En España, tarde o temprano tenía que ocurrir. Y ha ocurrido. Los antiguos trabajadores de Barclays han intentado desenmascarar a su mayor enemigo, que no es otro que los sindicatos de clase, es decir, UGT y CC.OO.
Se trata del caso “CaixaBank-Barclays”. El ERE diseñado por CaixaBank al objeto de aplicarlo en Barclays ha provocado un gran conflicto laboral sin apenas precedentes en el sector bancario español. Y, probablemente, tampoco habrá muchos antecedentes similares en nuestro mercado laboral a nivel global.
Porque, desde que se anunció el ERE, la plantilla de la antigua Barclays Bank SAU (la entidad absorbida por CaixaBank), no está conforme con la labor de su comité de empresa, integrado y representado por UGT y CC.OO. Tanto es así, que algunos ex-trabajadores de Barclays propusieron confiar la representación laboral, al objeto de desarrollar las negociaciones del citado ERE, a un asesor externo. Al objeto de defender sus derechos con muchas más garantías.
La razón de estas continuas discrepancias radica en la no coincidencia entre los oscuros intereses de los sindicatos y las demandas de los ex-trabajadores de Barclays. En otras palabras, el comité de empresa, tradicionalmente, ha priorizado el mantenimiento del estatus, la posición, los privilegios, etc., de sus propios miembros. Además de velar en primer lugar por los intereses corporativos y de índole económica de los sindicatos UGT y CC.OO. Olvidándose, continuamente, de las reivindicaciones de los trabajadores de Barclays.
No es sorprendente, tanto en cuanto los comités de empresa suelen defenderse a sí mismos en las negociaciones de los ERE´s. Y blindar ventajosamente a sus integrantes. Por el contrario, los trabajadores se convierten en nuevos parados y se marchan se la empresa en condiciones menos ventajosas.
Esta situación es bien conocida por multitud de compañías, de todos los sectores productivos, que han pasado por la dificultad de llevar a cabo un ERE en España. Sin embargo, pocas plantillas tienen la valentía de hacer frente a estos mafiosos sindicalistas de clase, amparados por una empresarialmente anticompetitiva legislación laboral, unas millonarias e indignantes subvenciones públicas y los diferentes y cobardes gobiernos españoles. Pero, excepcionalmente, los ex-empleados de Barclays están luchando contra estos parásitos sociales y laborales.
Recordemos que, actualmente, Barclays se ha convertido en una filial de CaixaBank. Puesto que en septiembre de 2014, el banco español compró al banco británico su negocio en España y relativo a la banca minorista, gestión de patrimonios y banca corporativa-privada. Todo ello, ha supuesto la absorción de 550.000 clientes, una red de 270 oficinas y cerca de 2.400 empleados. El ERE mencionado es fruto de esta absorción, y el mismo pretende prescindir, en principio, de aproximadamente 1.120 trabajadores.
Y no olvidemos que las circunstancias de este último ERE son peores respecto a otros dos ERE´s anteriormente sufridos por Barclays, cuyas condiciones fueron aceptadas sin reparos por el comité de empresa actual.
Además, en este nuevo ERE existen muchas sombras económico-laborales, puesto que CaixaBank ha aplicado sus criterios contables a Barclays, que ha registrado, en virtud de ello, pérdidas. ¿Podría tratarse de una operación de ingeniería contable al objeto de justificar un ERE por causas económicas? ¿Qué posición adoptará esta vez el comité de empresa?
Al margen de lo anterior, cada vez más españoles piensan que UGT y CC.OO., son parte fundamental y representan fielmente a nuestro sistema corrupto, parasitario, comisionista, clientelar y, por supuesto, subvencionado, que ha hundido a la economía productiva para mantener a la España subvencionada.
Los sindicatos de clase son, junto al funcionamiento antidemocrático de los dos principales partidos políticos, la malévola ley electoral, la politización de la Administración, la Justicia al servicio de la partitocracia, la corrupción política institucionalizada, etc., el principal problema de nuestro sistema político-económico.
Si los asesores políticos retratan al parasitismo que impregna a nuestra casta política corrupta, los liberados sindicales representan la corrupción sobre la que gravitan los sindicatos de clase españoles.
Las subvenciones públicas, provenientes de los impuestos de los españoles, que sirven para mantener tanto a los políticos como a los sindicalistas, son una de las fuentes de las que bebe la corrupción político-sindical en España.
Los sindicatos de clase solo persiguen el objetivo de lucrarse. Y son capaces de cobrar porcentajes económicos sobre cada despido. Aliarse con la empresa si ello les produce beneficios, aún perjudicando de esta manera a sus representados, es decir, los trabajadores. Negociar las condiciones de un ERE únicamente en función de sus espurios intereses. Etc.
¿Cuántas empresas han cerrado por culpa de los sindicatos de clase?
Tanto la corrupción de los ERE´s andaluces. Como el fraude de los cursos de formación en Andalucía. Y las tarjetas Black de Bankia. Son las señas de identidad de los sindicatos de clase en la actualidad.
Lucio A. Muñoz
La columna de Lucio A. Muñoz
Sería más difícil que esto ocurriera con un modelo sindical como el alemán, menos políticodependiente.
Por cierto, la tasa de paro en Alemania está en el 7%; la de España en el 20 %. Evidentemente, el sindicalismo español no funciona. Al menos, con la estructura que posee. y, ¿se ha planteado acaso modificar el sistema? Quia, ¿cómo prescindir de la mamandurria? La tarea del negro, como en el mus, es la de rehacer toda esa legislación ineficaz y compuesta no para resolver los problemas, sino para sacar partido de ellos.
El sindicalismo español ha seguido la misma trayectoria que el sistema político. Tiene los mismos problemas y representa a los mismos españoles. Es decir: a ellos mismos.
Soy firme defensor de la existencia de los sindicatos (de verdad) pero, visto lo visto hasta hoy, vista la trayectoria judicial de los mismos, su papel en los diferentes ERES, en los que casi siempre han beneficiado solo a sus dirigentes y cómo miran hacia otro lado cuando les salen los casos de corrupción, creo que deberían hacer un reset y echar a muuuucha gente que solamente está afiliada y con cargo para su propio interés personal.
Ahora mismo solo son un ejemplo más de mugre y podredumbre, como los dos partidos ¿Mayoritarios? Están enrocados, a la defensiva y creyendo que van a salir indemnes. Pero van de cráneo. el problema es que el sindicalismo y la defensa de los trabajadores es la que saldrá perdiendo con el palo que se van a llevar.
Echemos a bastonazos a toda la carcundia corrupta y chupóptera que desprestigia todo lo bueno que encierra el sindicalismo. Yo, tan izquierdosa como soy, no simpatizo demasiado con el sindicalismo actual. Desde Antonio Moreno, no he conocido a un sindicalista honrado. Pero seguro que los hay. Y, pese a sus malas prácticas , no disparemos al pianista. Los ricos y poderosos demuestran que son insaciables. Se darán baños de agua bendita, pero son los «malos» de la peli.
Yo hablaría de sindicalismos más que de sindicalismo. Con independencia de las consideraciones en sentido amplio de lo que significa la representación de los trabajadores, hay algunos sindicalismos absurdos como el de la administración pública (la que conocemos como burocrática, no las específicas: sanidad, educación, etc…). La organización de recursos humanos en muchas de estas instituciones es una verdadera merienda de negros, a los sindicatos habituales hay que añadir sindicatos de «profesionales». Entre todos, por la debilidad y el consentimiento -a veces participación- de los responsables, se organizan festines de reparto de prebendas realmente inconcebibles.