La vida como un bolero

Me digo esto, de la vida cantada y de la vida tarareada, como le gustaría a Pedro Almodóvar que tiene alma de bolero ahumado; como le ocurriera también a Manolo Vázquez Montalbán, en sus crónicas sentimentales de la España de los sesenta mirando en el pozo negro de la sentimentalidad ahumada de la larga, muy larga, posguerra.Me digo esto de la  nueva sentimentalidad no sé si ahumada ya, al captar y sopesar el lema de campaña de Pilar Zamora, candidata del PSOE en las próximas elecciones municipales de Ciudad Real. Ya veremos el eslogan de campaña de Rosa  Romero, inédito aún, pero capaz de emular la yenka o el twist, por lo del movimiento sin movimiento (adelante y atrás); por parecer que se mueve estando quieta, como muestra de un carnaval inquietante; o por parecer que vuelve cuando bien cierto es que se va lejos en el próximo noviembre electoral. El eslogan de Carmen Soánez, todavía no sabemos de qué color será, ni si «será una rosa o será un clavel, el mes de mayo te lo diré«. Pero, por ahora ni Ganemos, ni IU mostrarán sus vestiduras y cartelerías, esperando a la recuperada ‘casa común’ .

Por ahora sólo tenemos noticias de Zamora, quien, en un esfuerzo meritorio, ha dado inicio a la precampaña electoral con un eslogan tan prometedor como criticable. Ella y su equipo de campaña, han tomado la decisión de proponer como santo y seña de su programa un sentimental ‘A tu lado’. Que quiere reflejar la proximidad que se proponen practicar como guía de actuación, y por tanto como oferta electoral; pero no sabemos qué pretende significar esa pretensión de proximidad.

Una proximidad enunciada que se quiere contraponer al aislamiento y a la altanería que se suele ejercitar por los titulares de los puestos de representación pública una vez poseídos. Titulares de cargos públicos, que una vez llegados a término y a plaza, crecen olvidando sus orígenes y sus promesas, y se acomodan en una suerte de nube algodonosa, de autocomplacencia y de servilismo, o de torre ebúrnea muy ventilada desde lo alto.

La otra cuestión es si será posible practicar la proximidad con los ciudadanos, cuando el desempeño propio del puesto público, ya introduce dosis inefable de distancia, de altura, de aislamiento y de lejanía. ¿Será la proximidad el cafelito mensual, inventado por la alcaldesa de Puertollano, Maite Fernández? Rara proximidad de barra y velador, pero nada más. Distancia, altura, aislamiento y lejanía, Y a veces también, permanencia obstinada en el puesto, que es otra forma de alterar la proximidad y de elevar la distancia. Factores todos ellos, a los que llaman ya como imponderables de ese desempeño; o si se quiere como la carga del cargo, aunque sea una carga gustosa y buscada por ellos. Por lo que ese enunciado abierto, que se formula en tiempos de vísperas y de proclamas, no deja de ser sino un brillante oxímoron; esto es una afirmación imposible o un asunto impracticable.

Se dice, por consiguiente, lo que no haría falta enunciar, al ser algo evidente y connatural; o se dice también, para subrayar el incumplimiento por parte del rival en ejercicio. Si Pilar Zamora anuncia proximidad, es que Rosa Romero, a juicio de la proponente, practica la lejanía y la distancia. Y  es que la declarada proximidad al ciudadano, como la honradez y la capacidad, deberían de sobreentenderse que existe en el cuerpo y en el alma de los políticos, y no adjetivarse como atributos singulares y muy deseables.

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La cuestión, pese a todo, más perniciosa de este universo de los mensajes políticos y de las señas electorales con eco de ida y vuelta, no es lo que se dice o se propone para no ser cumplido, sino el relato metafórico de un viaje verbal. Viaje verbal y giro lingüístico que tiene que ver con el acelerado carácter mercadotécnico de lo electoral, y con la gran semejanza adquirida con ese universo del ‘compro y vendo’. Cada vez más, la comunicación política se asemeja más y más a los supuestos del mercado publicitario, como dos gotas de agua embotellada y precintada de forma parecida.

Piénsese en el cambio sostenido en los diversos supuestos de la comunicación política: desde el paleolítico ucedeo de 1977 del ‘Habla pueblo habla’, al no menos antiguo de ‘Entra en el Ayuntamiento’ del PCE en 1979. Por no olvidar los llamados al coro de ‘Socialismo es libertad‘ del PSOE en 1977 y el afamado mantra de ‘Por el cambio’, de ese mismo partido en 1982. O el no menos socorrido, ‘Es hora de soluciones’ de Alianza Popular en el mismo año de 1982; y que en 1983 en las elecciones municipales, enunciara aquello campanudo de ‘Nuevos tiempos’; que contraponía al cantable memorable de Golpes Bajos ‘Malos tiempos para la lírica’. Pues eso, la política cantada, frente a los viejos cantos de la política.

