Siguiendo varios kilómetros por el camino que discurre paralelo a la vía del ferrocarril, al finalizar la Vía Verde de Ciudad Real, se encuentra pequeña parcela de la Finca Valdarachas, en el término municipal de Poblete, que un grupo de amigos, del que forman parte Prado Fernández Copado y su padre, Román Fernández Gutiérrez, pretende forestar y convertir así una hectárea baldía en una zona de recreo.
Esta hectárea de terreno que el grupo de voluntariado Libélulas New Life España Vive pretende transformar se encuentra a un lado del Camino de Valdarachas, en la finca del mismo nombre, que sale de Poblete en dirección sur y cruza el río Jabalón. Aseguran que se trata de una zona frecuentada por viandantes y que su intención es convertir el paraje en una zona verde.
Comentan que el propietario del terreno les ha dado permiso para llevar a cabo su proyecto y que, además, les apoya aportando arena de río y la maquinaria necesaria. «La tierra ya está preparada. Se va a dividir a ambos lados del camino y se van a poner unas mesas y unos bancos, a modo de merendero, y una zona de sombra», explica Prado Fernández. «Hay mucha gente que pasa andando o en bicicleta y no hay un sitio para descansar».
Señalan que, «aunque la finca es privada, siempre ha estado abierta y el camino que la atraviesa es público». Por otro lado, opinan que la vía verde se queda corta. «La gente sigue andando por ese camino y no hay nada de sombra». Por este motivo se han propuesto crear una zona de recreo para que todo el mundo pueda disfrutarla.
Han traslado su idea a diferentes organismos públicos para recabar algún tipo de apoyo, sin mucho éxito, especialmente en Ciudad Real. «En el Ayuntamiento de Miguelturra nos han dejado poner un puesto en la plaza para recaudar fondos», cuenta Prado Fernández. Un puesto que también instalaron este fin de semana en el mercadillo Yolibey de La Poblachuela. Venden artículos de segunda mano y publicitarios. «Algo simbólico, porque lo importante es el donativo». También han solicitado plantas al Centro Agrario El Chaparrillo.
«Hacemos esto de forma altruista, dedicando tiempo e ilusión a este proyecto», subraya Román Fernández. Su objetivo es «cuidar nuestra casa que es la tierra y mantenerla limpia».
Este grupo de amigos lo forman 31 personas de Toledo, Madrid, Alicante Lanzarote, donde se ha llevado a cabo un proyecto similar en la montaña de Gaunapay. «Los ponemos en marcha en las zonas donde residimos», concluye Román Fernández.