Pilar Zamora.- Me gustan los colores vivos y luminosos. No me gusta cuando para hablar de nosotras se utilizan colores pastel. Como mujer reivindico la alegría de serlo y la fuerza de compartirlo. La consecución de objetivos implica la asunción de tareas y las mujeres llevamos muchos años trabajando de forma incansable para conseguir ser ciudadanas de pleno de derecho. Todavía no lo somos.
Primero, porque se nos asesina por el solo hecho de ser mujeres y porque en la cabeza de algunos hombres somos un objeto de su propiedad. Por otro lado porque tenemos que trabajar más, demostrar más, esforzarnos más y dedicar más tiempo a un trabajo por el que se nos paga menos. Y porque algunos muy poco inteligentes, piensan que no podemos conseguir aquello que nos propongamos.
Poco a poco vamos recorriendo el camino de la igualdad. Determinadas decisiones políticas lo han ido allanando, pero últimamente se ha llenado de obstáculos porque a los gobernantes que por desgracia tienen hoy el poder, no les importan las políticas de igualdad y les parecen la “maría” que no necesita ni interés ni recursos.
Recortar en políticas de sensibilización, recortar en prestaciones, recortar en recursos para luchar contra la violencia de género nos ha puesto piedras muy grandes en el camino. Por eso debemos estar unidos, hombres y mujeres, para empujarlas y despejar el paso.
La lucha, la reivindicación, la visibilización de la mujer nos compete a todos y a todas. Los colectivos que han hecho de estos elementos su razón de ser deben permanecer unidos, remando en el mismo rumbo y sin perder en ningún momento la dirección.
Mujeres libres e iguales hacen sociedades que avanzan. Y yo quiero una sociedad así, llena de mujeres que no temen por su integridad física ni por su vida. Llena de mujeres que desarrollan sus capacidades intelectuales sin trabas. Con mujeres que desempeñan sus trabajos y cobran dignamente por ello. Mujeres en la casa, en la calle, en la política. Mujeres ocupando el espacio público. MUJERES.
