Eusebio Gª del Castillo Jerez.- Agnieszka Sloma se encerró con sus dos hijas en busca de ayuda en el Ayuntamiento tras ser desahuciada el martes 17 de febrero por no poder pagar el alquiler de su vivienda. En el vestíbulo de la Casa Consistorial denunciaba ante los medios de comunicación que, tras perder su trabajo en mayo del año pasado, no había recibido ninguna ayuda y que no había encontrado nada más que trabas a pesar de que su caso es el de una mujer víctima de violencia de género. Una semana después continúan «en la misma situación de abandono».
Tras el revuelo mediático generado por la acción desesperada que llevó a cabo esta mujer maltratada parecía que, en las administraciones competentes en la materia – Ayuntamiento, Diputación y Junta de Comunidades- comenzaban a abrirse puertas hasta entonces cerradas.
Agnieszka y su pareja, José Francisco, comentan que la situación, ya de por sí peliaguda, se complicó porque, al abandonar la vivienda, dejaron allí prácticamente todas sus pertenencias creyendo que podrían acceder a ella para recogerlas después. En el piso se quedaron sus enseres personales, gran parte de la documentación que necesitan para tramitar las ayudas e, incluso, la mascota de las niñas (un ratón). «El casero nos cerró el piso y no hemos podido recoger nuestras cosas». Aseguran que terceras personas han tratado de convencerle pero que «no ha habido manera». Respecto a este asunto, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca les ha asistido en la redacción de un escrito que presentaron en los Juzgados con el fin de se les permita acceder a la vivienda a recoger sus cosas. No obstante, confiesan que no tienen muchas esperanzas de que prospere. Se encuentran en una situación en la que todo parece ponerse cuesta arriba.
Sin documentación a mano, durante toda la semana han tratado de recopilar papeles e información. «A la Seguridad Social, al médico, al Ayuntamiento, al colegio de las niñas… hemos ido de un sitio para otro pidiendo favores». A pesar de sus esfuerzos, sienten que se han dado de bruces con la burocracia. «Simplemente para entregar una carpeta de papeles nos han citado para dentro de una semana». Esta circunstancia les ha desalentado. «Nos están dando largas», lamentan. «En una semana la gente se olvida del asunto y aquí nos quedamos».
«Mientras no podamos presentar la documentación estamos en un limbo». Entienden que los servicios municipales tienen que atender a muchas personas pero les ha «dolido mucho» que no hayan sido sensibles a su situación. «Nos da la sensación de que no nos van a hacer caso», piensan.
Además, según relatan, la experiencia del encierro en las dependencias municipales acabó de forma traumática. «El Ayuntamiento no solo no nos prestó a ayuda sino que nos denunció por abandono al servicio de menores porque no teníamos dinero ni casa y las niñas no podían estar en la calle. Vinieron a por las niñas pero pudimos demostrar que teníamos casa, que no iban a estar en la calle y, aunque pocos recursos, teníamos familiares y arraigo y podíamos defenderlas». Aun así, cuentan, les «metieron el miedo en el cuerpo».
Durante unos días permanecieron en casa de unos amigos y actualmente se alojan en un hostal porque les está resultando imposible encontrar piso de alquiler. «Pasamos prácticamente el día en la calle. Las ayudas no llegan y seguimos en la misma situación de abandono», manifiestan afligidos.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha realizado gestiones para conocer si en próximas fechas esta mujer víctima de malos tratos podrá acceder a una vivienda social. Desde los servicios de la Junta de Comunidades les han informado que existen varios casos preferentes en lista de espera pero que quizá en el mes de abril le adjudiquen un piso. Sin embargo, Agnieszka y su familia no tienen muchas esperanzas. «Desde agosto del año pasado siempre nos dicen lo mismo: en unos meses, estáis en preferentes y ya os tocará…».