Domenico Modugno tenía una vieja canción que se llamaba ‘Llora el teléfono’, que relataba la conversación de un padre separado, con su hija pequeña al otro lado del hilo. Tema lloroso y nubosos, que habría servido bien, para denominar tantas llamadas tensas y difíciles de los últimos días y de los últimos tiempos.
«Llora el teléfono. No cuelgues, por favor,
que cerca estoy de ti con nuestra voz.
Oye, escúchame.
Llora el teléfono por última vez,
porque mañana yo me marcharé«.
Y es que los teléfonos a veces parecen llorar más que comunicar. Llamadas como la de Cesar Luena a Tomás Gómez, por encargo de Pedro Sánchez, notificándole la destitución de la Ejecutiva del Partido Socialista de Madrid, por razones diversas: «Tomás has sido cesado como Secretario, por acuerdo de la Permanente. – ¿Cómo, pero qué coño dices?«.
Llamadas forzadas, como la sostenida por Pedro Sánchez a Ángel Gabilondo, para insinuarle su disponibilidad como candidato independiente en Madrid: «¿Ángel nos ayudas otra vez? Te necesitamos, las cosas van mal. – No sé Pedro, aún, tengo que hablar con Iñaki«.
Llamadas como la de Tania Sánchez a Cayo Lara, para comentarle que abandonaba la nominación como candidata de Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid. «Cayo, que me voy, que no aguanto a Gordo ni a Pérez«.
Llamadas como la de María Dolores de Cospedal a Ignacio González, para comunicarle que, finalmente, no era el candidato elegido y que no había reelección posible. «Ignacio lo siento, pero se ha decidido presentar a la Delegada del Gobierno, como candidata en Madrid. – Me lo temía«.
Llamada enorme, radiada y metropolitana, como la sostenida entre Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal, a propósito de cierto condicionado de la candidatura de la primera; que abre heridas que fueron cerradas, y luego reabiertas cuando Cospedal optó por el marianismo frente al aguirrismo.
Y eso que las, a veces enfrentadas ‘lideresas‘, cuentan con una enemiga común en la creciente persona de la Vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría y de su entorno directo (los hermanos Nadal, Arenas y sobre todo Arriola), que las hace sentirse hermanadas en la afrenta y en el padecimiento. Como ya ocurriera en el pulso sostenido entre Cospedal y Soraya-Arenas por la nominación del candidato a la Junta de Andalucía. No era tanto un pulso entre Moreno Bonilla y José Luís Sanz, sino entre Saénz de Santamaría y Cospedal. Con Arenas al fondo, templando gaitas.
Y así seguimos, en la duda de los poderes. Por eso la conversación de la ex Presidenta de la Comunidad de Madrid y su ex Consejera de Transportes, tiene ecos del pasado no resuelto.
-«Espe soy Dolores, ¿cómo estás?. Te llamo de parte de Mariano, para recordarte que el compromiso adquirido por ti, para figurar como candidata a la Alcaldía, es innegociable. Tu misma lo acordaste con Floriano y con Arenas, y así consta en el informe que elevaron al Presidente y al Comité Electoral. Y me han encargado en la Permanente que te lo comunicara. Y así lo hago, con alguna desgana, bien lo sabes«.
– «Pero vamos a ver, Lola, ¿Cual es el problema de compatibilizar la Alcaldía con la Presidencia del partido en Madrid? Yo a Mariano, cada vez lo entiendo menos. Más bicefalia que la suya no hay ninguna; y no veo por qué tiene que preocuparse por mi doblete y no por el suyo. El sabía que, agotada y amortizada Ana como candidata en Madrid, yo me había postulado con la mejor intención. Ni más ni menos.
Nada más que cerrando filas y no dando espectáculos improcedentes, como los de los vecinos socialistas de Callao contra los vecinos socialistas de Ferraz. Además, tampoco tenemos nosotros en el partido el jueguecito ese de las primarias.
Aunque por lo visto, tampoco acaban de funcionar bien del todo. Así que, yo asumí ser candidata, pero la Presidencia del Partido en Madrid no está ahora mismo en juego y no creo que deba de tocarse. ¿Vamos creo yo? ¿O es que vamos abrir más debates en un año tan complicado de citas electorales como éste? Y con el Gürtel en el aire, para colmo«.
– «Yo, Espe, no quiero entrar a discutir contigo sobre el problema de la compatibilidad. Que bastante tengo yo en luchar por mi compatibilidad como Secretaria General y Presidenta de Castilla-La Mancha, frente a las tarascadas de Soraya y sus sombras regionales. Que lleva un tiempo increíble. Se le ha subido la Vicepresidencia a la cabeza. Y yo sé por lo que trabaja en el futuro«.
– «¡No me hables de Soraya, por favor! a mí las mosquitas muertas, me ponen de los nervios. Además, que a punto estuvo de frustrar mi candidatura, con el coqueteo de Alcaldía sí, Alcaldía no. ¡Lo que faltaba! Habría sido Alcaldesa y Vicepresidenta. Mariano se lo permite todo. Cuando a las demás, ya lo ves«.
– «Pero, ¿qué les digo?«.
– «De momento nada. Que esperen a los resultados y luego hablamos. Y si no están de acuerdo Mariano y Soraya, me retiro como candidata. Y que busquen a otro o a otra. ¡Al Cobo ese mismo urdidor!, que no quiere nadie. Pero de momento yo sigo de Presidenta del Partido en Madrid. Bastante daño han hecho con la operación de Ignacio «.
– «¿Mi marido?«.
– «No tonta, Nacho González. Mi ex número dos y el ‘presi’ actual de la Comunidad. Que lo han fundido, sin piedad. Claro que sabiendo que la Cifuentes, bebe las aguas de Soraya, te lo explicas todo. Es como si a tí, si no fueras Secretaria General del Partido, te hubieran laminado y hubieran preferido a García Tizón o de Grandes, como candidato para Castilla-La Mancha«.
– «Pero Espe, ¡qué cosas dices!».
– «Lo que oyes guapa, y ves tomando nota».
Periferia sentimental
José Rivero
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