Entre estos mensajes pedagógicos, imperativos y algo abstractos, y las piezas del presente empequeñecido, hemos ido perdiendo la inocencia, pese a que los mensajes sean cada vez más inocentes y más personales, como si de perfumes de la inocencia interior se tratara. Casi como voces íntimas que susurran y ya no claman o gritan, que es lo que pedían los eslóganes aguerridos de antes, con aromas de combate y de victoria segura. Pasando de esta forma de los viejos gritos a los nuevos y suaves susurros, como si de una película de Bergman se tratara.

Así disponemos de piezas de mensajes variados, como ‘En la buena dirección’ del PP, como lema permanente del presente, que podría ser igualmente un mensaje de la Dirección General de Tráfico o de un repertorio del peligroso ‘Turismo de aventuras‘. Rarezas también pasadas, como el ‘Mais‘ a secas, del PP gallego; o el ‘Ahora más que nunca’ del PP vasco, con un Basagoiti en primer plano y en ejercicio de salirse del cartel.  O ese trabalenguas del PSOE en 2008, ‘Si tu no vas, ellos vuelven‘. Que comienza a parecerse peligrosamente a la letra de un cantable de hondonadas sentimentales, del tipo ‘Si tú me dices ven, lo dejo todo’. Aunque advertida la pifia de la sentimentalidad cantable, en 2011, se tratara de rectificar con la solemnidad profesoral del rubalcabiano ‘Escuchar, hacer, explicar’. Que ahora, retoma en la parte central y con menos solemnidad Pedro Sánchez, para quedarse en un sólo ‘Hacer‘. Pero claro se pueden hacer muchas cosas, no se trataría sòlo de ‘Hacer’, sino de ‘Hacerlo bien’. Pero eso es ya un juicio dividido; bien o mal, depende de quién enjuicie y formule. Como la vida misma, vista en un espejo. O , ¿por qué no? la vida como un espejo de otra cosa. Como un bolero, mismamente. La suerte de esa trilogía de 2011 se ha prolongado hasta 2015, con VOX, partido nuevo con discurso viejo, que ha sustituido el infinitivo explicativo por la tercera persona discursiva del: ‘Habla, Convence, Actúa’. Donde podría establecerse una correlación no de los tiempos verbales, sino de los enunciados formulados e inexplicados. ¿Es lo mismo el ‘Hacer‘ que el referido ‘Actúa‘?

Por ello, habría que explicar incluso, las recurrencias e imitaciones de citas, modelos, eslóganes e ideas fuerza, como reflejo de la línea sinuosa que potencialmente separa a los promotores de ambos lados del camino, como las dos gotas de agua embotellada. Así Podemos, en ¡2015!, utiliza el motor continuo de ‘El cambio‘ con su consigna maquinista de ‘Empieza el cambio‘; un cambio soleado tempranamente en 1982 por el PSOE (‘Por el cambio’) y aventado en 2011 por el PP (‘Súmate al cambio’). Hay similitudes ciertas y verdaderas, como las ya citadas, del PSOE en 2008, (‘Si tú no vas, ellos vuelven’), retomada literalmente por el PP de Euskadi en 2011 (‘Si tú no vas, ellos ganan’). También el ‘Revélate‘ de Ciudadanos en 2008 y de IU en 2011.

Por eso no me extraña el ‘A tu lado’ zamorano, olvidando el ‘Hacer‘ de Sánchez; un lema el de Pilar Zamora, que se orienta en la clave de la ‘Nueva sentimentalidad‘, como si de una nueva corriente poética, más que política, se tratara. Así, entre ‘Nuestra prioridad’ del PP en Andalucía, a ‘#Yo con Susana’ del PSOE andaluz, sin olvidar el ‘Nos importas tu’ de Ciudadanos, componen el sendero de las nuevas claves de la comunicación política. Claves que  beben del vaso de la sentimentalidad de coplas moradas (‘A tu vera’) y de canciones amoratadas (‘Al lado, justo al lado, vive…‘); viejas tonadas y en desuso, como si nada hubiera pasado en estos años de acero y azufre. Incluso hemos perdido la inocencia que nos reclamaba Zapatero en 2004, cuando decía ‘Motivos para creer’. ¿Creer, en quien creer? y ¿cómo creer? Además del definitivo  ¿Por qué creer?

Es posible, por ello, que pueda hacerse un relato cabal y creíble de lo que hemos sido, de lo que somos y de lo que seremos, desde la clave explicatoria de los eslóganes puestos en juego, y en largo ejercicio de profecías políticas y videncias electorales. Igual que hizo Vázquez Montalbán con su ‘Crónica sentimental de España‘, descubrir el carácter fundamental de la letra de un bolero en la construcción de un imaginario colectivo y social. Como ahora hacemos, construir otro imaginario colectivo desde la fraseología electoral. y por ello, llegamos al final desde el principio. Desde la arqueología del pensamiento al submarinismo del sentimiento. Y desde el himno marcial y en formación, al bolero susurrado a media luz. Y es que nos ‘hacemos‘ mayores, sin saberlo.  Y sin explicarlo.

Periferia sentimental
José Rivero