Cuánta milonga eufemística y enanismo de provincias para ir deshaciéndose poco a poco del paso del resucitado de García Donaire (perdonen la sincera opinión).
Un paso que nunca ha gustado a la grey ciudadrealita porque no es «bonito».., porque rompe con la sintonía imaginera e imaginaria de los pasos de pasión y con el gusto mitológico-cristiano inculcado por el cine de Cecil B. DeMille.
La primera idea difundida es que hay que retirar el paso porque está en mal estado y es un riesgo para la escultura y para su valor artístico. Supongo que otros pasos con más siglos de historia habrán sido restaurados sin más complicación que la meramente monetaria. Lo interesante ahora es que ya se empieza a leer la posibilidad de una nueva escultura, un nuevo resucitado.., un reresucitado. No se reconocerá que esta maniobra responde a la falta de interés por el conjunto escultórico, sino por respeto a todo él, a su valor artístico y a su autor. Todo ello aconseja retirarlo para que pueda perdurar. Pero lo cierto, intuyo, es que alguien ha decidido que el resucitado de García Donarie es demasiado moderno, no da buen rollo, no cuadra en el diseño artístico de la semana santa ciudadrealita. Que después del realismo sufriente de los cristos pasionarios, el relato semanasantino no puede cerrarse con una imagen poco triunfante, de mirada perturbadora, casi pavorosa. El nuevo resucitado, que llegará sin duda (si no está ya esculpido y almacenado en algún lugar) será todo fastuoso, superbonito, lleno de majestad, que dé gusto pasearlo y mirarlo.., no como éste, hierático, sobrio, donairesco pero sin donaire.., que deja un poso de incertidumbre, de inquietud, de desasosiego.., impropio para un domingo familiar que debe culminar con paz de espíritu en alguna taberna del pueblo.
El resucitado de Donaire quizás sea la obra de más calidad artística de todo el plantel semanasantino porque nos deja la sensación de que la mitología cristiana que se cierra con él no es un punto y final complaciente, sino el principio de algo impreciso que cada cual tendrá que desentrañar en su interior. Esa capacidad para desconcertar y para trascender la iconografría tópica y fácil de sangre, sudor y lágrimas, propia de la escultórica cristiana, es la que le da verdadero mérito a esta gran obra. Un escultura de factura moderna y propia del siglo XXI está de más en la semana santa ciudadrealita que se debe a otros referentes espaciotemporales. Por tal razón la decisión de retirarlo de la circulación quizás sea la más acertada. Que se guarde en un museo o capilla para su contemplación habitual, y que en su lugar salga al escenario un resucitado guay que devuelva el sosiego a los abúlicos paseantes.
Alberto Muñoz
Con los ojos bien abiertos
En el Lanza del 2 de abril de 1958, ya se anunciaba la tormenta con un suelto de Benjamín Alarcón, ‘El Resucitado de Donaire’. Dos años más tarde comenzó el diluvio, al procesionar el paso y resultar problemática la figuración de Donaire, que venía a plantear el debate abierto en esos años sobre la Figuración Religiosa. Pueden consultarse mis reflexiones de 1998 sobre tal aspecto en el ‘El sentido de la mirada’. Creo que tras la andadura del siglo XXI, volvemos a ese enclave de los cincuenta del siglo pasado.
Oh, dicho de manera más vulgar: En CR cuánto más rancio, más popular…
Desde luego, estará contento Donaire con las altas esferas «abúlicas» que hacen los Desaguisados con la obra de este artista. Como si en CR estuviésemos sobraos…
lAS ESCULTURAS DE D.ALBERTO GARCIA DONAIRE,SON MAJESTUOSAS,COMO ESCULTURAS, PERO COMO IMAGENES PROCESIONALES EN EL ENTORNO BARROCO EN EL QUE NOS ENCONTRAMOS, LA VERDAD ES QUE NO TIENEN MUCHO QUE DECIR-ASI QUE A DIOS LO QUE ES DE DIO Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR.
SI DE HUBIESE DEPENDIDO JAMAS HUBIERA PROCESIONADO EL GRUPO ESCULTORICO AL QUE NOS REFERIMOS, PERO SI ESTERIA ESPUESTO EN CUALQUIER ESPACIO PUBLICO DIGNO Y AMPLIO DONDE SE PUDIERA LUCIR COMO UNA GRAN ESCULTURA QUE NO IMAGEN PROCESIONAL, AUNQUE A ALGUNAS PERSONAS LE PAREZCA LO MISMO.
OERDON. dIJE : aLBERTO, SABIENDO QUE ERA JOAQUIN.
PERDON. dIJE : aLBERTO, SABIENDO QUE ERA JOAQUIN.
Ciudad Real, la ciudad de las apariencias……
así que era eso…