a salir muchos “novios” a partir de ahora, ya que estamos ante publicaciones que al amparo de un pasaje, de una parte, de un capítulo o incluso de una frase que aparece en el Quijote, se argumenta toda una hipótesis. Y lo que no coincide con las pretensiones del autor o equipo de autores se “olvida” o sencillamente se manipula burdamente el texto cervantino para hacerlo coincidir con su idea preconcebida de antemano. Y más,
teniendo en cuenta el poco conocimiento que de esta obra se tiene ya actualmente en España, al haberse dejado de leer, convencer a los lectores del trabajo de investigación resulta hasta muy sencillo.
Don Quijote (Cervantes en boca de don Quijote) criticaba la ligereza con que algunos componían libros “como si fueran buñuelos”, a lo que Sansón Carrasco le contestaba: “No hay libro tan malo, que no tenga algo bueno”. Y esto es realmente “Lo que Cervantes calló”.
Posiblemente esto es así por la necesidad de publicar y publicar, en este año de la conmemoración de la salida a la luz de la segunda parte del Quijote, como si lo que no se consiga este año ya estuviese perdido. Hasta que dentro de cien años nos acordemos de nuevo de esta maravillosa novela y sin igual obra de
humanidades, escrita sobre una geografía real, que tan bien tuvo que conocer Cervantes. Esto si se sigue leyendo el Quijote, porque con los Ministros de Cultura del Gobierno de España y los Consejeros de Cultura de cada una de las Autonomías, anteriores y actuales, “olvidándose” de la principal obra escrita en español y de la literatura mundial en los programas de estudio, leer el Quijote será una anécdota o rareza personal. ¿Alguien puede pensar que en Inglaterra se dejase de leer o interpretar las obras de
Shakespeare?
En “Lo que Cervantes calló” se aprecian interpretaciones personales de frases con cierta similitud en obras de Cervantes, errores “interesados” en la delimitación de la Mancha, localización de una venta que nunca existió realmente para hacer llegar a ella a don Quijote para armarse caballero, cambios en los caminos y personajes que intervienen en una parte de la obra, distancias imposibles de aceptar conociendo esta parte de la Mancha con respecto a El Toboso y a los molinos de Campo de Criptana, etc.;
que hacen que no pueda tomarse en consideración alguna esta hipótesis.
Una parte de “Lo que Cervantes calló” contiene críticas a otras hipótesis, entre ellas a la que se mantiene en “Mi vecino Alonso” (2010), donde se determina que el Lugar de don Quijote es Alcázar de San Juan. Y de nuevo aquí tergiversa lo que yo escribí en ese trabajo, muy tenido en cuenta ya por cervantistas a
nivel mundial, con el solo fin de predisponer a sus lectores en contra de esta hipótesis. ¡Llega incluso a afirmar que Alcázar de San Juan no estaba en la Mancha que conoció y describió Cervantes en el Quijote! Con argumentos como este ha dado forma a “Lo que Cervantes calló”.
Mota del Cuervo, mi querida Mota del Cuervo, es un lugar de la Mancha que se encuentra en el entorno de los lugares definidos literalmente por Cervantes, donde, sin duda alguna, está el lugar de don Quijote: Tembleque, El Toboso, Quintanar y Puerto Lápice, y por donde el camino de Toledo a Murcia lo cruza de Oeste a Este, con los molinos de viento de Campo de Criptana a la espera de la más singular batalla jamás escrita.
Y es Mota del Cuervo, desde que se publicó «Mi vecino Alonso» (2010), el lugar donde en su término municipal se encontraba una venta, la Venta de Manjavacas, en la que fue armado caballero don Quijote, y así ya es considerada desde entonces en el mapa cervantino. Coincidiendo en esto, cuatro años
después en 2014, con el hallazgo de los restos de la venta junto al camino de Toledo a Murcia, la arqueóloga Isabel Sánchez y el historiador Javier Escudero y publicado en su trabajo “La venta del caballero».
La crítica completa a la lectura de “Lo que Cervantes calló” se puede leer o descargar en:
http://alcazarlugardedonquijote.files.wordpress.com/2015/03/lo
callo_resumen.pdf